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viernes, diciembre 5, 2025
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La flota atunera europea pierde terreno en el Atlántico mientras las capturas asiáticas suben un 68 %

La Organización de Productores Asociados de Grandes Atuneros Congeladores (OPAGAC) ha lanzado un serio aviso a las instituciones comunitarias: Europa está perdiendo competitividad en el Atlántico oriental, y con ello, el acceso de su flota atunera a sus caladeros históricos. Según la organización, de seguir la tendencia actual, es solo cuestión de tiempo que los supermercados europeos dejen de comercializar atún procedente de buques comunitarios, ofreciendo en su lugar producto de flotas asiáticas con estándares medioambientales y sociales mucho más bajos. OPAGAC advierte que los supermercados europeos podrían dejar de ofrecer atún de buques comunitarios si no se reequilibra el modelo pesquero

La advertencia llega en un momento crítico para la pesca europea. Desde 2016, la flota comunitaria ha perdido el 38 % de sus buques atuneros en el Atlántico, pasando de 21 a 13 embarcaciones, y ha visto reducir sus capturas en un 24 %. Frente a esta caída, las flotas asiáticas —abanderadas en países como Ghana, Senegal o Guinea— han aumentado sus capturas en un 68 %, beneficiándose de un control laxo o inexistente, denuncia OPAGAC.


Un modelo pesquero en retroceso

Según el director gerente de OPAGAC, Julio Morón, “la flota europea está siendo desplazada de sus caladeros tradicionales en África Occidental, donde ha operado desde los años 60 y ha sido clave para el desarrollo económico local, especialmente en puertos como Dakar o Abiyán”.

Morón acusa a las flotas de capital asiático de actuar sin transparencia ni control efectivo, mientras disfrutan de acceso libre al mercado europeo, en clara desventaja para los buques comunitarios, que sí cumplen estrictas normativas en materia medioambiental, social y de trazabilidad.


Reglas desiguales y presiones regulatorias

OPAGAC sostiene que esta situación es consecuencia directa de una falta de control en la aplicación de las medidas de gestión pesquera, especialmente la veda al uso de dispositivos concentradores de peces (FAD), vigente desde 2016 bajo la regulación de la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT).

Mientras las flotas asiáticas operan sin garantías de cumplimiento, la europea soporta una presión regulatoria creciente, tanto de la Unión Europea como del propio ICCAT. La organización recuerda que el cumplimiento de normas como límites de captura, presencia de observadores a bordo y restricción del uso de FADs implica un coste económico y operativo considerable para los operadores europeos.

Aunque ICCAT acordó reducir la veda de 72 a 45 días a partir de 2025, OPAGAC considera esta reducción insuficiente, y reclama que se aplique por igual a todas las flotas, con mecanismos de verificación reales.


Riesgo para la sostenibilidad y la seguridad alimentaria europea

Además del impacto económico, OPAGAC subraya que esta situación compromete el modelo europeo de pesca sostenible, que ha demostrado ser social y ambientalmente responsable. Según el último informe de la Fundación Internacional para la Sostenibilidad de los Productos del Mar (ISSF), el 98 % de las capturas de atún globales provienen actualmente de poblaciones no sobreexplotadas.

No obstante, la continuidad de este modelo está en entredicho si las normas no se aplican de forma equitativa, y si la UE sigue permitiendo la entrada de 900.000 toneladas de productos pesqueros libres de aranceles sin exigir estándares similares a los que aplica internamente.


Llamado a una política pesquera más coherente

Ante este panorama, OPAGAC ha instado a la Comisión Europea a tomar medidas urgentes para reequilibrar el escenario pesquero y proteger los intereses de su flota. Confían en que el nuevo comisario de Pesca y Océanos, Costas Kadis, impulse un cambio de rumbo que garantice condiciones de competencia justas.

Una de las propuestas clave es vincular los contingentes arancelarios autónomos (ATQ) al cumplimiento de criterios de sostenibilidad ambiental y laboral. Esta medida reforzaría la coherencia normativa, mejoraría la competitividad del sector europeo y contribuiría a preservar la soberanía alimentaria de la Unión.


Si no se corrige el rumbo, advierte OPAGAC, Europa corre el riesgo de perder su liderazgo en la pesca sostenible de atún tropical, permitiendo que el mercado lo dominen productos más baratos, pero menos responsables, provenientes de flotas asiáticas sin supervisión. El tiempo apremia.

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