La Comisión Europea ha dado un paso clave en la modernización del control de la pesca en la Unión Europea. El 12 de noviembre adoptó un reglamento delegado y un reglamento de ejecución que concretan cómo debe aplicarse en la práctica la revisión del reglamento de control de la Política Pesquera Común (PPC), en vigor desde enero de 2024. El objetivo declarado: armonizar procedimientos entre Estados miembros, reforzar la lucha contra la sobrepesca y, al mismo tiempo, simplificar la vida administrativa de administraciones y profesionales del sector.
Las nuevas disposiciones, que se publican en el Diario Oficial de la UE y comenzarán a aplicarse a partir del 10 de enero de 2026, introducen un despliegue progresivo de las obligaciones más técnicas hasta 2028, de forma que flotas y autoridades dispongan de tiempo para adaptarse. Con ellas, la Comisión culmina la actualización de un marco normativo que sustituye al ya superado Reglamento de Ejecución (UE) 404/2011, pensado para una era mucho menos digitalizada.
Digitalización total: cuadernos de pesca y datos en tiempo real
Uno de los pilares de las nuevas reglas es la digitalización integral del registro y comunicación de capturas. Los dos actos legislativos armonizan el formato y el intercambio de datos entre Estados miembros, fijando la frecuencia de transmisión y el contenido mínimo, pero introduciendo requisitos más ligeros para la pesca a pequeña escala, tradicionalmente sobrecargada por la burocracia.
A medio plazo, todos los buques deberán operar con sistemas digitalizados de registro y reporte (e-logbooks y declaraciones electrónicas), lo que permitirá a los centros de control disponer de información prácticamente en tiempo real sobre capturas, esfuerzo de pesca y zonas de actividad. Según la Comisión, esto facilitará una gestión más fina de los stocks y una detección más rápida de posibles infracciones, además de reducir duplicidades de papel para los armadores.
Seguimiento de buques con más claridad… y algo más de flexibilidad
Las normas fijan también los requisitos técnicos de los dispositivos de localización de buques (VMS), la frecuencia con la que deben enviar la posición y el tipo de información que deben incluir los mensajes. La novedad no es solo la homogeneización de criterios entre países, sino la introducción de cierta flexibilidad para los capitanes en caso de fallos técnicos o interrupciones temporales del sistema, siempre que se respeten los protocolos de comunicación con la autoridad competente.
Con ello, Bruselas busca un equilibrio entre trazabilidad y realismo operativo: asegurar que todos los buques sujetos a VMS son rastreables, sin convertir un problema técnico puntual en una infracción automática si el patrón actúa de buena fe y comunica la incidencia.
Un protocolo único de inspección y actas digitales
Otra de las piezas que más directamente afectará al día a día de las flotas es la creación de un protocolo común de inspección y de un modelo único de informe digital. A partir de ahora, los inspectores de cualquier Estado miembro trabajarán con las mismas pautas básicas y cumplimentarán actas en un formato homologado, lo que facilitará el cruce de datos entre administraciones y reducirá la inseguridad jurídica para los operadores.
La Comisión subraya que este sistema permitirá una validación más rápida de los datos y un control más coherente en todo el territorio de la UE, evitando situaciones en las que una misma conducta se interprete de forma muy distinta según el puerto o el país. Para los armadores, tener un modelo de acta estándar también ayuda a saber qué se les exige exactamente durante una inspección y a preparar mejor su documentación.
Puntos por infracción para los capitanes y nivel de juego igualado
Los nuevos textos desarrollan igualmente el registro nacional de puntos por infracciones graves aplicables a los capitanes, un sistema pensado para asegurar un “campo de juego nivelado” entre Estados miembros. Cada país debe mantener un registro homogéneo de las sanciones que conlleven pérdida de puntos, de manera que no existan “refugios regulatorios” donde determinadas conductas se penalicen menos.
Este registro se conecta con el esquema de infracciones graves de la PPC y, en última instancia, puede llevar a la suspensión de licencias si se acumula un número determinado de puntos, reforzando el peso del historial de cumplimiento en la actividad futura de los profesionales.
Marcado de artes: más claridad, menos carga para los pequeños
Otro capítulo importante es el marcado de las artes de pesca. Las nuevas normas precisan cómo deben etiquetarse las redes y demás aparejos para estar correctamente vinculados a un buque concreto, pero introducen flexibilidad para determinadas obligaciones de etiquetado en el caso de embarcaciones de menos de 15 metros que operan cerca de la costa con artes pasivas (palangres, nasas, enmalle, etc.).
El objetivo es mejorar la trazabilidad de las artes –un aspecto clave frente al problema de los aparejos perdidos o abandonados– sin imponer los mismos requisitos a un pequeño barco litoral que a un gran arrastrero de altura.
Calendario: de 2026 a 2028, una adaptación por fases
Los dos actos –uno delegado y otro de ejecución– fueron publicados en el Diario Oficial el 12 de noviembre y entrarán en aplicación el 10 de enero de 2026. No obstante, algunas disposiciones, especialmente las ligadas a nuevas soluciones digitales y a la adaptación de equipos a bordo, se activarán de forma escalonada hasta 2028.
Esta aplicación por fases pretende evitar “saltos al vacío” tecnológicos, dando margen a los Estados miembros para actualizar sus sistemas informáticos y de intercambio de datos, y a los armadores para instalar o renovar dispositivos de seguimiento y registro electrónico.
Un control más moderno en una PPC más exigente
Las nuevas normas son la pieza operativa de una reforma más amplia: la revisión del Reglamento de control de la pesca (CE) 1224/2009, actualizada por el Reglamento (UE) 2023/2842 para incorporar los avances tecnológicos y una aproximación más basada en el riesgo. Oceans and fisheries+1
Con este paquete, Bruselas quiere cerrar el círculo: más datos, mejor compartidos y en formatos comparables, un seguimiento de buques más homogéneo, inspecciones con reglas claras y una estructura de sanciones y puntos que funcione igual en todos los puertos de la Unión. En el discurso oficial, se trata tanto de prevenir la sobrepesca y garantizar la sostenibilidad como de asegurar “justicia entre flotas”, evitando que quien cumple quede en desventaja frente a quien no lo hace.
Para el sector, el reto ahora será convertir esta arquitectura normativa en procedimientos manejables en la práctica, especialmente para la pesca artesanal y costera, que se beneficiará de ciertas exenciones pero deberá, en cualquier caso, integrarse en un sistema de control cada vez más digital, más transparente y, en teoría, también más previsible.
