La Comisión Europea apuesta por consolidar la gestión sostenible de los recursos, reforzar la cooperación internacional y equilibrar intereses económicos y ambientales en una región marcada por la presión sobre los ecosistemas.
La Comisión Europea ha presentado su propuesta sobre las posibilidades de pesca en el Mediterráneo y el Mar Negro para 2026, un texto que marcará el rumbo de la política pesquera en dos de las cuencas más sensibles del continente. El documento, publicado a finales de septiembre, representa un nuevo examen para la sostenibilidad de la flota y la capacidad de Bruselas de conciliar intereses científicos, económicos y políticos.
La propuesta se apoya en los compromisos internacionales adquiridos en las declaraciones MedFish4Ever (Malta, 2017) y Sofía (2018), así como en la estrategia 2030 de la Comisión General de Pesca del Mediterráneo (CGPM-FAO), que persigue transformar la gobernanza pesquera en la región. En este marco, la Comisión recuerda que desde 2025 el plan plurianual para los stocks demersales del Mediterráneo occidental se encuentra ya en fase permanente, con el objetivo de alcanzar y mantener el rendimiento máximo sostenible (RMS/MSY).
Reglas más estrictas en el Mediterráneo
El texto plantea mantener y reforzar las medidas de control del esfuerzo pesquero en arrastre y palangre, así como los límites de captura para los camarones de profundidad. También incorpora un mecanismo de compensación para los buques que adopten artes más selectivas y sostenibles.
En el Adriático, la continuidad de los planes de gestión integrada para stocks demersales y pequeños pelágicos es clave para alcanzar niveles de explotación sostenibles a partir de 2026. En el Mediterráneo central y oriental, la atención se centra en especies vulnerables como la dorada negra y los gambones de aguas profundas, cuyas medidas se actualizarán tras la sesión de noviembre de la CGPM.
Medidas en el Mar Negro
En el Mar Negro, la Comisión mantiene los actuales topes de captura para el spratt (pescado forrajero) y el rombo chato, este último gestionado según el plan de gestión regional en vigor. Bruselas subraya que se trata de un ecosistema especialmente presionado tanto por la sobreexplotación como por factores climáticos.
El calendario político
El Consejo de Ministros de Agricultura y Pesca (Agrifish) deberá discutir y alcanzar un acuerdo político los días 11 y 12 de diciembre, con el objetivo de que el nuevo reglamento entre en vigor el 1 de enero de 2026. La agenda es ajustada y deja poco margen para retrasos, lo que aumenta la presión sobre los Estados miembros y el sector.
La Comisión insiste en que el Mediterráneo y el Mar Negro no pueden gestionarse con un enfoque exclusivamente nacional. De ahí la necesidad de fortalecer la cooperación con la CGPM, organismo regional de la FAO. El gran reto será mantener competitiva a la industria pesquera europea al mismo tiempo que se garantiza la conservación de recursos frágiles sometidos a múltiples presiones.
Equilibrio inestable
El documento reconoce abiertamente que persisten incógnitas: la eficacia real de las medidas sobre pequeños pelágicos en el Adriático, la aceptación de nuevas restricciones por parte del sector y las tensiones derivadas de equilibrar mercado y conservación. Sin embargo, la Comisión defiende que esta propuesta es un paso crucial: no solo consolida la fase permanente de los planes plurianuales, sino que también pondrá a prueba la capacidad de la flota, las instituciones y los Estados para transformar los principios de la sostenibilidad en prácticas cotidianas.
