El pez limón (Seriola dumerili), una especie de alto valor gastronómico y creciente interés comercial, se ha convertido en una de las grandes apuestas de la acuicultura mediterránea para diversificar la producción más allá de clásicos como la dorada, la lubina o el rodaballo.
Un nuevo estudio desarrollado por el Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC) en colaboración con la Universidad de Murcia revela un hallazgo clave para el cultivo de esta especie: más luz y menor densidad en los tanques no siempre equivalen a un mayor bienestar animal.
Los investigadores advierten de que este resultado rompe con una de las ideas más extendidas en acuicultura, que suele asociar menos densidad de cría y mayores niveles de iluminación con mejores condiciones para los peces. En el caso del pez limón, la investigación demuestra que cada especie presenta necesidades fisiológicas y de comportamiento específicas, y que la producción acuícola debe adaptarse a ellas si se quiere garantizar tanto el bienestar animal como la rentabilidad.
Una especie con gran potencial
El pez limón, de la familia de los carángidos, es muy apreciado en la alta cocina, especialmente en preparaciones de sashimi, sushi o ceviche. Su rápido crecimiento y la calidad de su carne lo han situado como una alternativa de futuro para la acuicultura europea. Países como Japón y Australia ya han desarrollado cultivos comerciales de esta especie, y el Mediterráneo comienza a posicionarse como un área de expansión estratégica.
Ajustar el modelo productivo
El estudio del IEO-CSIC y la Universidad de Murcia subraya que la clave para el éxito del cultivo está en ajustar los sistemas de cría a las particularidades del pez limón. La investigación propone un enfoque basado en la monitorización constante de parámetros fisiológicos y de comportamiento, de forma que el diseño de las instalaciones, la densidad de los tanques y la iluminación se adapten a las necesidades reales de la especie.
Bienestar y sostenibilidad
El debate sobre el bienestar animal en acuicultura es cada vez más relevante, tanto por razones éticas como por su impacto en la calidad del producto final. El trabajo recuerda que un pez criado en condiciones óptimas desarrolla mejor su fisiología, reduce su estrés y presenta mayor resistencia a enfermedades, lo que disminuye la necesidad de tratamientos y antibióticos y refuerza la sostenibilidad del sector.
Un paso adelante para la acuicultura mediterránea
Los investigadores concluyen que la acuicultura del pez limón representa una oportunidad única para diversificar la producción del Mediterráneo, siempre que se diseñen sistemas ajustados a sus particularidades biológicas. Esto, aseguran, permitirá ofrecer un producto de alto valor añadido en los mercados internacionales sin comprometer el bienestar animal ni los principios de sostenibilidad que marcan la agenda europea de producción alimentaria.
