La Asamblea Nacional vota en contra del texto que proponía frenar el desarrollo de las energías renovables, especialmente la eólica marina y el fotovoltaico
La Asamblea Nacional francesa ha rechazado de forma contundente el proyecto de ley que proponía establecer un moratorio sobre el desarrollo de la energía eólica —especialmente la marina— y la solar. Con 377 votos en contra, 142 a favor y 47 abstenciones, los diputados han frenado la conocida como ley Gremillet, una propuesta que despertaba una fuerte polémica al poner en entredicho el futuro inmediato de las energías renovables en Francia.
La votación tuvo lugar este martes 24 de junio, en una sesión que marcó un giro respecto al inicio del debate, que comenzó el pasado 16 de junio y que había estado caracterizado por una escasa participación parlamentaria. Esta baja asistencia había facilitado la inclusión de enmiendas de sectores opuestos a las renovables y defensores de una apuesta casi exclusiva por la energía nuclear.
Sin embargo, en el momento del voto solemne, la movilización de los diputados fue masiva, lo que cambió radicalmente el rumbo del debate. El texto, impulsado por algunos sectores del Senado que proponían una programación energética nacional restrictiva para el período 2025-2035, contemplaba una moratoria para nuevas instalaciones de paneles solares y aerogeneradores tanto terrestres como marinos.
Los defensores del proyecto argumentaban que la proliferación descontrolada de estos dispositivos plantea impactos paisajísticos, ambientales y sociales. No obstante, la mayoría de la cámara consideró que frenar las energías renovables en un contexto de transición energética y emergencia climática sería un retroceso grave.
Con este rechazo, los trabajos sobre la programación energética nacional volverán ahora al Senado, donde se espera una revisión del texto inicial. La decisión parlamentaria ha sido bien recibida por organizaciones ecologistas, industriales del sector renovable y defensores de una matriz energética diversificada.
Francia se encuentra en un momento clave de definición de su política energética para la próxima década, y el resultado de este debate marcará las estrategias para alcanzar los objetivos climáticos nacionales e internacionales.
