Patrones de Ondarroa no ven claro que los pingers disuaden a los delfines. Según su experiencia «estamos a favor de estos ‘pingers’ pero no tenemos claro que están siendo efectivos». Mientras tanto, la flota de Ondarroa ve “lamentable” el cierre de la pesca en aguas francesas. En este sentido niegan que su actividad tenga relación con los varamientos de delfines.
La entrada en vigor de la reglamentación aprobada por la Comisión Europea para prohibir durante un mes la pesca en aguas francesas del Golfo de Bizkaia con el propósito de reducir la muerte accidental de delfines que Bruselas ha generado un gran malestar en la flota. Ondarroa es uno de los puertos cuya flota se verá afectada por la veda establecida. Desde la Organización de Productores de Pesca de Altura (OPPAO) consideran “lamentable” la decisión adoptada por Bruselas que prohíbe la pesca en aguas de Francia entre el 22 de enero y 20 de febrero de este año 2025. “Nos prohíben llevar a cabo nuestro trabajo durante cuatro semanas, durante las que dejaremos de traer 140.000 kgs de merluza fresca y el armador y los trabajadores dejarán de ingresar cuatro semanas de actividad económica y laboral” señalan desde OPPAO.
Desde la flota de altura del puerto de Ondarroa niegan que los varamientos de delfines están relacionados con la interacción producida con las redes de arrastre en pareja que emplean sus barcos. “La realidad es que nuestras embarcaciones llevan científicos de AZTI a bordo, y nuestras redes van equipadas con pingers, dispositivos acústicos que ahuyentan a los cetáceos.
140.000 kilos de merluza
Según AZTI, –apuntan desde OPPAO– el uso de estos dispositivos redujo un 90% la interacción con todo tipo de cetáceos, delfines incluidos. Por ello –añaden– científicamente no se sostiene que nos impidan realizar nuestro trabajo”. Otros patrones han mostrado su crítica hacia estos pingers porque no tienen claro que disuaden a los delfiines.
Desde Ondarroa acusan a la Comisión Europea de incumplir, con esta prohibición, con el objetivo de la Política Pesquera Común de perseguir la sostenibilidad en tres ejes: el medioambiental, el social y el económico. “Con esta decisión, sólo se busca cumplir con la primera, pero se olvida de los otros dos objetivos. Es decir, se decide apostar por defender únicamente a los cetáceos, de forma muy cuestionable, pero ¿quién protege a los pescadores?” se preguntan. “Europa está olvidando el objetivo social: el empleo directo e indirecto que genera la pesca –argumentan–. Y lo que es más grave, se olvida de la soberanía alimentaria, concepto que significa no depender de países terceros para obtener alimentos”.
En la actualidad, cerca del 70% del pescado consumido en Europa procede de la importación realizada desde de terceros países, principalmente del cono Asiático. “La pregunta es, ¿queremos depender aún más de Asia para alimentarnos?”. Desde la flota de altura de Ondarroa denuncian la “incoherencia” de Bruselas al someter a un sinfín de restricciones, controles, prohibiciones y obligaciones a la flota pesquera europea, que, por otra parte, no son exigidos a las flotas asiáticas. “Al contrario, se permite importar pescado de fuera sin aranceles y sin ningún tipo de control comparable al exigido a la flota europea. Es decir –prosiguen– Bruselas va a conseguir que la merluza que no van a poder pescar nuestros barcos sea suplida por pescado de importación. Por no hablar de la calidad del pescado, condiciones higiénicas a bordo, cadena de frío, condiciones laborales, cumplimiento del Convenio 188, etc”.
Desde Ondarroa reclaman a la administración comunitaria que apueste por el sector primario comunitario. “En definitiva, lo que hace falta es que los europeos decidamos si queremos ser autosuficientes en la producción de nuestros alimentos, y apostar por nuestro sector primario, o bien depender de Asia para que nos alimente”.
Los buques afectados por el cierre a la pesca de las aguas francesas del Golfo de Bizkaia no han recibido todavía las ayudas correspondientes a la veda del año pasado. “No estamos de acuerdo con el hecho de que les llamen ayudas. Si a una empresa se le prohíbe ejercer su actividad ordinaria durante un mes, no se debe hablar de ayudas sino de indemnización compensatoria. El matiz es importante, porque mientras la ayuda cubre un 25% de los ingresos perdidos, la indemnización debería compensar su totalidad”.