El NWWAC sostiene que las actuales reglas de capacidad, las ayudas limitadas y el “estrechamiento espacial” por renovables y áreas marinas protegidas hacen casi imposible que los barcos adopten motores más limpios o combustibles alternativos. Pide a Bruselas ajustar la PPC y coordinar el Pacto Verde con la realidad del sector.
El North Western Waters Advisory Council (NWWAC), el órgano en el que están representados armadores, pescadores y ONG de Irlanda, Francia, España, Bélgica y los Países Bajos para las aguas del Atlántico nororiental, ha lanzado un aviso poco habitual en tono y en momento: las políticas actuales de la Unión Europea “obstaculizan” la transición energética de la pesca y, si no se corrigen, la flota “no podrá cumplir los objetivos climáticos sin poner en riesgo su viabilidad económica”. El mensaje fue remitido a la Comisión a mediados de octubre y divulgado después por medios sectoriales irlandeses.
El núcleo de la crítica está en un punto muy concreto: las reglas de capacidad de la Política Pesquera Común (PPC). Hoy, los Estados miembros no pueden aumentar libremente el arqueo (GT) ni la potencia (kW) de sus barcos. Pero, como recuerda el dictamen del 19 de junio de 2025, los nuevos sistemas de propulsión —híbridos, baterías, gas o metanol— son voluminosos y pesados, y para instalarlos “hay que poder crecer algo en tonelaje o rediseñar el casco”. Con la normativa tal como está, “la transición energética es estructuralmente difícil”.
A ese freno se suma otro: la maraña de iniciativas del Pacto Verde —de biodiversidad, de control y de energía— que se están aplicando a la vez en el mar. El propio consejo pregunta a la Comisión “si es posible combinar cierres de áreas, parques eólicos y rutas de pesca sin expulsar a la flota a zonas menos eficientes”, lo que aumentaría el consumo de gasóleo en lugar de reducirlo. Es lo que el NWWAC llama “spatial squeeze”: menos espacio útil, más millas navegadas, más emisiones.
El Consejo tampoco ve claro el encaje de la pesca en los instrumentos de financiación verdes. Mientras sectores como el transporte marítimo cuentan ya con el reglamento FuelEU Maritime y con líneas claras del BEI, la flota de pesca se mueve en un terreno más incierto: los topes de ayuda pública, la dificultad para justificar renovaciones de barcos bajo la PPC y la ausencia de una línea masiva para prototipos están dejando “la innovación en manos de pocos proyectos piloto” y no permiten una renovación generacional del parque de buques.
La Comisión Europea respondió en septiembre que comparte el objetivo y que ya está trabajando en proyectos demostradores de descarbonización de la flota a través de CINEA y del EMFAF, pero no anunció cambios inmediatos en las reglas de capacidad ni en el marco de ayudas de Estado. Bruselas insiste en que la reducción de emisiones forma parte de la hoja de ruta sobre energía para pesca y acuicultura presentada en 2023 y que los Estados pueden usar sus programas operativos para financiar motores más eficientes. El NWWAC replica que “con el marco actual no basta”.
El aviso llega, además, en un contexto de altos costes de combustible que, según el EU Blue Economy Report 2025, siguen siendo uno de los principales factores que lastran la rentabilidad de la flota y que impiden que muchas empresas dediquen recursos propios a innovación. Por eso el consejo reclama más flexibilidad regulatoria, un calendario realista y la posibilidad de crecer algo en GT/kW cuando el motivo sea estrictamente ambiental o de seguridad.
Para las organizaciones pesqueras del Atlántico noroccidental, el riesgo es doble: si la UE empuja solo por arriba —más exigencias de emisiones, más áreas cerradas, más trámites— y no ajusta las bases de la PPC y del EMFAF, los primeros en quedarse atrás serán los barcos pequeños y de artes fijas, precisamente los que más valor social y territorial aportan a las comunidades. El NWWAC pide que se les dé prioridad en las futuras convocatorias de innovación y que se simplifiquen los requisitos técnicos.
