El investigador de AZTI, Guillem Chust aportó importantes datos en las Jornadas de Pesca de Celeiro sobre la evolución de los chicharros, anchoas o verdeles y las repercusiones a consecuencia de la tropicalización de nuestros mares. De hecho, en los últimos tiempos hemos visto cómo la temperatura aumenta, no solo la del ambiente, también la del mar. Por eso, Chust, certificaba que las especies de peces habituales en nuestros mares estaban modificando su migración para adaptarse al calentamiento global. Esto sí este aumento de temperaturas afecta a las especies que siempre estuvieron aquí, pero también se está produciendo la llegada de otras especies que son objeto de análisis por los investigadores de AZTI con el fin si pueden aprovecharse en un futuro.
Las repercusiones más notables se habían analizado con las variaciones en la distribución, períodos y profundidad de los pelágicos, por la disminución de la talla y por los cambios en la composición de las capturas y, por tanto de la productividad. «Los pescadores deben de tener en cuenta todo esto puesto que toca prepararse para faenar en otras zonas, adaptar los aparejos, asumir limitaciones de cuotas y analizar los costes y beneficios por los cambios en la explotación».
Chust explicaba que «hay, al menos, tres respuestas principales que las especies de peces llevan a cabo para contrarrestar este calentamiento: uno es el desplazamiento hacia los polos, en nuestro caso, hacia el norte; otro sería un desplazamiento en profundidad; y el otro es adaptarse en la fenología, es decir, en el año, por ejemplo, los procesos de puesta o emigración los pueden avanzar o dilatar en el tiempo en función de las características» del agua.
Tres respuestas principales
El investigador de AZTI puntualiza que estas tres respuestas son generales pero que cada especie se comporta de una manera distinta. Detalla que en AZTI se ha hecho «un estudio comparativo del verdel y el chicharro en su puesta y, curiosamente, parece ser que el verdel está desplazándose hacia el norte en su puesta para contrarrestar este calentamiento, mientras que el chicharro, en vez de desplazarse, lo que hace es avanzar la puesta. En este sentido, la anchoa, que también es una especie que tiene una afinidad geográfica en su puesta, está haciendo parecido al chicharro, es decir, avanzar la puesta, aunque constatamos que se está disminuyendo su talla.»
Sin embargo, estas migraciones y adaptaciones de nuestras especies de peces al cambio climático se está haciendo poco a poco. De momento, Chust ha contado que «estamos analizando las especies que se van si son sustituidas por otras nuevas. Estamos en ello. Son magnitudes que se siente sobre las pesquerías. Así, el bonito llega más temprano al Golfo de Vizcaya. En cuanto al chicharro se produce 12 días después pro cada grado de calentamiento. Y en el verdel hemos visto su desplazamiento de la puesta hacia el Norte, de hasta 367 kilómetros por cada grado de temperatura».
resultados preliminares de las investigaciones que explicó Chust indican que algunas de las especies comerciales que captura ahora la flota en el Cantábrico y en el golfo de Vizcaya serán más pequeñas o se trasladarán. Un nuevo escenario para el que «tenemos en mente ver posibles alternativas», anticipó el investigador de Azti.
Los cambios verificables más notables estaban en las modificaciones de las épocas o zonas de desove de especies como la anchoa, el jurel o la xarda, perceptibles también en que el bonito y el atún rojo anticipan su llegada al Cantábrico. Las investigaciones habían llegado reducción de talla y de peso en la sardina y el bocarte ya en el 2030.Todo ello era consecuencia de la «tropicalización» de los mares europeos, donde cada vez aparecen más especies propias de mares más cálidos, y de la «borealización», que provoca el desplazamiento de las habituales hacia aguas más frías, con lo cual disminuye su abundancia. Desde el 2023 hasta ahora, la temperatura del mar ha rebasado todos los registros y durante más de un año está 1,5 grados por encima de la media.
Finalmente, Chust recomendó la puesta en marcha planes de gestión o entablar negociaciones de cuotas o cesiones con otros países y promover la diversificación de la actividad. «Estamos en ello. Es preciso reforzar el seguimiento continuo, procurando actualizar y mejorar las evaluaciones de la respuesta de las especies; por ejemplo, desoves, crecimientos y migraciones» .