En un clima de creciente presión regulatoria, representantes del sector pesquero europeo se dieron cita esta semana en Bruselas para defender una postura clara: la pesca de arrastre no es el problema, sino parte de la solución para una economía azul sostenible y autosuficiente. Durante el evento, organizado por Federpesca y otras entidades del sector, se presentaron datos oficiales que desmontan la narrativa dominante que estigmatiza esta práctica como insostenible y obsoleta.
Una técnica regulada, limitada y esencial
A menudo señalada como destructiva para los ecosistemas marinos, la pesca de arrastre se enfrenta a una creciente campaña que busca su prohibición total en Europa antes del año 2030. Sin embargo, las cifras presentadas en el evento cuentan una historia muy distinta.
Según datos de Federpesca, en el mar Mediterráneo el 64% de las zonas ya están cerradas a la pesca de arrastre. Además, en áreas marinas protegidas está completamente prohibida, y en las zonas permitidas solo se puede faenar durante menos de 170 días al año. “¿Qué otro sector productivo europeo opera durante menos de la mitad del año?”, se preguntó retóricamente Francesca Biondo, directora general de Federpesca.
Pese a estas restricciones, la pesca de arrastre genera el 25% de los desembarcos y el 30% del valor económico del sector pesquero de la Unión Europea. Si se incluye la pesca de arrastre pelágica, la cifra supera el 50% del total de capturas. Datos que evidencian la relevancia estratégica de esta técnica para garantizar la seguridad alimentaria y la soberanía pesquera europea.
Entre sostenibilidad y competencia global
Uno de los argumentos más repetidos en Bruselas fue el riesgo de que prohibiciones ideológicas y generalizadas desemboquen en una mayor dependencia de las importaciones, muchas veces procedentes de países con estándares ambientales, laborales y sanitarios inferiores a los europeos.
“Eliminar una parte tan significativa de la producción nacional no resolverá los problemas medioambientales. Solo los desplazará a otros lugares con menor control y más impacto”, advirtió Biondo durante su intervención.
La responsable de Federpesca subrayó que la verdadera vía hacia una pesca sostenible debe basarse en normas inteligentes, guiadas por la ciencia, la trazabilidad, la innovación tecnológica y la colaboración con los propios pescadores, en lugar de políticas punitivas que ignoran la evolución del sector.
Compromiso ambiental desde el mar
Otro punto destacado durante el foro fue el compromiso silencioso pero constante de los pescadores con la protección del entorno marino. En muchas localidades italianas, por ejemplo, los marineros recogen a diario los residuos plásticos atrapados en las redes y los llevan de vuelta a tierra firme. Una práctica que ha sido incluso reconocida públicamente por el Papa Francisco, en agradecimiento por su contribución activa a la limpieza de los mares.
Hacia un nuevo marco regulatorio europeo
El evento en Bruselas sirvió también como plataforma para pedir a las instituciones europeas un cambio de enfoque. El mensaje fue claro: la sostenibilidad no puede construirse a costa de la competitividad y la viabilidad económica del sector pesquero tradicional.
El llamado es a construir un marco regulatorio que reconozca el valor social, económico y medioambiental de la pesca de arrastre cuando se realiza con responsabilidad, y que brinde a los pescadores europeos las condiciones necesarias para seguir innovando, cumpliendo con los estándares más altos del mundo y garantizando el abastecimiento local de pescado fresco y seguro.
