La sardina ibérica recibe el sello azul de sostenibilidad y abre la puerta a nuevos mercados internacionales
En el puerto luso de Matosinhos, bajo el vuelo incansable de las gaviotas y el ajetreo típico de una jornada de trabajo en el mar, se vivió un día de celebración para el sector pesquero ibérico. La sardina capturada con artes de cerco en España y Portugal ha obtenido el sello azul del Marine Stewardship Council (MSC), que certifica su sostenibilidad medioambiental y la gestión transparente de los recursos pesqueros. Un reconocimiento largamente esperado que permitirá a los pescadores competir en los mercados más exigentes del mundo.
«Es un día de capturas razonablemente bueno», decía al amanecer Agostinho da Mata, presidente de la cooperativa portuguesa Propeixe, mientras señalaba que este distintivo «nos permitirá trabajar en mejores condiciones» y que los esfuerzos realizados durante años por el sector «se verán reflejados en los mercados».
Un sello que premia la transparencia
El director de MSC para España y Portugal, Alberto Martín, destacó que este sello no solo acredita buenas prácticas, sino también «un ejercicio de transparencia en función de las necesidades ecosistémicas». Recordó que la certificación ha sido posible gracias a un esfuerzo conjunto por recuperar el stock de sardina ibérica, hoy en vías de reconstitución.
También la secretaria general de Pesca de España, Isabel Artime, celebró la cooperación entre ambos países: «España y Portugal no solo comparten el mar, sino también la posibilidad de conservarlo y conservar sus recursos». Artime subrayó que el acuerdo entre 317 embarcaciones y 15 organizaciones de productores desde 2021 ha sido clave para lograr esta certificación.
Una travesía larga, pero fructífera
La iniciativa arrancó en 2019 impulsada por la Asociación de Armadores de Cerco de Galicia (Acerga), cuando Alberto Castro comenzó a movilizar al sector gallego y portugués en torno a la idea de obtener la distinción. «Quién nos iba a decir que estaríamos hoy aquí. Un poco tarde, pero hemos llegado», resumió Castro, recordando los años de encuentros, desencuentros y una vigilancia estricta.
Con esta certificación, la sardina ibérica se convierte en la segunda en Europa en ser reconocida como sostenible —hasta ahora solo contaba con esta distinción la sardina de Cornualles, Reino Unido—. España suma así un nuevo producto certificado a su lista, donde ya figuran especies como la anchoa o el bonito del norte.
Portugal, por su parte, ya había obtenido este sello en 2010, pero lo perdió cuatro años después al caer la biomasa. Por eso, la recuperación de la certificación ha sido vivida con entusiasmo institucional. «Esto no es fruto de una buena marea, sino del esfuerzo y la competencia del sector. Necesitamos asegurar ingresos para nuestros pescadores y garantizar el relevo generacional», declaró el ministro de Agricultura y Pesca portugués, José Manuel Fernandes.

Más cuota y nuevos mercados
Castro aprovechó la ocasión para lanzar un mensaje a Bruselas: «Hemos hecho nuestra parte, hemos logrado la certificación MSC. Ahora la Comisión debe incrementar nuestra cuota, y podremos dejar de mendigar sardina a Portugal». Actualmente, el país vecino controla dos tercios de la cuota de sardina ibérica.
En la misma línea, el secretario xeral de Pesca de Galicia, Cándido Rial, subrayó que el cerco gallego y cantábrico «ha hecho un esfuerzo muy grande» y merece una cuota mayor «porque sabe trabajar de forma sostenible». Aun así, advirtió que el sello no supondrá un gran cambio en los precios a nivel local, pero sí «abrirá la puerta a nuevos mercados con mayor valor añadido».
La obtención del sello MSC marca un punto de inflexión para una de las especies más emblemáticas del litoral atlántico. Ahora, el reto está en mantener el esfuerzo colectivo y aprovechar esta distinción para posicionar la sardina ibérica en el mapa global de los productos pesqueros sostenibles.
