Miles de pescadores artesanales bloquean Paita en rechazo al nuevo TAC de 40.000 toneladas fijado por el Ministerio de la Producción
El puerto de Paita, en la región de Piura, epicentro de la pesca artesanal del norte peruano, se vio paralizado esta semana por masivas protestas de pescadores que rechazan la reciente resolución del Ministerio de la Producción (PRODUCE) que limita la captura de pota o calamar gigante (Dosidicus gigas), la segunda pesquería más importante del país después de la anchoveta.
Según los organizadores, cerca de 90.000 pescadores artesanales participaron en las movilizaciones desde el 30 de septiembre, bloqueando carreteras, levantando barricadas y encendiendo hogueras en los accesos a la ciudad. Las protestas, que se extendieron a localidades vecinas, interrumpieron el transporte de mercancías y el comercio regional, mientras escuelas, hospitales y negocios cerraron por motivos de seguridad.
El detonante fue la Resolución Ministerial que establece un límite máximo de captura (TAC) de 40.000 toneladas métricas para la temporada de extracción del calamar gigante, vigente del 1 al 17 de octubre. La medida, según el ministerio, busca proteger el periodo de mayor actividad reproductiva de la especie y evitar una sobreexplotación del recurso tras un año biológicamente adverso.
El documento también impone restricciones por viaje según la capacidad de las embarcaciones: las menores de 10 metros cúbicos solo podrán capturar 6 toneladas; las de entre 10 y 20 m³, 8 toneladas; y las mayores de 20 hasta 32,6 m³, un máximo de 12 toneladas por marea.
No obstante, los dirigentes artesanales aseguran que esas cifras son “insuficientes para garantizar el sustento de miles de familias” y denuncian que la medida se adoptó “sin diálogo ni participación del sector pesquero artesanal”, que sostiene buena parte de la economía local. “La pota no solo alimenta, sino que da trabajo a todo Paita: transportistas, comerciantes, fileteadoras, mecánicos. Si no salimos a pescar, se hunde el puerto”, declaró uno de los voceros del gremio.
El calamar gigante, conocido localmente como pota, representa hasta el 70 % de la actividad económica del litoral norte. Es una pesquería clave no solo por su volumen —en años normales supera las 400.000 toneladas— sino también por su importancia social, ya que involucra a más de 50.000 pescadores directos y otros 100.000 empleos indirectos en plantas de procesamiento, transporte y servicios.
Las autoridades justifican la drástica reducción de la cuota alegando que el stock de Dosidicus gigas atraviesa su peor crisis en 25 años. Según PRODUCE, las capturas de 2024 fueron inusualmente bajas por la incidencia del fenómeno El Niño Costero, que alteró la temperatura y salinidad del mar, desplazando los cardúmenes hacia zonas más profundas o fuera de la Zona Económica Exclusiva peruana.
El viceministro de Pesca, Juan Carlos Requejo, defendió la decisión afirmando que el TAC es “una medida preventiva y temporal para permitir la recuperación del recurso”. Explicó además que el calamar gigante, aunque altamente productivo, presenta fluctuaciones naturales extremas y depende de condiciones oceanográficas difíciles de prever. “Si no se actúa con prudencia ahora, el colapso podría ser irreversible en pocos años”, advirtió.
Sin embargo, los manifestantes sostienen que el Gobierno aplica criterios industriales a un sector artesanal y que los recortes favorecen indirectamente a las flotas de gran escala y a los compradores extranjeros. También reclaman mejores precios de desembarque, apoyo a la formalización y un fondo de emergencia que mitigue las pérdidas durante el cierre temporal.
En paralelo, el comercio internacional sigue de cerca la crisis. Perú es uno de los mayores exportadores mundiales de calamar gigante, con destinos clave en China, España, Corea del Sur e Italia. En 2023, las ventas al exterior de productos derivados de pota superaron los 1.100 millones de dólares, según cifras de PROMPERÚ. Cualquier interrupción prolongada de las faenas podría afectar el abastecimiento global y los precios del calamar en los principales mercados.
La Sociedad Nacional de Pesquería (SNP), que agrupa al sector industrial, llamó al diálogo y pidió “respetar las recomendaciones científicas” para evitar comprometer la sostenibilidad a largo plazo del recurso. Por su parte, organizaciones ambientales como Oceana Perú respaldaron el TAC, subrayando que “la sobrepesca del calamar gigante no solo afectaría a los pescadores, sino también al ecosistema marino y a otras especies dependientes”.
Mientras tanto, las carreteras de acceso a Paita continúan bloqueadas y la tensión social aumenta. Los dirigentes pesqueros han anunciado que las movilizaciones se mantendrán “hasta que PRODUCE revise la cuota y convoque a una mesa técnica”.
El conflicto pone de relieve el delicado equilibrio entre la sostenibilidad biológica y la supervivencia económica en una de las pesquerías más emblemáticas del Pacífico suroriental. En medio del estallido social, una frase repetida entre los manifestantes resume el sentimiento general: “Sin pota, no hay vida en Paita”.
