El mayor astillero privado de España consolida su expansión en Vigo tras la compra de Barreras y afronta proyectos punteros en oceanografía, energía eólica marina, seguridad y pesca.

El grupo Armón ha alcanzado un nuevo hito en la construcción naval española. Desde Vigo, el astillero opera al máximo de su capacidad con diez buques en diferentes fases de ejecución, lo que garantiza trabajo hasta, al menos, 2028. La actividad diaria reúne a unos 600 operarios, en su mayoría procedentes de la potente red auxiliar de la ría, consolidando a la empresa como motor industrial del sur de Galicia.

La tradición pesquera e investigadora de la zona ha impulsado a Armón a liderar el mercado global de buques oceanográficos. El nuevo Odón de Buen simboliza esta trayectoria y se suma a los encargos internacionales de Países Bajos, Irlanda del Norte y Azores. “Estamos al cien por cien en las instalaciones”, confirma Santiago Martín, director en Vigo, subrayando que la herencia de Barreras, hoy plenamente integrada en el grupo, ha multiplicado por siete la capacidad productiva.

Innovación y diversificación de proyectos

Más allá de la investigación marina, el astillero amplía horizontes con encargos que marcan tendencias. Entre ellos figura el primer buque offshore 100 % eléctrico del mundo, solicitado por la británica Bibby Marine, diseñado para operar con baterías recargables conectándose directamente a aerogeneradores marinos. Otro contrato singular es el Na Hiro E Pae, un cargo-ferri de 89 metros que navegará en la Polinesia Francesa, combinando transporte de pasajeros y contenedores con soluciones de eficiencia energética como una vela rígida de 20 metros.

En el ámbito de la defensa, Armón ha sumado a su cartera dos buques torpederos para Suecia y acaba de entregar en Vigo la patrullera Duque de Ahumada a la Guardia Civil, destinada a labores de vigilancia, rescate y lucha contra el narcotráfico.

Apuesta por la pesca y la formación

El sector pesquero, origen histórico de la atarazana, también mantiene protagonismo. Armón construye un arrastrero de 67 metros para Islandia y un palangrero de 36 metros para Veragua Lar, alineados con la modernización de la flota congeladora.

El crecimiento del grupo se enfrenta, sin embargo, a un reto común en el metal: la falta de mano de obra cualificada. Para responder, Armón ha puesto en marcha junto a la Xunta de Galicia un centro de formación en el que se compromete a contratar al 60 % del alumnado. En apenas año y medio, 45 jóvenes se han incorporado ya a la plantilla.

El valor de un ecosistema industrial

Martín destaca que el éxito no se explica solo por la capacidad de Armón, sino por la fortaleza de su entorno: soldadores, caldereros y electricistas de Vigo, Cangas o Moaña que transmiten su experiencia entre generaciones. Una auténtica “artesanía naval” que, combinada con ingeniería avanzada, ha situado a Vigo como referente mundial en la construcción de buques oceanográficos y como polo de innovación para nuevas demandas del mercado marítimo global.