Una década de seguimiento en el Índico demuestra que las grandes reservas, como el archipiélago de Chagos, son clave para cumplir el objetivo global de proteger el 30 % de los océanos antes de 2030
Un equipo internacional de doce investigadores ha publicado en la revista Journal of Applied Ecology una de las conclusiones más contundentes sobre conservación marina de la última década: el tamaño de las áreas marinas protegidas (AMP) influye directamente en su capacidad para preservar la biodiversidad.
El estudio se ha basado en diez años de seguimiento del archipiélago de Chagos, la mayor área marina protegida del planeta, con 640 000 km² libres de pesca comercial y actividades extractivas. Desde 2010, esta zona clasificada como Very Large Marine Protected Area (VLAMP) no solo salvaguarda arrecifes de coral y fauna residente, sino también especies altamente móviles como tortugas carey, rayas manta de arrecife y diversas aves marinas.
Según la investigadora Alice Trevail, de la Universidad de Exeter y coautora del trabajo, “en áreas más pequeñas es difícil garantizar protección a especies con amplios rangos de desplazamiento”. En Chagos, el 95 % de las biomasa monitoreada permaneció dentro de la zona protegida, incluso durante migraciones, desplazamientos alimenticios o reproductivos.
Umbral clave: 100 000 km²
Los modelos desarrollados por los científicos indican que una AMP de 100 000 km² seguiría protegiendo al 97 % de las rutas de rayas manta y al 94 % de las tortugas, pero solo al 59 % de las aves marinas, más viajeras por naturaleza. La conclusión: cuanto mayor el área, más efectiva la protección, especialmente para especies que cruzan largas distancias.
Estos hallazgos llegan en un momento estratégico. El territorio, actualmente bajo soberanía británica, pasará a la administración de Mauricio, aunque se mantendrá una base militar conjunta entre Reino Unido y Estados Unidos en una de las islas. Para los autores, los resultados son especialmente relevantes de cara a este cambio y a los compromisos internacionales asumidos en la COP15 de biodiversidad (2022) para proteger el 30 % de las aguas marinas antes de 2030.
