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viernes, diciembre 5, 2025
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Tragedia frente a Cabo Blanco: un naufragio en Mauritania reabre el debate sobre los intereses europeos en la pesca africana

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Cinco marineros mauritanos pierden la vida tras la colisión de dos buques con vínculos europeos; una ONG denuncia opacidad y falta de control en el sistema de pabellones africanos

Una nueva tragedia en las aguas de África occidental ha vuelto a poner bajo el foco las zonas de pesca más codiciadas del Atlántico africano y la presencia de intereses europeos bajo pabellones africanos. El 12 de septiembre de 2025, el barco mauritano Tafra 3, de origen español, se hundió frente al Cabo Blanco, en la zona económica exclusiva (ZEE) de Mauritania, tras colisionar con el buque factoría Right Whale, registrado bajo pabellón gambiano. El siniestro provocó cinco fallecidos, todos ellos marineros mauritanos, y reavivó las críticas sobre la falta de control y transparencia en la actividad pesquera internacional en la región.

Según confirmaron las autoridades de Nuadibú, veintiún tripulantes fueron rescatados con vida, mientras que la fiscalía mauritana ha abierto una investigación judicial para esclarecer las causas del naufragio y determinar posibles responsabilidades penales. Los primeros informes indican que el Right Whale habría embestido al Tafra 3 cuando este último recogía sus artes de pesca, un momento crítico en el que los barcos suelen tener limitada maniobrabilidad. Tanto el capitán como el primer oficial del buque factoría fueron puestos bajo custodia preventiva, a la espera de los resultados de la investigación.

Medios gallegos han recogido también testimonios de marineros españoles supervivientes, que describen cómo el hundimiento del Tafra 3 se produjo apenas cinco minutos después del impacto, sin tiempo para maniobrar ni activar todos los protocolos de emergencia.

Un mes después del suceso, la Coalición por Acuerdos de Pesca Justos (Cape/CFFA) ha publicado una investigación independiente que cuestiona el papel de determinados armadores europeos y los mecanismos de control de la Unión Europea en las flotas que operan bajo pabellones africanos. El informe revela que el Tafra 3, aunque registrado en Mauritania, pertenece a un grupo armatorial español que repavillonó el buque para continuar faenando en aguas africanas. Por su parte, el Right Whale habría sido registrado en Malta antes de cambiar su bandera por la de Gambia, estando controlado por intereses europeos y rusos.

Según la ONG, esta práctica refleja “la responsabilidad difusa de la Unión Europea” en un sistema que permite a empresas del continente seguir explotando recursos africanos fuera de los límites de los acuerdos oficiales de pesca. Los llamados pabellones de conveniencia, advierte el informe, facilitan la evasión de normas de sostenibilidad y transparencia, creando una red de intereses opaca y difícil de rastrear.

“La tragedia del Tafra 3 no es un accidente aislado, sino el síntoma de un modelo descontrolado que combina inversión europea, pabellones africanos y falta de supervisión internacional”, denuncia Cape/CFFA en su comunicado. La ONG exige a Bruselas una revisión urgente de sus mecanismos de control y de los acuerdos bilaterales de pesca, especialmente con países como Mauritania, Senegal o Gambia, donde la densidad de flotas extranjeras y la presión sobre los recursos marinos están alcanzando niveles alarmantes.

En este contexto, las autoridades mauritanas continúan investigando las causas exactas del accidente, mientras crecen las presiones diplomáticas y las demandas de mayor transparencia. Organizaciones locales han reclamado una mayor vigilancia marítima y el fortalecimiento de la administración pesquera, denunciando que “los recursos de los países africanos siguen beneficiando a grandes armadores extranjeros en detrimento de las comunidades costeras locales”.

El Cabo Blanco, situado en el límite entre Mauritania y el Sáhara Occidental, es una de las zonas más ricas en biodiversidad y pesca comercial de toda África, donde operan decenas de buques industriales europeos, asiáticos y africanos. Pese a los esfuerzos del país por ordenar su espacio marítimo y reforzar la cooperación internacional, la flota mixta y los cambios de bandera continúan siendo una práctica extendida.

El naufragio del Tafra 3 ha puesto de nuevo sobre la mesa la necesidad de mayor control sobre las actividades pesqueras extranjeras, la verificación real de los propietarios de los buques y la responsabilidad compartida entre los Estados de pabellón y las instituciones europeas.

En palabras de Cape/CFFA, “mientras los marineros africanos sigan perdiendo la vida en un sistema que prioriza el beneficio sobre la transparencia, la Unión Europea no podrá hablar de pesca sostenible ni de cooperación justa”.

El caso del Tafra 3 se suma así a una serie de incidentes recientes en aguas africanas que exponen la cara menos visible de la globalización pesquera, donde las fronteras legales se diluyen y las víctimas siguen siendo, casi siempre, los trabajadores locales y los ecosistemas marinos.

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