En un momento clave para el futuro de los océanos, la Unión Europea ha dado un paso histórico al ratificar el Tratado sobre la Alta Mar, un instrumento internacional que aspira a proteger dos tercios de los océanos del planeta —aquellos que se encuentran fuera de cualquier jurisdicción nacional—. Esta ratificación refuerza el papel de la UE como actor central en la gobernanza marina global, consolidando su liderazgo de cara a la próxima Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos (UNOC) que se celebrará en Niza en junio de 2025.
Adoptado formalmente por la ONU en junio de 2023, el Tratado de Biodiversidad más allá de la Jurisdicción Nacional (BBNJ) entrará en vigor una vez alcanzadas 60 ratificaciones. La UE, gracias a la reciente adhesión de países como Chipre, Finlandia, Hungría, Letonia, Portugal y Eslovenia, junto con las de Francia y España, ha aportado ya 29 ratificaciones, logrando la mayor ratificación conjunta jamás realizada por un bloque regional.
La organización High Seas Alliance ha felicitado a los seis Estados miembros de la Unión Europea (UE) que han depositado, junto con la UE, sus instrumentos de ratificación en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ayer en Nueva York.
Un marco vinculante para océanos sin fronteras
Las zonas oceánicas situadas fuera de las aguas nacionales —que representan aproximadamente el 64 % de la superficie marina mundial— carecen en gran medida de protección efectiva: actualmente solo un 1 % de estas áreas cuenta con alguna figura de conservación. El tratado BBNJ introduce medidas concretas para revertir esta situación, como la creación de nuevas áreas marinas protegidas, mecanismos de evaluación ambiental de actividades humanas en alta mar y sistemas de cooperación científica y tecnológica.
Para el sector pesquero, los efectos serán significativos. Por un lado, se espera un fortalecimiento de los controles sobre la pesca en aguas internacionales. Por otro, las nuevas zonas protegidas podrían favorecer a largo plazo la regeneración de las especies y ecosistemas marinos, promoviendo una pesca más sostenible y contribuyendo a los objetivos globales de seguridad alimentaria.
Compromiso financiero y político
La UE no solo lidera con su ejemplo institucional. También lo hace desde el punto de vista económico: con una aportación de 40 millones de euros al programa Global Ocean Programme, se convierte en el principal donante internacional para la implementación del tratado en países del África, el Caribe y el Pacífico. Este gesto refuerza la coherencia de la estrategia azul europea, que promueve una gestión integrada y equitativa de los recursos marinos.
A nivel legislativo, la Comisión Europea ya ha presentado una propuesta normativa para integrar el tratado BBNJ en el derecho comunitario, asegurando que todos los Estados miembros apliquen de forma armonizada sus disposiciones. Esta regulación será especialmente relevante para las empresas del sector pesquero, acuícola y transformador, que deberán adaptarse a un marco legal más exigente pero también más transparente.
Camino a Niza 2025: diplomacia por los océanos
La UNOC 2025, que se celebrará en Niza, será una oportunidad clave para comprobar la eficacia de esta nueva gobernanza. La UE ha instado a todos los Estados que aún no han ratificado el tratado a hacerlo sin demora, para garantizar su entrada en vigor antes del evento. Además, lidera —junto a Palau y Seychelles— la High Ambition Coalition for BBNJ, una alianza que persigue proteger al menos el 30 % de los océanos del planeta para 2030.
Más allá del gesto diplomático, la ratificación del tratado constituye una respuesta concreta a los desafíos urgentes de la crisis climática, la pérdida de biodiversidad y la sobreexplotación de los recursos marinos. También responde a una demanda creciente por parte de la sociedad civil y los consumidores: la de una trazabilidad clara y una gestión ética de los océanos.
Una oportunidad para transformar el sector
Las áreas situadas fuera de la jurisdicción nacional albergan ecosistemas únicos, fundamentales para la vida marina y humana, y son clave tanto desde el punto de vista ecológico como económico. El nuevo tratado, con su marco vinculante y su enfoque global, ofrece una plataforma para redefinir la forma en que se produce, comercializa y regula la actividad pesquera.
Con la ratificación del Tratado sobre la Alta Mar, la Unión Europea se posiciona como un referente en la protección de los océanos y marca una hoja de ruta que combina ambición política, cooperación internacional y responsabilidad ambiental. Un paso esencial hacia una economía azul más justa, resiliente y comprometida con el futuro del planeta
