Éric Banel destaca el liderazgo de Francia en la ONU de los Océanos y el impulso de la diplomacia, la descarbonación y la protección marina
En una entrevista mantenida tras la clausura de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos (UNOC), celebrada en Niza el pasado 13 de junio, Éric Banel, director general de Asuntos Marítimos, Pesca y Acuicultura de Francia, valora el encuentro como un “gran catalizador para los temas oceánicos” y un escaparate para consolidar el compromiso francés con los retos del litoral y de la economía azul.
Banel enfatiza que el trabajo previo de su departamento fue intenso: “Hubo un año de preparación y la movilización de unas cincuenta personas de todas las delegaciones ligadas a la pesca, planificación marítima, patrimonio, turismo, áreas marinas protegidas, biodiversidad, control en el mar y economía azul”. En su opinión, el grado de participación superó con creces el registro de las ediciones anteriores, lo que ya supone, de por sí, “una victoria diplomática” para París.
El director, quien estuvo presente en la primera línea organizativa —promoviendo eventos y defendiendo los avances tecnológicos franceses en materia de descarbonación marina—, subraya el impacto de la conferencia como impulso político: “Francia ha logrado convertir la UNOC en una vitrina excepcional sobre los océanos. Estas negociaciones multilaterales fortalecen nuestro liderazgo”, afirma.
Entre las prioridades que destacó durante el evento, Banel citó la planificación del uso del espacio marino, el combate contra la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada, así como el impulso de la innovación ecológica en los buques y estructuras portuarias. Esta apuesta por la sostenibilidad encaja plenamente en la hoja de ruta del país para reducir significativamente la huella de carbono en sus flotas y en el transporte marítimo.
La conferencia ha servido también para impulsar una política marítima integrada, centrada en la preservación de los ecosistemas, el fomento de la acuicultura sostenible, el fortalecimiento del turismo costero responsable y la revitalización de sus áreas marinas protegidas. “Se trata de una diplomacia oceánica activa que va más allá de los compromisos, implementando acciones concretas desde lo local a lo global”, apunta Banel.
Además, el oficial francés valora la visibilidad lograda en Niza para las empresas y centros de innovación galos. En los distintos salones y espacios de exhibición se mostraron tecnologías de avanzada, desde sistemas de descarbonación hasta sensores oceánicos inteligentes, lo que contribuyó a reforzar la imagen de Francia como actor de referencia en la transición marítima.
De cara al futuro, Éric Banel confía en que la UNOC de Niza sea un punto de partida: “A partir de aquí, debemos convertir el liderazgo politico en implicaciones reales: alianzas, financiamiento, cooperación científica y technológica. La gobernanza oceánica necesita concreción y seguimiento”. En las próximas semanas, el país planea reforzar los acuerdos bilaterales y multilaterales sellados durante el evento, con especial énfasis en proyectos centrados en la descarbonación de la pesca y en el desarrollo de áreas marinas protegidas con involucramiento local.
En resumen, la conferencia UNOC en Niza no solo ha ganado relevancia por su afluencia y por la proyección de Francia, sino que se confirma como un hito diplomático con repercusiones concretas para los océanos: desde fortalecimientos regulatorios hasta innovaciones técnicas para proteger la vida marina y mitigar el cambio climático. Según Banel, este “impulso oceánico” apenas acaba de comenzar.
El pacto introduce seis prioridades de acción y dos herramientas estratégicas: una Visión para la pesca y la acuicultura 2040 y una futura Ley Europea sobre los Océanos, actualmente en fase de diseño. Este enfoque representa una evolución respecto a las normativas anteriores, que carecían de un marco integrado de sostenibilidad ambiental, competitividad empresarial y cohesión social para los territorios costeros.
Uno de los ejes centrales del nuevo pacto es el fortalecimiento de la soberanía alimentaria europea. Hoy, más del 70% de los productos de origen acuático que se consumen en la Unión Europea son importados. Por ello, Bruselas propone reforzar la producción interna de pescado y marisco a través de medidas que impulsen la competitividad y resiliencia de los sectores de pesca y acuicultura, alineando esta estrategia con los compromisos ambientales del Pacto Verde Europeo.
La acuicultura sostenible ocupa un lugar destacado. La Comisión se compromete a lanzar una iniciativa específica que involucre a empresas, centros de investigación, inversores y administraciones, con el objetivo de fomentar la innovación tecnológica, la multifuncionalidad del espacio marítimo y la gestión eficaz de amenazas como las especies invasoras o los predadores naturales.
En paralelo, el pacto pone sobre la mesa algo largamente demandado por el sector: una revisión profunda de la Política Pesquera Común (PPC) y de la Organización Común de Mercados (OCM). Esta evaluación se considera clave para adecuar el marco normativo a los desafíos contemporáneos, tanto en materia de sostenibilidad como de competitividad global. La eventual reforma sería, según la Comisión, “una piedra angular” para alcanzar una cadena de valor más fuerte y autónoma.
Pero el pacto no se limita a la dimensión ecológica o económica. También reconoce la importancia de la dimensión social del trabajo en el sector marino. Por primera vez, se apunta a la necesidad de medidas que aborden las condiciones laborales, los retos de relevo generacional, la precariedad en ciertas regiones costeras y la necesidad de atraer nuevo talento a estas profesiones tradicionales.
La gran incógnita, por ahora, reside en el nivel de respaldo político que obtendrá la propuesta en el Parlamento y en cómo se traducirá este apoyo en acciones legislativas concretas. La credibilidad del Pacto Azul dependerá, en última instancia, de su capacidad para pasar del papel a la práctica.
Mientras tanto, el sector pesquero y acuícola europeo tiene una oportunidad única para anticiparse a este nuevo paradigma. La inversión en trazabilidad, sostenibilidad certificada, digitalización, tecnologías verdes y alianzas internacionales no solo será clave para cumplir con futuras regulaciones, sino también para ganar terreno en un mercado cada vez más exigente y globalizado.
En un contexto de creciente demanda de proteínas acuáticas saludables y con los océanos en el centro de la agenda climática mundial, Europa busca con este pacto reforzar su liderazgo y asegurar que la economía azul sea también una economía justa, innovadora y sostenible.
Niza 2025: una cumbre oceánica que impulsa acción global y financiamiento verde
La tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Océano (UNOC 3) reunió a más de 120 países, incluidos más de 50 jefes de Estado, en un evento que aspiró a actuar como vitrina global de liderazgo marítimo, como destacó Éric Banel, director general francés de Asuntos Marítimos.
Banel afirmó que la conferencia, tras un año de preparación, movilizó a unas cincuenta personas de su dirección y sirvió como plataforma para destacar la innovación francesa y reforzar la diplomacia marítima.
Moratoria global a la minería de aguas profundas
Uno de los avances más destacados fue el respaldo de 37 países —entre ellos Francia, España y Alemania— a una moratoria en la minería submarina en aguas internacionales, en respuesta a la orden estadounidense que busca autorizar esta práctica. El secretario general de la ONU, António Guterres, comparó esta actividad con «un Salvaje Oeste» y pidió una regulación internacional inmediata.
Compromiso financiero y ciencia azul
La Unión Europea anunció un ambicioso paquete de 1.000 millones de euros distribuido en 50 proyectos globales para proteger los océanos, incluyendo regeneración de manglares en Guyana, pesca sostenible en Tanzania y protección de corales. Un tercio del presupuesto se destinará a investigación científica.
El Decenio del Océano y organizaciones como CNRS e IFREMER presentaron recomendaciones científicas para impulsar políticas que faciliten la descarbonización del transporte marítimo, amplíen áreas marinas protegidas y frenen la contaminación plástica
Plásticos marinos y pesca sostenible, ¿alianza o batalla?
Aunque se consolidó una coalición de 97 países a favor de reducir la producción de plásticos, la pesca de arrastre generó controversia. ONG como Oceana y BLOOM lamentaron que no se adoptara un veto en áreas protegidas, con críticas a Francia y España. El Tribunal de Justicia de la UE respaldó restricciones a esta técnica en aguas profundas.
Transporte marítimo con bajas emisiones
En paralelo, la Organización Marítima Internacional presentó un plan para descarbonizar el transporte marítimo, incluyendo un sistema global de precios de carbono, impulso a energías renovables en buques y medidas como reducción de velocidad y limpieza de cascos para disminuir ruido submarino y emisiones
En resumen, la Cumbre de Niza destacó por consolidar la cooperación internacional en diplomacia oceánica, promover una moratoria a la minería submarina, movilizar cientos de millones en inversión oceánica y avanzar en marcos científicos y de economía azul.
