El pacto de cuatro años contempla cuotas, zonas reguladas y programas científicos para “preservar el ecosistema marino”, aunque organizaciones señalan la necesidad de mayor supervisión
El Reino de Marruecos y la Federación de Rusia anunciaron este viernes un nuevo acuerdo bilateral de cooperación pesquera marítima, que sustituye al convenio anterior expirado en diciembre de 2024 y que tendrá una duración de cuatro años. El pacto fue firmado en Moscú por el ministro marroquí de Asuntos Exteriores, Nasser Bourita, y el jefe de la Agencia Federal de Pesca rusa, Ilya Shestakov.
Según los términos oficiales divulgados por medios marroquíes, el acuerdo establece un marco jurídico que permite a los buques rusos operar en aguas atlánticas marroquíes, bajo la normativa de Marruecos, con límites anuales de captura, zonas autorizadas de pesca, periodos de descanso biológico y una doble apuesta por la participación científica y la protección del ecosistema.
Principales elementos del convenio
- El texto fija cuotas de capturas anuales para los buques rusos que operen en aguas marroquíes, sin que en la comunicación pública se precise la cifra exacta, aunque algunas fuentes mencionan que la flota rusa podría aspirar a unos 80.000 toneladas.
- Las “zonas de pesca autorizadas” son delimitadas a lo largo de la costa atlántica de Marruecos, y se establece que la actividad pesquera se ajustará a la normativa marroquí vigente en materia de protección y gestión de los recursos.
- Se hace expresa mención a la protección del ecosistema marino, a la prevención de la sobrepesca y al combate contra la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR).
- El acuerdo promueve la cooperación técnica y científica entre el Instituto Nacional de Investigaciones Pesqueras (INRH) marroquí y su equivalente ruso, mediante programas de investigación conjunta, monitoreo del ecosistema y formación de profesionales.
Implicaciones económicas y estratégicas
Para Marruecos, el acuerdo permite reforzar su rol como actor clave en el Atlántico noroccidental y mantener una fuente de ingresos vinculada al acceso de flotas extranjeras en sus aguas. Según datos recogidos en el contexto del acuerdo, Marruecos generó cerca de 1.700 millones de dólares en 2024 por exportaciones de productos pesqueros —aunque esto no se vincula exclusivamente a esta flota rusa—.
Desde la perspectiva rusa, el pacto refuerza sus relaciones marítimas con África y aumenta el acceso de su flota a zonas clave de pesca, en un contexto global en el que los recursos marinos están bajo presión.
Retos y debates pendientes
A pesar del marco anunciado, el acuerdo suscita preguntas en torno a la transparencia y el control efectivo de los recursos. Organizaciones de vigilancia internacional y medios especializados han señalado que convenios anteriores entre Marruecos y flotas extranjeras han sido objeto de escrutinio por parte de países vecinos o por falta de plena rendición de cuentas.
Asimismo, el hecho de que los detalles concretos de las cuotas o de los buques admitidos no se hayan desvelado públicamente agrava la incertidumbre sobre el grado real de beneficio que obtendrá la pesca artesanal local, así como la capacidad para supervisar el cumplimiento de la normativa de protección ambiental.
Contexto geopolítico
El acuerdo llega en un momento en que Marruecos negocia la renovación de su asociación pesquera con la European Union (UE), lo que añade un componente estratégico a la firma con Rusia. Además, el pacto pone de relieve el uso que hacen Marruecos y otros países del Atlántico de sus aguas como plataforma de alianzas internacionales en materia marítima.
El nuevo convenio Marruecos-Rusia de pesca marítima representa un paso significativo en la cooperación bilateral y en la política pesquera de ambos países. Con cláusulas que reivindican la sostenibilidad, la protección del ecosistema y la ciencia, el acuerdo ofrece una visión avanzada —al menos en papel— de una gestión responsable. Sin embargo, el desafío real estará en su implementación y en que se asegure que las comunidades pesqueras locales, el medio marino y la transparencia institucional salgan realmente reforzadas. En este sentido, los próximos meses serán decisivos para comprobar si el acuerdo se traduce en beneficios concretos y verificables.
