En el marco del Partenariado Europeo para la Transición Energética de la Flota Pesquera, la Comisión Europea ha confiado a Vincent Guerre, director de comercio y competitividad de SEA Europe, la misión de coordinar uno de los grupos clave del proceso: el que representa a los astilleros y fabricantes de equipos marítimos europeos. Su objetivo es claro: identificar los obstáculos que impiden la descarbonización del sector pesquero y proponer soluciones realistas y técnicamente viables para una pesca sostenible.
Durante las Jornadas Marítimas Europeas celebradas esta semana en Cork (Irlanda), Guerre presentó las primeras recomendaciones del sector industrial para lograr una verdadera transición energética de la flota pesquera europea.
Una hoja de ruta participativa y pragmática
“La clave no es imponer desde arriba, sino construir una hoja de ruta en la que la industria forme parte de las soluciones”, explicó Guerre en entrevista con medios especializados.
Desde el verano pasado, la Comisión Europea puso en marcha una iniciativa inédita, seleccionando a diez coordinadores para trabajar con distintos segmentos del sector marítimo: puertos, tipos de flotas, centros de investigación y la industria naval. En este contexto, el papel de SEA Europe ha sido movilizar a los actores industriales, incluidos astilleros y fabricantes, para identificar los desafíos técnicos y normativos que obstaculizan el uso de tecnologías limpias a bordo.
Tecnología limpia, sí, pero con espacio y flexibilidad regulatoria
Una de las principales barreras señaladas por Guerre es la regulación sobre el volumen y el tonelaje de los barcos de pesca, que limita actualmente la instalación de nuevos sistemas de propulsión de bajas emisiones (como híbridos, eléctricos o basados en combustibles alternativos), ya que estos requieren mayor espacio a bordo.
“No se puede descarbonizar una flota si las normas no permiten físicamente instalar la tecnología necesaria. Es una contradicción que debe resolverse”, advirtió el directivo.
Por ello, una de las recomendaciones centrales será la revisión de los criterios de arqueo bruto que determinan el tamaño máximo permitido de los buques, permitiendo cierta flexibilidad regulatoria para incorporar innovación tecnológica sin penalizar al armador.
Una oportunidad para reforzar la industria europea
Desde SEA Europe, también se subraya que esta transición no solo representa un reto medioambiental, sino una oportunidad estratégica para revitalizar la industria naval europea, fomentar el empleo, estimular la I+D y consolidar la autonomía tecnológica del continente.
“La transición energética no debe verse solo como una obligación, sino como una palanca de competitividad industrial”, subraya Guerre.
En este sentido, la industria pide a la Comisión que el futuro marco incluya incentivos para la modernización de flotas, apoyo a las pymes proveedoras de tecnología verde, y un enfoque integral que conecte puertos, astilleros y operadores.
El futuro de la pesca: innovación con sostenibilidad
Con una propuesta de hoja de ruta prevista para principios de 2026, el trabajo de estos grupos será determinante para definir el equilibrio entre sostenibilidad ambiental, viabilidad económica y evolución tecnológica de la flota pesquera europea.
“Solo será posible una pesca verdaderamente sostenible si combinamos tecnología de vanguardia con métodos de gestión adaptados al siglo XXI”, concluyó Guerre.
