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viernes, diciembre 5, 2025
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Fin anticipado de la temporada de calamar en Malvinas desata alerta en el sector pesquero

Capturas muy por debajo del promedio histórico y biomasa en caída obligan a adoptar cierres temporales


La campaña de pesca del calamar Loligo en las Islas Malvinas ha concluido antes de lo previsto, ante señales alarmantes de agotamiento del recurso. Las autoridades isleñas han decidido cerrar temporalmente el caladero tras detectar una fuerte caída en la biomasa y capturas muy por debajo de los estándares históricos. Desde el arranque de la temporada en julio, los resultados fueron decepcionantes. Las estimaciones iniciales de biomasa para Loligo se corrigieron rápidamente a la baja, llegando a valores tan bajos como 14.722 toneladas, con un límite inferior de confianza de apenas 6.539 toneladas.


La captura total acumulada fue mucho menor que lo habitual, y los datos de prospección revelaron que los ejemplares capturados eran, en muchos casos, juveniles, lo que impide que la población se regenere adecuadamente.

Las condiciones ambientales (temperatura del agua, variaciones en corrientes oceánicas) y el aumento del esfuerzo pesquero han sido señaladas como posibles causas del deterioro del recurso.

Las autoridades del Gobierno de las Islas Malvinas, a través del Departamento de Recursos Naturales, afirmaron que es necesario recurrir a cierres preventivos para evitar daños irreversibles. También reconocen “lagunas de conocimiento” sobre la dinámica del «Loligo», que obstaculizan la planificación a largo plazo.

Las empresas pesqueras, sobre todo las operadoras mixtas con participación gallega, han expresado preocupación. Reconocen la necesidad de medidas de gestión más estrictas, aunque advierten que los altos costos operativos (combustible, licencias, mantenimiento de flota) podrían agravar la situación.

En Argentina, la noticia refuerza el reclamo histórico sobre la soberanía de la pesca en las Malvinas y subraya los conflictos existentes cuando flotas extranjeras operan bajo licencias británicas desde las islas. También hay inquietud por el impacto que tendrá este cierre en los mercados internacionales del calamar.


El cierre temporal afecta a unas 16 embarcaciones que operan en aguas de la zona de caladero de Loligo. Desde ya, esas naves dejarán de faenar allí hasta que se realicen evaluaciones científicas que indiquen recuperación del recurso.

Se espera que los precios del calamar se incrementen como consecuencia directa de la menor oferta, algo que repercutirá en toda la cadena de comercialización, desde las conserveras hasta el consumidor final.


Medidas de gestión y prospectiva

  • El Gobierno isleño ya impulsa un plan de gestión para la pesquería del Loligo que contemple medidas de corto, mediano y largo plazo.
  • Se considera incrementar los mecanismos de monitoreo científico, mejorar las prospecciones, y definir límites más rigurosos para las capturas, licencias y tallas mínimas.
  • Algunas voces de la industria sugieren que se debería dar prioridad a la sostenibilidad biológica sobre la rentabilidad inmediata, para evitar episodios semejantes en los próximos años.

El cierre anticipado de la temporada de calamar en Malvinas no es solo un problema para los armadores, sino un indicativo de que los recursos marinos en el Atlántico Sur están bajo presión creciente. En un escenario en el que la demanda global de productos del mar continúa al alza, estas alertas científicas y administrativas se vuelven esenciales para evitar una sobreexplotación irreversible.

La decisión también reaviva debates sobre la legitimidad de las licencias otorgadas por las autoridades isleñas, la responsabilidad ambiental de las flotas extranjeras, así como las posibles alianzas internacionales para gestionar el recurso de manera compartida.

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