El gobierno noruego califica de “inaceptable” la nueva propuesta europea que reduce drásticamente su cuota pesquera
La reciente cumbre de la Comisión de Pesquerías del Atlántico Noreste (NEAFC), celebrada en Londres los días 10 y 11 de junio, ha desatado una tormenta política y diplomática entre Noruega y la Unión Europea. El motivo: la propuesta comunitaria de reducir del 26 % al 6 % la cuota noruega del stock de merlán azul del Atlántico noreste. Un movimiento que Oslo considera “una provocación directa” y que amenaza con desestabilizar otros acuerdos de reparto sobre especies compartidas como el caballa o el arenque.
La reacción del sector pesquero noruego ha sido contundente. Tanto representantes del gobierno como asociaciones profesionales han denunciado que la propuesta “rompe unilateralmente años de equilibrios construidos con esfuerzo” y han advertido que Noruega podría responder con medidas similares en futuras negociaciones. El merlán azul —clave en la industria noruega— representa una fuente de ingresos significativa para sus comunidades costeras.
La propuesta europea, sin embargo, ha sido respaldada por otros Estados costeros como la Unión Europea y las Islas Feroe, que verían incrementadas sus cuotas. Bruselas defiende su planteamiento alegando la necesidad de una distribución más equitativa en función del esfuerzo pesquero actual y de la presencia de la especie en sus aguas.
En plena transición hacia modelos de pesca más sostenibles y en el marco de los compromisos ambientales europeos, la tensión revela lo complejo que sigue siendo armonizar intereses económicos, ecológicos y diplomáticos en el entorno marítimo del norte de Europa. Mientras tanto, los barcos siguen faenando y el pescado —al centro del debate— recuerda que el mar no entiende de fronteras políticas, pero sí de consecuencias humanas y ambientales
