La Unión Europea ha alcanzado un nuevo acuerdo de cooperación pesquera con Groenlandia que permitirá a los buques comunitarios acceder a los ricos caladeros de sus aguas a cambio de una contribución económica anual de 17,3 millones de euros. El pacto, anunciado oficialmente esta semana por la Comisión Europea, refuerza los lazos bilaterales en materia pesquera y energética entre ambas partes y establece cuotas de captura de hasta 30.906 toneladas anuales para la flota europea.
El acuerdo, que sustituye al protocolo anterior y estará en vigor durante varios años, se enmarca en la política de acuerdos de asociación en el ámbito pesquero sostenible (SFPA) que la UE mantiene con varios países y territorios de fuera de su espacio comunitario. El objetivo: garantizar el abastecimiento de productos del mar, bajo condiciones de sostenibilidad y con un reparto justo de beneficios.
Recursos compartidos, beneficios mutuos
Groenlandia, un territorio autónomo dentro del Reino de Dinamarca, posee una de las zonas económicas exclusivas (ZEE) más extensas del mundo, rica en especies como bacalao, fletán, gallineta nórdica y camarones, muy valoradas en el mercado europeo. A través del acuerdo, la UE podrá explotar parte de estos recursos de forma regulada, mientras que el país ártico se beneficiará no solo de la contribución financiera directa, sino también de apoyo técnico, científico y logístico para reforzar la sostenibilidad de su sector pesquero.
La distribución de los 17,3 millones de euros anuales incluye una compensación por el acceso a los recursos y una dotación específica para el desarrollo del sector pesquero local, en particular para mejorar la trazabilidad, el control de desembarques y la formación de personal.
Sostenibilidad como eje del acuerdo
La Comisión Europea ha subrayado que este nuevo protocolo responde a los principios de la Política Pesquera Común (PPC), priorizando la sostenibilidad a largo plazo de los ecosistemas marinos y el respeto a los derechos del país asociado. Además, se ha previsto una revisión anual de las capturas autorizadas, en función de las recomendaciones científicas y del estado de las poblaciones.
Este enfoque adaptativo permitirá ajustar las cuotas y las condiciones del acuerdo a las necesidades reales de conservación, un aspecto especialmente sensible en una región como el Ártico, donde el impacto del cambio climático sobre las especies marinas es cada vez más notable.
Una apuesta estratégica en un Ártico cambiante
Más allá de lo pesquero, el acuerdo tiene una dimensión claramente geoestratégica. Groenlandia ha adquirido un creciente interés para la UE en un momento en el que el Ártico se consolida como una nueva frontera de intereses económicos y geopolíticos. La cooperación en pesca refuerza una relación que podría extenderse a otros ámbitos clave como la investigación científica, la minería sostenible o la seguridad marítima.
Bruselas ha reiterado que el acuerdo respeta plenamente los derechos de Groenlandia como socio autónomo, al tiempo que refuerza la presencia europea en una región cada vez más sujeta a tensiones internacionales, especialmente por el aumento del interés de potencias como China o Rusia.
Implicaciones para la flota comunitaria
El nuevo protocolo permitirá a buques de varios Estados miembros —entre ellos España, Francia, Portugal o Alemania— acceder a caladeros valiosos en términos comerciales, en un contexto donde el agotamiento de algunas pesquerías europeas obliga a diversificar zonas de actividad.
La industria pesquera ha recibido el acuerdo con satisfacción moderada, valorando tanto el acceso a nuevas oportunidades como el marco de estabilidad que ofrece a medio plazo. No obstante, algunas organizaciones ecologistas han pedido un mayor seguimiento sobre el cumplimiento de las condiciones de sostenibilidad, alertando sobre la presión creciente sobre los recursos marinos del Ártico.
Un modelo de cooperación que se consolida
El acuerdo con Groenlandia consolida el modelo de acuerdos pesqueros sostenibles como una herramienta clave de la política exterior pesquera de la UE, que combina intereses económicos, cooperación al desarrollo y conservación ambiental.
Con esta nueva alianza, la Unión Europea asegura su presencia en uno de los ecosistemas más frágiles y estratégicos del planeta, a la vez que reafirma su compromiso con una pesca responsable, justa y sostenible.
