La “Río Antas”, sexta unidad suministrada por el astillero moañés, alcanza más de 60 nudos y se destinará a misiones de vigilancia y control marítimo
El astillero moañés Aister ha dado un nuevo paso en su consolidación como referente estatal en construcción naval en aluminio para seguridad y defensa con la entrega de una nueva patrullera de alta velocidad a la Guardia Civil. La embarcación, bautizada Río Antas, se incorporará a las labores de vigilancia, control marítimo e intercepción del narcotráfico bajo la Jefatura del Servicio Marítimo del cuerpo.
Se trata de la sexta patrullera construida por Aister para la Guardia Civil, un hecho que confirma la confianza de Interior en el astillero de Moaña y en su modelo HS60, una interceptora específicamente diseñada para operaciones rápidas en escenarios complejos como los que se dan en las rías gallegas o en rutas sensibles del tráfico de drogas.
Más de 60 nudos para misiones de alto riesgo
La Río Antas, de 18 metros de eslora, ha realizado en los últimos días sus pruebas de mar en la ría de Vigo, donde ha demostrado su capacidad para superar los 60 nudos de velocidad (unos 111 kilómetros por hora) gracias a su sistema de propulsión waterjet. Esta prestación es clave en la lucha contra el narcotráfico, donde la capacidad de respuesta inmediata y el seguimiento de embarcaciones rápidas tipo planeadora marcan la diferencia en las operaciones.
La patrullera está concebida para ofrecer a su tripulación una maniobrabilidad avanzada y un comportamiento dinámico óptimo en situaciones tácticas exigentes. Según detalla el propio astillero, la embarcación está preparada para ejecutar virajes cerrados y maniobras de alta precisión, esenciales en persecuciones, abordajes y tareas de intercepción nocturnas o con mala mar.
Casco de aluminio de alta resistencia y diseño específico
Fiel a la especialización que ha convertido a Aister en un actor singular dentro de la industria naval, la estructura de la Río Antas está construida íntegramente en aluminio de alta resistencia. Este material, más ligero que el acero y resistente a la corrosión, ofrece una combinación idónea de robustez, velocidad y eficiencia en consumo, especialmente importante en embarcaciones que operan de forma intensiva y en entornos agresivos.
Con capacidad para cuatro tripulantes, la patrullera ha sido diseñada poniendo especial foco en las condiciones de trabajo a bordo. Dispone de asientos ergonómicos con amortiguación, que reducen el impacto de los golpes de mar en la espalda y articulaciones de los agentes durante las navegaciones a alta velocidad, una cuestión clave para preservar la salud y operatividad de las dotaciones.
La embarcación cuenta además con doble puesto de gobierno: uno interior, protegido, y otro exterior con visibilidad de 360 grados, que facilita las maniobras de proximidad y las operaciones de vigilancia visual directa sobre embarcaciones sospechosas, playas o acantilados.
Refuerzo para la Guardia Civil y para la industria naval gallega
Con la entrega de la Río Antas, la Guardia Civil refuerza su capacidad operativa en la costa atlántica y otras zonas sensibles del litoral español, donde la presión del narcotráfico obliga a disponer de unidades muy rápidas, fiables y adaptadas a la orografía y condiciones de la mar. El nuevo barco se sumará a la flota de medios de alta velocidad que el cuerpo emplea en misiones de vigilancia de fronteras, control de tráficos ilícitos y apoyo a operaciones conjuntas con otros cuerpos y agencias internacionales.
Para Aister, la operación supone un nuevo espaldarazo a su apuesta tecnológica y a su posicionamiento en el segmento de embarcaciones profesionales de aluminio, un nicho en el que la firma moañesa ha ido ganando contratos tanto en el ámbito civil como en el de seguridad y defensa. Cada entrega consolida además la cadena de valor industrial y auxiliar de la ría de Vigo, en la que participan empresas de suministro, ingeniería, electrónica, hidráulica y servicios especializados.
La botadura y entrega de la Río Antas refuerza, en definitiva, una doble vertiente: por un lado, dotar a las fuerzas de seguridad de medios punteros para combatir el narcotráfico y otras formas de criminalidad marítima; por otro, afianzar el papel de los astilleros gallegos en la construcción de embarcaciones de alto valor añadido, capaces de competir en un mercado internacional cada vez más exigente.
