europa-azul.es
lunes, diciembre 8, 2025
Inicionoticias de pescaUE, Noruega y Reino Unido pactan fuertes recortes de cuotas en el...

UE, Noruega y Reino Unido pactan fuertes recortes de cuotas en el Mar del Norte para 2026

El acuerdo fija las posibilidades de pesca “en línea con el rendimiento máximo sostenible”, introduce un nuevo plan a largo plazo para el arenque y recorta en torno a un 44 % la cuota de bacalao, evitando el cierre total de la pesquería.


La Unión Europea, Noruega y el Reino Unido han cerrado el acuerdo sobre las posibilidades de pesca en el Mar del Norte para 2026 tras unas negociaciones marcadas por la tensión entre las exigencias de conservación y la presión socioeconómica de las comunidades pesqueras. El pacto establece los Totales Admisibles de Capturas (TAC) de las principales especies compartidas —bacalao, eglefino, carbonero, merlán, solla y arenque— y asegura para la flota comunitaria varias centenas de miles de toneladas de capturas valoradas en cientos de millones de euros.

Las autoridades implicadas destacan que todas las posibilidades de pesca se han fijado en línea con el rendimiento máximo sostenible (RMS) y que el acuerdo aporta previsibilidad al sector de cara a 2026. Sin embargo, el detalle de las cifras anticipa un año especialmente duro para la pesca demersal del Norte, con recortes de dos dígitos en especies clave y un refuerzo de las medidas de control y recuperación.


Un bacalao al borde del cierre, pero con cuota mínima

El punto más delicado del paquete es el bacalao del Norte, convertido desde hace años en símbolo del conflicto entre ciencia, flota y ecologistas. El asesoramiento científico más reciente había planteado la posibilidad de fijar cero capturas para 2026 en el Mar del Norte, Skagerrak, Canal de la Mancha oriental y aguas adyacentes, ante el estado crítico de una parte del stock.

Esa recomendación de cierre total fue contestada con dureza desde el sector pesquero del Norte de Europa, que advertía de un golpe millonario para comunidades enteras y de un incremento inevitable de los descartes en una pesquería mixta donde el bacalao aparece como captura accesoria en múltiples artes.

El acuerdo final se sitúa a medio camino: no hay cierre total, pero sí un recorte muy severo. El TAC global de bacalao para 2026 se reduce en torno a un 44 % respecto a 2025, con una parte mayoritaria asignada al propio Mar del Norte y un reparto entre las tres partes basado en criterios históricos. Esta rebaja se acompaña de un paquete de “medidas de remediación”: cierres espaciales y temporales reforzados, más cierres en tiempo real y reglas más estrictas sobre capturas accesorias en las pesquerías de arrastre mixtas.

El mensaje político es claro: se evita apagar por completo la pesquería, pero se acepta que la ventana de explotación se estrecha al máximo y que cualquier incumplimiento podría desembocar en restricciones todavía más drásticas en los próximos años.


Arenque: nuevo plan de gestión y recorte del TAC

El arenque de otoño del Mar del Norte y áreas conexas es el segundo gran capítulo del acuerdo. Las tres partes han consensuado una estrategia de gestión a largo plazo para este stock, que se aplicará tanto en el Mar del Norte como en Skagerrak y Kattegat, con el objetivo de estabilizar la biomasa y reducir la volatilidad de los TAC anuales.

Para 2026, el TAC de arenque sufre una rebaja significativa, alineada con las señales de precaución de los últimos años. La reducción se produce en un contexto de costes operativos disparados y de creciente competencia por el espacio marino, especialmente por el desarrollo de parques eólicos offshore, que compiten con la flota por las mejores zonas de pesca.

El acuerdo incluye además una extensión del acceso de buques de una de las partes a aguas de otra en determinadas zonas del Norte, un elemento clave para mantener la viabilidad de algunas pesquerías pelágicas y compensar el declive de otros stocks, como el arenque de ciertas áreas del Báltico.


Recortes generalizados en las demersales mixtas

Más allá del bacalao y el arenque, las posibilidades de pesca de otras especies emblemáticas del Mar del Norte también se endurecen. Los TAC de carbonero y arenque experimentan recortes de dos dígitos, mientras que el eglefino se mantiene prácticamente estable o con ajustes leves, dentro de los márgenes del RMS.

En el caso de la solla y el merlán, las rebajas son más moderadas, pero se inscriben igualmente en una lógica de mayor precaución. En las pesquerías mixtas del Norte, donde un mismo viaje de pesca combina varias especies, el riesgo es que una “especie cuello de botella” con poca cuota —como el bacalao— obligue a detener toda la actividad aunque otras poblaciones presenten un mejor estado biológico.

Las organizaciones del sector llevan años alertando del choque entre un enfoque científico basado en stocks individuales y una realidad operativa construida sobre pesquerías mixtas. Aplicar de forma rígida el consejo mono-específico en este contexto puede traducirse en cierres de facto para flotas que necesitan un mosaico de especies para ser rentables.


Ciencia, flota y ONG: una brecha que crece

El manejo del bacalao del Norte simboliza una brecha creciente. Por un lado, los científicos insisten en que, sin reducciones drásticas e incluso cierres temporales, una parte del stock podría tardar años en volver a niveles seguros. Por otro, las flotas afectadas advierten de que una transición demasiado brusca puede resultar letal para comunidades que ya afrontan la presión del combustible caro, la falta de relevo generacional y la competencia de otros usos del mar.

Las organizaciones ambientalistas, por su parte, subrayan que este stock ya perdió en el pasado certificaciones de sostenibilidad precisamente por haberse permitido durante años cuotas por encima del consejo científico. Desde esta perspectiva, incluso el recorte del 44 % del TAC de bacalao para 2026 se considera insuficiente frente a la recomendación de cierre total, y se teme que la recuperación se retrase más allá de los objetivos inicialmente fijados.

En medio de estas posiciones, los gobiernos enfatizan que el acuerdo de 2026 respeta el RMS, refuerza las medidas de control, apuesta por planes de gestión plurianuales y trata de compatibilizar el rigor científico con una senda de adaptación gradual para la flota.


Impacto para la flota europea y la industria

El acuerdo tiene consecuencias directas para las flotas de varios Estados de la UE con fuerte presencia en el Mar del Norte —especialmente del norte y centro de Europa—, que verán reducidas sus posibilidades sobre especies de alto valor comercial. Para muchas empresas, estas cuotas representan una parte esencial de su actividad y de su capacidad de abastecer a la industria transformadora de productos pesqueros.

En el ámbito comunitario, y también en el británico y noruego, el debate se desplaza ahora hacia el reparto interno de las cuotas reducidas y hacia las posibles medidas de acompañamiento: planes de desguace, ayudas al combustible, incentivos a la modernización de artes, apoyo al relevo generacional o refuerzo de la acuicultura como fuente complementaria de suministro.

Para países con menor presencia directa en el caladero, el impacto se notará sobre todo en el aprovisionamiento de materias primas para fileteado, salazón, congelado y elaborados de bacalao, eglefino o arenque, en un momento en que la industria europea compite con fuerza con las importaciones de terceros países.


Próximos pasos y horizonte político

El siguiente paso será la incorporación formal de estos resultados al reglamento de posibilidades de pesca para 2026 en el seno de la UE y la adaptación de los marcos normativos internos en los otros dos socios del acuerdo. Paralelamente, continuará la discusión sobre cómo integrar de mejor manera las pesquerías mixtas en los modelos de gestión, cómo combinar objetivos biológicos y sociales y cómo coordinar la planificación del espacio marítimo para que la expansión de las energías renovables no estrangule aún más a la flota.

El acuerdo sobre el Mar del Norte para 2026 confirma, en todo caso, un giro que parece irreversible: más disciplina formal respecto al RMS y los planes de gestión a largo plazo, más exigencias de control y más presión sobre los segmentos de flota que dependen de especies sensibles. El reto ahora es que esa transición hacia una pesca plenamente sostenible no se traduzca en una desindustrialización silenciosa de pueblos y puertos que han vivido del mar durante generaciones.

Artículos relacionados

Lo más popular