China ha obtenido importantes ventajas con el uso del sistema de contingentes arancelarios autónomos (ATQ) de la UE, que implica una suspensión o reducción completa de los aranceles asociados a un volumen de productos pesqueros que ingresan en las fronteras de la UE para productos como el atún. En el período de 2020 a 2023, China envió un promedio de 35.000 toneladas de atún anualmente a la UE que estaban libres de aranceles.
China vendió lomos de atún a 4.200 dólares (3.822 euros) por tonelada métrica (TM) durante el período de tiempo, lo que supuso 1.200 dólares (1.092 euros) más barato que el envío medio ecuatoriano. Junto a ello ocurre que el consumidor no puede identificar el origen del atún una vez que está en la lata porque los requisitos de marcado actuales eximen a las latas de atún de marcar la nacionalidad del barco que capturó el pescado que contienen.
El atún barato producido con estándares más bajos que los que exigen las regulaciones europeas, especialmente en lo que respecta a las condiciones laborales a bordo de los buques atuneros, ha sido y sigue siendo una amenaza real para los productores de atún de la UE porque no pueden competir de manera justa con las flotas subvencionadas y las industrias de procesamiento de lomos de atún en China. Este atún crea una competencia desleal a las flotas de la UE que cumplen con toda la regulación.
Los consumidores chinos han tardado en aceptar el atún, por lo que la enorme flota pesquera de atún del país ha recurrido a mercados extranjeros como la UE para vender sus capturas, lo que preocupa a los competidores porque su control de la cuota de mercado mundial no muestra signos de desaceleración.
La industria conservera de la UE ha estado utilizando cada vez más el atún chino, y el país ha aumentado su cuota de mercado en el bloque del 9 al 24 por ciento de las compras de atún entre 2015 y 2022. Durante el mismo período, Ecuador vio caer su cuota del 32 al 26 por ciento.