El proyecto italiano GreenFeed Analytics combina sensores IoT, análisis ambiental y costes para crear gemelos digitales de los sistemas RAS y optimizar su eficiencia y huella de carbono.
La acuicultura europea vive una transformación silenciosa, pero profunda. Mientras el sector avanza hacia sistemas de recirculación (RAS) más cerrados y tecnificados, una parte clave del debate se juega en los datos: cómo medir de verdad la eficiencia, el impacto ambiental y los costes de producción de cada kilo de pescado criado en tanque. En ese contexto nace GFA – GreenFeed Analytics, una plataforma desarrollada en Italia que aspira a convertirse en referencia para una “acuicultura sostenible inteligente”, capaz de tomar decisiones en tiempo real.
El proyecto se presentó oficialmente en Vicenza el pasado 27 de noviembre. Detrás de él hay una inversión superior a 315.000 euros, cofinanciada a través del Bando IRISS y canalizada por el SMACT Competence Center, uno de los polos italianos especializados en digitalización industrial. El desarrollo tecnológico corre a cargo de Service Group R&D, mientras que la base científica la aporta Spinlife, ‘spin-off’ de la Universidad de Padua especializada en evaluación de impacto ambiental.
Más que una simple herramienta de control, GFA se define como un modelo de gestión integrada para instalaciones RAS. Su objetivo es ambicioso: transformar un proceso complejo, en el que intervienen flujos de agua, energía, oxígeno, piensos y parámetros biológicos, en un sistema guiado por datos que el operador pueda leer de un vistazo.
Un gemelo digital del ciclo productivo
El corazón de GFA es la creación de un “gemelo digital” del proceso de cría. Para ello, los ingenieros han desplegado una red de sensores IoT en los circuitos de recirculación: puntos de medición del caudal de agua, consumos eléctricos, dosificación de pienso, indicadores metabólicos de los peces y calidad del agua (oxígeno, temperatura, pH, nitrógeno, etc.).
Toda esa información se envía de forma continua a la plataforma, donde se procesa mediante metodologías de Análisis de Ciclo de Vida (LCA, Life Cycle Assessment) y de Coste de Ciclo de Vida (LCC, Life Cycle Costing). El sistema no se limita a registrar cifras: calcula al momento la huella de carbono del ciclo productivo, los costes operativos asociados y la relación entre cada decisión técnica y su impacto ambiental.
Así, el acuicultor puede ver, por ejemplo, cómo varían las emisiones de CO₂ cuando cambia de tipo de pienso, cuánto pesa un pico de consumo eléctrico en el balance de sostenibilidad del lote o qué fase del proceso se desvía de los estándares de eficiencia fijados por la propia instalación o por el sector. El resultado es un auténtico sistema de ayuda a la decisión (DSS) que permite intervenir con rapidez: ajustar un flujo de agua, optimizar un fotoperiodo, anticipar un desperdicio o rediseñar el uso de la energía antes de que se convierta en un coste oculto.
Ciencia aplicada al día a día del criadero
La participación de Spinlife ha sido clave para adaptar las herramientas LCA a la realidad muy particular de la acuicultura. A diferencia de otros sectores industriales, un criadero RAS es un ecosistema dinámico, donde variables físicas y biológicas cambian de forma continua. Modelar ese comportamiento exige integrar datos de origen muy distinto: insumos industriales, metabolismo de los animales, procesos de filtración, gestión de lodos, consumo de energía y de agua.
Para validar el modelo, el equipo probó el prototipo en instalaciones piloto de acuicultura, en colaboración con productores y especialistas en piensos. Las pruebas sobre el terreno sirvieron para comprobar la estabilidad de los sensores, el buen funcionamiento de los algoritmos y, sobre todo, la claridad de los paneles de control destinados a los usuarios. Las conclusiones apuntan en una misma dirección: el sistema reduce la incertidumbre en la toma de decisiones, facilita la optimización de recursos y genera indicadores comparables en el tiempo, algo esencial para certificar mejoras reales.
De la sostenibilidad “ex post” al control en tiempo real
Hasta ahora, la sostenibilidad de muchas explotaciones acuícolas se evaluaba a posteriori, mediante auditorías o estudios de ciclo de vida realizados una vez cerrado el año productivo. GFA rompe con ese enfoque: introduce la idea de “real-time sustainability reporting”, informes de sostenibilidad en tiempo real que permiten ver el impacto mientras se produce, no meses después.
“Nuestro enfoque une competencias de ingeniería y herramientas analíticas avanzadas para transformar los datos en valor sostenible”, explica Luca Dal Ferro, director general de Service Group R&D. “El objetivo es responder a una necesidad muy concreta del sector: disponer de información precisa e inmediata para mejorar la eficiencia y reducir el impacto ambiental. Con GFA llevamos la acuicultura a la lógica del monitorización continua y abrimos la puerta a modelos de gestión más conscientes y competitivos”.
En la práctica, esto significa que el operador ya no se limita a saber si ha cumplido un determinado estándar al final del ciclo, sino que puede corregir el rumbo en pleno proceso. Si un lote presenta peores índices de conversión de pienso, el sistema ayuda a identificar si el problema está en la formulación de la dieta, en la oxigenación, en una temperatura inadecuada o en un error de manejo. Si el consumo eléctrico se dispara, es posible localizar qué módulo está generando el aumento y valorar alternativas.
Una herramienta alineada con los criterios ESG
La iniciativa llega en un momento en que el sector acuícola europeo avanza hacia estándares ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) cada vez más exigentes. Grandes cadenas de distribución y empresas de transformación piden más transparencia sobre el origen del pescado que compran, su huella de carbono y el uso de recursos. Al mismo tiempo, la regulación comunitaria se orienta hacia objetivos de neutralidad climática y reporte obligatorio de impactos.
En ese contexto, plataformas como GFA pueden marcar la diferencia. La integración entre datos operativos y evaluación ambiental permite identificar márgenes de reducción del consumo energético, explorar escenarios productivos alternativos, comparar protocolos de cría o líneas de producto distintas y, sobre todo, comunicar estos avances de forma clara a clientes, autoridades y socios de la cadena de valor.
“Con esta iniciativa, Service Group R&D se proyecta en el mercado de las soluciones ‘smart’ para el control y la gestión de los impactos ambientales en tiempo real”, subraya Dal Ferro. “La plataforma ofrece un seguimiento transparente de las prestaciones ambientales y ayuda a que los criaderos sean más resilientes económicamente, porque lo que no se mide, no se puede mejorar”.
De Veneto a Europa: un modelo exportable
Aunque el proyecto nace en el noreste de Italia, sus impulsores lo conciben desde el inicio como una solución escalable a nivel europeo. Cualquier instalación de recirculación —ya sea de trucha, salmón, lubina, dorada o especies emergentes— comparte una estructura de procesos similar y podría beneficiarse de un sistema que traduzca millones de datos en decisiones comprensibles.
El reto, reconocen, será ahora acompañar a las empresas en la adopción de estas tecnologías. Más allá de la inversión inicial, se trata de introducir una cultura de gestión basada en evidencias cuantificables, en la que el equipo humano se acostumbre a interpretar indicadores ambientales con la misma naturalidad con la que hoy lee índices de crecimiento o mortalidad.
La experiencia piloto sugiere que el salto merece la pena. Los criaderos que han probado GFA señalan que la plataforma no solo ayuda a reducir consumos y costes, sino que también mejora la trazabilidad interna: cada lote deja un rastro digital asociado a condiciones de cultivo concretas, algo muy valioso para investigación, certificaciones y relaciones con los clientes.
Un anticipo del futuro de la acuicultura
El proyecto GreenFeed Analytics se suma a una tendencia de fondo: la digitalización de la acuicultura como vía para producir más y mejor con menos recursos. El uso de gemelos digitales, inteligencia artificial y sensórica avanzada ya ha demostrado su eficacia en sectores como la automoción o la energía; ahora empieza a encontrar su lugar en los tanques de peces.
GFA demuestra que sostenibilidad y competitividad pueden ir de la mano si se dispone de la información adecuada. Frente a un mercado que pide cada vez más proteína acuática, pero también más garantías ambientales, tecnologías como esta pueden convertirse en aliadas decisivas.
La acuicultura europea está cambiando de piel, y el proyecto italiano es uno de los primeros ejemplos concretos de cómo la unión de IoT, datos y ciencia ambiental puede replantear la gestión de los sistemas RAS. No se trata solo de un “upgrade” tecnológico, sino de un cambio de actitud: entender la granja no como una caja negra, sino como un proceso totalmente trazable, medible y guiado por la inteligencia de los datos. La próxima palabra la tienen ahora los productores, llamados a aprovechar esta oportunidad y hacer de sus instalaciones un laboratorio vivo de sostenibilidad en tiempo real.
