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viernes, diciembre 5, 2025
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La Comisión Europea constata la lenta recuperación económica de la flota pesquera tras el desplome de 2023

La Relación Económica 2025 confirma un punto de inflexión tras la crisis post-pandemia y energética, pero advierte de retos estructurales en costes, relevo generacional y competitividad

La Comisión Europea ha publicado la Relación Económica 2025 sobre la flota pesquera de la Unión Europea, un informe de referencia que radiografía la situación del sector dos años después de la fase más aguda de las turbulencias post-pandemia y de la crisis energética. Las conclusiones dibujan un escenario de recuperación lenta pero sostenida, tras un 2023 marcado como el peor año reciente en términos de márgenes y rentabilidad.

Según el documento, en 2023 la flota pesquera de la UE estaba formada por 70.280 buques, de los cuales 53.260 se encontraban en activo, con una capacidad conjunta de 1,15 millones de GT y 4,36 millones de kW de potencia instalada. A bordo trabajaban 119.479 pescadores, que equivalen a 73.974 unidades de trabajo anuales, un dato que confirma el redimensionamiento estructural del sector, compensado en parte por el peso de la pesca costera artesanal, que representa ya el 77 % de las unidades operativas.

La producción pesquera comunitaria alcanzó en 2023 los 3,39 millones de toneladas, con un valor estimado de 6.100 millones de euros en primera venta. Sin embargo, la combinación de caída de precios medios y volatilidad extrema de los costes —especialmente del combustible— dejó una rentabilidad mínima: el beneficio neto agregado se quedó en 59 millones de euros, lo que supone un descenso del 61 % respecto al ejercicio anterior y un margen cercano al 1 %. Bruselas señala 2023 como el punto más crítico de la serie reciente, aún condicionado por los efectos retardados del shock energético de 2022.

2024 marca un punto de inflexión

La Relación Económica 2025 apunta, no obstante, a un cambio de tendencia a partir de 2024. Las estimaciones recogidas en el informe muestran una mejora del beneficio bruto y un parcial reequilibrio del beneficio neto, apoyados en tres factores principales: la reducción del coste del carburante, la normalización gradual de la inflación y el reajuste al alza de los precios de algunas especies clave en el mercado europeo.

Este rebote, aunque desigual, se deja sentir en la mayor parte de los segmentos de flota. La pesca costera a pequeña escala, menos intensiva en energía y más vinculada a mercados locales o de proximidad, registra un incremento de rentabilidad más claro, mientras que las flotas más energívoras (arrastre y grandes unidades) muestran una recuperación más gradual, todavía lejos de los niveles anteriores a la crisis.

La pesca en aguas distantes mantiene una trayectoria positiva y continúa aportando una parte relevante del volumen desembarcado, si bien los márgenes de beneficio son ahora más moderados que en el pasado. Para la flota de gran escala, que cerró 2023 con beneficio neto negativo, el ejercicio 2024 supone un año de transición hacia márgenes operativos más sostenibles, según se desprende del análisis de Bruselas.

2025: estabilidad relativa, pero sin volver al escenario precrisis

Los datos más recientes que incorpora la Relación Económica 2025, correspondientes al presente ejercicio, dibujan un sector más estable que en el bienio anterior, aunque todavía en fase de consolidación. Las flotas europeas se benefician de un contexto macroeconómico menos volátil, de la reducción de los costes variables y de una demanda más previsible dentro del mercado único.

El informe subraya que no se ha recuperado todavía el escenario precrisis, pero identifica 2025 como un año de “normalización relativa”, con una mejora más uniforme entre cuencas marítimas y segmentos de flota. La brecha entre segmentos intensivos en energía y la pequeña pesca costera se reduce, aunque ésta última sigue mostrando mayor capacidad de resiliencia frente a los vaivenes de precios y combustible.

En términos de empleo, la tendencia a la reducción del número de pescadores se mantiene, pero de forma algo menos acusada. El documento recuerda que la dificultad para atraer relevo generacional y la competencia con otros sectores más estables y mejor retribuidos siguen siendo un cuello de botella estructural.

Resiliencia de la pequeña escala y retos de competitividad

Uno de los mensajes centrales de la Relación Económica 2025 es la resiliencia de la pesca a pequeña escala, que aparece como columna vertebral del modelo productivo en numerosas regiones costeras de la UE. Su mayor flexibilidad, la capacidad para adaptarse a nichos de mercado y la proximidad al territorio han permitido amortiguar mejor que otros segmentos los impactos de la subida de costes y de la volatilidad de precios.

Al mismo tiempo, la Comisión Europea advierte de varios “nudos abiertos” que condicionarán la evolución del sector en los próximos años:

  • Una estructura de costes todavía frágil, muy dependiente de la energía y logística.
  • La necesidad de mejorar la capacidad de atracción de mano de obra, tanto cualificada como no cualificada.
  • La competitividad de los precios frente a productos importados de terceros países, en un contexto de apertura comercial y altos estándares regulatorios europeos.

El informe subraya que el ligero alivio en los precios del combustible y la estabilización inflacionaria no pueden considerarse garantizados a medio plazo, por lo que insiste en la importancia de seguir promoviendo la eficiencia energética, la modernización de las flotas y la diversificación de los mercados.

Un sector que sale del bache, pero necesita políticas estables

En conjunto, la Relación Económica 2025 transmite un mensaje matizado: tras el mínimo histórico de 2023, la pesca de la UE recupera progresivamente su sostenibilidad económica y su estabilidad operativa, pero lo hace sobre una base que sigue siendo frágil y muy expuesta a nuevas perturbaciones externas.

La capacidad de resistencia demostrada por las flotas, y en particular por la pesca de pequeña escala, confirma —según Bruselas— la importancia de un modelo productivo arraigado en los territorios, más diversificado y mejor preparado para absorber shocks de mercado. Sin embargo, el propio informe avisa de que la transición hacia una pesca climáticamente neutra, competitiva y socialmente atractiva exigirá mantener el apoyo público, la planificación a largo plazo y una coherencia clara entre las políticas pesqueras, energéticas y laborales de la Unión.

Mientras tanto, la publicación de esta radiografía económica llega en un momento clave, con varios debates abiertos en la UE sobre reducción de esfuerzo pesquero, reconversión de flotas, descarbonización e igualdad de condiciones con terceros países. La foto que ofrece la Relación 2025 será, previsiblemente, una de las referencias centrales en esas discusiones: un sector que ha sobrevivido al impacto combinado de la pandemia y la crisis energética, pero que sigue necesitando reglas claras y estabilidad para asegurar su futuro.

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