El informe del ICES alerta de la sobreexplotación y la falta de control en la pesquería del Cancer pagurus, una especie clave para las flotas del Reino Unido, Irlanda, Francia y Noruega.
El Consejo Internacional para la Exploración del Mar (ICES) ha publicado su informe cooperativo número 360, que analiza la situación de las pesquerías de cangrejo pardo (Cancer pagurus) en el Atlántico nororiental. El estudio revela una tendencia general de descenso en las capturas desde 2016, con señales de sobreexplotación en varias áreas de gestión, especialmente en Irlanda, la Isla de Man, Jersey y Escocia.
Según el grupo de trabajo WGCRAB del ICES, la ausencia de límites de captura y cuotas ha convertido a esta especie en un recurso vulnerable. En Europa, las pesquerías de cangrejo pardo —que alcanzaron unas 40.000 toneladas y 106 millones de euros en 2022— se regulan únicamente por tallas mínimas de conservación, una medida insuficiente para garantizar la sostenibilidad biológica y económica.
El informe constata fuertes descensos en la abundancia y productividad en zonas como el mar de Irlanda y el Canal de la Mancha, mientras que los países escandinavos y el sur del mar del Norte mantienen niveles más estables. En Irlanda, la biomasa se encuentra por debajo del nivel óptimo y la mortalidad pesquera continúa siendo elevada. En Jersey y la Isla de Man, las series históricas de esfuerzo y rendimiento (LPUE) confirman caídas sostenidas en las últimas décadas.
Los científicos advierten que factores ambientales, como la Oscilación del Atlántico Norte y el aumento de la temperatura marina, también están afectando la densidad y el reclutamiento de la especie. En este contexto, el ICES reclama la adopción de planes de gestión plurianuales, con objetivos de pesca sostenible y control del esfuerzo, así como el desarrollo de evaluaciones científicas regulares que permitan establecer límites de captura.
El estudio concluye que, sin una respuesta coordinada entre la Unión Europea, el Reino Unido y Noruega, los actuales niveles de explotación podrían derivar en un colapso poblacional en determinadas zonas del Atlántico nororiental. El cangrejo pardo, pilar económico de muchas comunidades costeras, requiere —según el ICES— una gestión más estratégica que combine la rentabilidad pesquera con la conservación del ecosistema marino.
