Un reciente estudio publicado en Nature ha descubierto que hasta el 75% de la contaminación por plásticos detectada en los arrecifes de coral de todo el mundo está causada por aparejos de pesca perdidos o abandonados deliberadamente en el mar. En este estudio se analizaron 85 arrecifes de coral de todo el mundo, todos ellos contaminados por plásticos a profundidades de entre 30 y 150 metros.
Los resultados revelaron una sorprendente correlación entre la profundidad de los arrecifes de coral y la cantidad de residuos plásticos. Las Comoras (África Oriental) mostraban los niveles más altos de contaminación, con unos 84.500 objetos de plástico por kilómetro cuadrado, mientras que las Islas Marshall (Oceanía) tenían el nivel más bajo, con 580 piezas de plástico por kilómetro cuadrado.
«Fue sorprendente comprobar que los residuos aumentaban con la profundidad, ya que los arrecifes de coral más profundos suelen estar más alejados de las fuentes de contaminación por plástico», afirma Luiz Rocha, coautor del estudio.
Casi tres cuartas partes del plástico detectado procedía de artes de pesca perdidas o abandonadas, como cuerdas, sedales y redes, las llamadas «artes fantasma». La contaminación por plásticos se detectó con mayor frecuencia en arrecifes de coral cercanos a ciudades pobladas y a los límites de zonas marinas protegidas, donde suele concentrarse el esfuerzo pesquero comercial. Además, se ha observado que la contaminación por plásticos se produce a mayor profundidad, ya que las corrientes marinas y las turbulencias empujan los residuos a mayor profundidad.
Esta contaminación plástica no sólo perjudica a la fauna marina, sino que también tiene efectos negativos en los propios arrecifes de coral. Puede propagar enfermedades entre los corales y dañar los ecosistemas, afectando negativamente a la abundancia y diversidad de las especies. Esta amenaza emergente se suma a los ya graves problemas causados por el rápido cambio climático, que pone en peligro el futuro de los corales.
Ante esta crítica situación, los autores del estudio reclamaron una estrecha cooperación internacional y normativas más estrictas para reducir el flujo de residuos plásticos al océano, incluidas las artes de pesca. También sugirieron ampliar las zonas marinas protegidas para incluir los arrecifes de coral de aguas profundas y desarrollar alternativas biodegradables de bajo coste a los productos de plástico.