europa-azul.es
viernes, diciembre 5, 2025
InicioPuertosEl Senado francés aprueba una tasa por pasajero y ventajas fiscales para...

El Senado francés aprueba una tasa por pasajero y ventajas fiscales para los barcos a vela


La cámara alta francesa aprueba una tasa de 15 euros por pasajero de crucero y un “sobreamortización verde” para buques limpios, incluida una ayuda específica a los navíos vélicos, pese a la oposición del Gobierno.


El Senado francés ha enviado una señal política potente al sector marítimo internacional. En el marco del debate del Proyecto de Ley de Presupuestos para 2026, la cámara alta aprobó el 1 de diciembre un nuevo impuesto sobre los pasajeros de crucero, basado en el principio de “quien contamina paga”, así como un paquete de incentivos fiscales “verdes” para los armadores que apuesten por buques menos emisores, con un foco específico en los barcos propulsados por vela.

La iniciativa salió adelante contra el criterio del Gobierno, que considera que la medida puede entrar en conflicto con el derecho europeo.


15 euros por pasajero y escala: el crucero, en el punto de mira

El texto aprobado establece una tasa de 15 euros por pasajero y por escala en Francia para los grandes cruceros internacionales. No afectará a los ferris ni a los servicios regulares de transporte marítimo de pasajeros, sino a los buques turísticos que operan como “hoteles flotantes” y hacen escala en puertos franceses.

Las estimaciones del Senado sitúan la recaudación potencial en torno a 75 millones de euros anuales, fondos que se destinarían a financiar infraestructuras y proyectos de protección y valorización del litoral y del medio marino. La cámara alta reivindica así su papel de “cámara de los territorios”, subrayando el impacto directo del sector en espacios portuarios y ciudades costeras, especialmente en materia de contaminación atmosférica, ruido y presión turística.

El argumento central de los senadores impulsores del texto es que el turismo de cruceros genera “externalidades particularmente pesadas” para estas zonas, y que resulta legítimo adaptar el instrumento fiscal a esa realidad, dentro del marco del principio de responsabilidad del contaminador recogido en la legislación ambiental francesa y europea.


Contaminación y crecimiento del sector, el telón de fondo

El debate en París se produce en un contexto de crecimiento sostenido de la industria de cruceros en Europa. En los documentos de trabajo manejados por diputados y senadores se recuerda que, cada año, los buques de crucero en Europa emiten más de 7 millones de toneladas de CO₂, además de óxidos de azufre, óxidos de nitrógeno y partículas finas en niveles comparables a los de un parque móvil de cientos de millones de vehículos.

La medida francesa se suma así a una lista creciente de iniciativas locales y nacionales (zonas de bajas emisiones en puertos, restricciones a los atraques más contaminantes, exigencias de conexión eléctrica a muelle…) que buscan internalizar los costes ambientales de un sector que, aunque minoritario en volumen de tráfico, concentra un impacto notable sobre la calidad del aire y la huella de carbono de ciertas ciudades portuarias del Mediterráneo y del Atlántico.


Un Gobierno reticente y un futuro aún incierto

Pese a la amplia mayoría transpartidista en el Senado, el Gobierno francés ha mostrado su oposición al nuevo gravamen, al considerar que podría vulnerar normas europeas en materia de fiscalidad y de libre prestación de servicios, y afectar a la competitividad de los puertos franceses frente a otros destinos del Mediterráneo.

El texto forma parte del proceso presupuestario, por lo que ahora deberá enfrentarse a la “navette” parlamentaria y a la negociación con la Asamblea Nacional. Su redacción definitiva —o incluso su supervivencia— dependerá del compromiso global sobre el presupuesto de 2026.

Con todo, el voto del Senado supone ya un mensaje político claro: el turismo de cruceros no puede seguir siendo percibido como una actividad ajena a la fiscalidad ambiental que pesa sobre otros sectores altamente emisores.


Sobreamortización verde: premio fiscal a los barcos más limpios

En paralelo a la tasa a los cruceros, el Senado aprobó también un dispositivo de “suramortissement vert” (sobreamortización verde) para los buques, una herramienta fiscal que permite a los armadores deducir fiscalmente una parte adicional de sus inversiones en barcos más limpios, reduciendo así su carga impositiva en los primeros años de vida del activo.

Este mecanismo, ya esbozado y modificado en el debate presupuestario de 2026, busca acelerar la renovación de la flota hacia buques:

  • propulsados por combustibles alternativos de baja emisión,
  • híbridos o completamente eléctricos en ciertos segmentos,
  • mejor equipados en eficiencia energética y reducción de emisiones.

Un guiño a la navegación vélica moderna

Uno de los puntos más simbólicos es la introducción de un régimen específico para los buques vélicos, es decir, aquellos donde la vela —a menudo combinada con motores de apoyo— vuelve a ocupar un lugar central en la propulsión.

Francia es uno de los países europeos donde más han avanzado los proyectos de carga marítima asistida o impulsada por vela, con empresas que ya construyen o explotan buques que combinan:

  • grandes superficies vélicas rígidas o textiles,
  • cascos optimizados para navegar a vela,
  • y sistemas de control automatizados apoyados en la meteorología avanzada.

El sobreamortización verde específica para este tipo de barcos pretende dar un impulso adicional a una filière vélique compuesta en gran medida por pymes y empresas innovadoras, que hasta ahora no siempre encajaban bien en los esquemas fiscales clásicos.


Impacto para el sector marítimo europeo

Si las medidas superan las próximas etapas legislativas, Francia se situará entre los países que aplican una fiscalidad ambiental directa al turismo de cruceros, al tiempo que ofrece una ventana de oportunidad a los armadores que inviertan en buques de muy bajas emisiones.

Para el conjunto del sector marítimo europeo, el movimiento francés refuerza dos señales de tendencia:

  1. El principio de “quien contamina paga” avanza en el transporte marítimo, ya sea vía ETS europeo, tasas portuarias o impuestos nacionales específicos.
  2. Las ayudas públicas se orientan cada vez más hacia la descarbonización tecnológica, premiando a quienes apuestan por soluciones radicalmente distintas, como la vuelta industrial de la vela.

En un contexto de fuerte presión social y regulatoria sobre las emisiones del transporte, el paquete aprobado por el Senado francés se convierte así en un laboratorio fiscal a seguir de cerca por otros Estados miembros… y por una industria de cruceros que, poco a poco, ve cómo se estrecha su margen para seguir operando sin pagar por toda su huella ambiental.

Artículos relacionados

Lo más popular