El comercio internacional de pescados y mariscos vive un momento de inflexión histórica. Así lo advierte el informe “Caught in the Current: Geopolitics Threaten the Global Seafood Industry” elaborado por Rabobank, que concluye que las cadenas de suministro tradicionales de camarón, salmón, tilapia, pangasius y pescados blancos están sometidas a tensiones sin precedentes debido a la escalada de disputas comerciales y la creciente inestabilidad geopolítica.
Según Gorjan Nikolik, especialista global senior de Rabobank y autor del estudio, la industria afronta “una tormenta perfecta de barreras comerciales, riesgos geopolíticos y fragilidad en la cadena de suministro”.
El sector del camarón es el más golpeado, especialmente por los aranceles estadounidenses, lo que está obligando a productores y exportadores a rediseñar sus estrategias de mercado con rapidez. La situación genera costos adicionales, encarece la logística y resta previsibilidad en un negocio altamente sensible a los precios.
El informe señala varios impactos clave:
- Incertidumbre para la inversión: la volatilidad de las políticas comerciales frena proyectos a largo plazo en acuicultura y transformación.
- Costes crecientes: las reconfiguraciones de rutas y mercados aumentan los gastos de transporte y almacenamiento.
- Mercados inestables: aunque algunos productores pueden beneficiarse de flujos comerciales desviados, la mayoría afronta demanda volátil y márgenes más estrechos.
- Futuro sin retorno al pasado: incluso si se reducen las tensiones comerciales, Rabobank considera improbable que el sector retome los patrones tradicionales de intercambio.
Diversificación como estrategia
Ante este escenario, la entidad neerlandesa recomienda a empresas y gobiernos diversificar tanto los mercados de destino como las fuentes de suministro. Sin embargo, advierte de que esta transición será costosa y compleja, pues se trata de una industria con consumidores muy sensibles al precio.
En paralelo, el estudio subraya la importancia de reforzar la resiliencia logística, crear acuerdos comerciales más amplios y apostar por la innovación en sostenibilidad para mitigar riesgos en un sector que ya se enfrenta al cambio climático y a la presión social por prácticas más responsables.
Una industria a prueba de resistencia
“El comercio de productos del mar nunca volverá a ser el mismo”, resume Nikolik, destacando que los próximos años serán decisivos para comprobar la resiliencia real del sector. En su opinión, el futuro del marisco y del pescado dependerá de la capacidad de las empresas para adaptarse a un nuevo mapa comercial marcado por la incertidumbre y la fragmentación de mercados.
