Nicolás Troncoso es uno de los impulsores de “Data Fish”, con sede en Vigo. Una empresa centrada en la observación y recogida de información científica a bordo de buques pesqueros, así como en la interpretación de dichos resultados, elaboración de informes y formulación de propuestas para la mejora de la pesquería. Sus servicios abarcan la observación física mediante el embarque de observadores y la observación a través del ojo electrónico. Esta tecnología, controvertida por desconocimiento, como nos señala Troncoso en esta entrevista, permite la captura y el almacenamiento masivo de datos, abriendo un gran abanico de posibilidades.
Con sólo tres años de vida, Data Fish ya colabora con distintas Organizaciones de
Productores Pesqueros que faenan en los océanos Atlántico y Pacífico para cubrir la observación científica, tanto en pesquerías de grandes migraciones, como en otras mareas de menor duración, y ha conseguido la licitación del Centro Tecnológico Azti para los próximos dos años en observación científica y electrónica.
VIGO/M.BEREA
¿Cómo surgió Data Fish?
La idea de crear la empresa brotó a finales de 2017 tras detectar la necesidad que tenían muchas organizaciones pesqueras, con las que ya trabajábamos en sus planes de producción y comercialización, en la gestión del tema de los observadores a bordo y hasta qué punto la tecnología podía jugar un papel importante. Nos decidimos entonces a montar Datafish, que nace en febrero de 2018 y que, en sus inicios, aportó observadores científicos a algunas de las principales organizaciones de productores de pesca (OPP’s) de Galicia, como Opromar y Orpagu.
¿Tardaron en dar el paso a la observación electrónica?
Fue bastante rápido. Hablamos con el director general de Marina Instruments, Gabriel
Gómez, y de esa conversación surgió la posibilidad de colaborar. Ellos tenían desde
hace años un sistema de observación electrónica y empezamos a trabajar con distintos barcos de las OPP’s. En 2018, conseguimos hacer dos pilotos con dos organizaciones de productores, monitorizando un total de 3 barcos, el “Siempre Juan Luis”, de Orpagu, y posteriormente en el “Runo y Noruego”, de Opromar, fueron las primeros en Galicia.
¿Data Fish es la primera empresa de estas características que se crea en Galicia?
Sí, somos la única compañía que abarca los dos campos, tanto los observadores
científicos como los electrónicos. Y aunque Data Fish nació en Galicia y seguirá
siempre vinculada a Galicia, en breve también tendremos oficina en Bermeo.
¿Hay mucha diferencia entre los datos que obtiene un observador físico y los que
aporta el observador electrónico?
La observación electrónica puede obtener, dependiente mucho del arte de pesca, hasta un 90% de los datos de observación, pero es siempre un complemento a la observación física. La primera lo único que no puede hacer es la toma de muestras que cuando una recopilación de datos la requiere, obviamente la electrónica no puede hacerla. Aunque va mucho más allá de lo que la gente piensa. Por ejemplo, en el palangre, el observador electrónico tiene la capacidad de sexar y medir ejemplares, tomar medidas de embriones, detectar el estado gonadal de los ejemplares de tiburones… Al eviscerar en el área de procesado, en nuestros informes podemos detectar este tipo de situaciones.
Además, da una mayor calidad de datos. Hay otras artes en las que, aunque lleva más tiempo funcionando como es el caso del cerco, no es capaz de aportar información en cuanto al número de especies, capturas, descartes… En el palangre sí aporta los datos de ejemplares, medidas, pesos, descartes, interacciones. Vamos, que da una información muy completa.
Imagino que la observación electrónica ha cambiado mucho en los últimos años,
¿hay margen para seguir mejorando?
Los sistemas han evolucionado, sí, y lo seguirán haciendo porque se está trabajando en dispositivos más eficientes, que ocupen menos espacio, que den una mejor calidad deimagen o de vídeo y que te permitan hacer más cosas. Y si me preguntas hacia dónde va el futuro de la monitorización electrónica, te diría que va más hacia el uso de herramientas como el ‘deep learning’ y la inteligencia artificial en el análisis de
imágenes para identificar especies con el fin de hacer más rápida y eficiente la
monitorización.
Algunas organizaciones regionales de pesca no admiten los datos de los
observadores electrónicos, ¿lo harán con el tiempo?
Esto no es cierto, todas las organizaciones regionales de pesca admiten la observación electrónica para la obtención de datos científicos. El gran problema de la observación física, sobre todo en los buques de palangre, es el espacio, que es muy limitado. Meter un observador a bordo te origina muchísimas dificultades, básicamente de logística, y, a veces, tenían que dejar un tripulante fuera para poder llevarlo. El dispositivo electrónico elimina esa cuestión y pasa a poder aportar datos. Otra cuestión es la utilización de la observación electrónica como herramienta de control para el cumplimiento del reglamento de control, obligación de desembarque, etc. Este aspecto es mucho más controvertido, pero es hacia donde están tirando las administraciones, ya lo hizo la EFCA en el 2019 con su guía técnica para la implementación del REM.
¿Es el Gran Hermano que el sector tanto teme?
Denominar Gran Hermano a la observación electrónica sólo puede ser por desconocimiento. A veces se le llama así al por desconocimiento porque la realidad es
que no atenta para nada contra la intimidad de la tripulación. Se monitorizan actividades de pesca y puntos muy concretos que tienen que ver con la actividad y no con la vida a bordo. También te puedo decir a este respecto que el sector, cuanto más conoce esta herramienta y más la utiliza en sus barcos, es más proclive a llevarla a bordo. Le ve muchísimas más ventajas que inconvenientes. Enseguida se da cuenta de que no atenta contra su intimidad y les facilita mucho la vida, porque aporta muchísima transparencia y les reporta una cantidad de datos muy importante que pueden utilizar a su favor. No sólo para informar lo que las organizaciones regionales de pesca les están demandando, sino también para estudios que les interesen. Por ejemplo, cómo están los stocks de ciertas especies.
¿De quién son los datos que obtiene el dispositivo electrónico en un barco?
Este es un punto muy importante en el que siempre hacemos especial hincapié por la
relevancia que tiene. Los datos son propiedad del armador, del propietario del barco, y nosotros utilizamos esos datos para emitir un informe sobre la actividad que le remitimos directamente a él. Es quien los reporta a quien corresponda y allí deciden qué hacer con esos datos. Hasta ahora, no existe el observador electrónico como herramienta de control. Obviamente, todos sabemos que con el reglamento de control de la Unión Europea, esto es algo que va a llegar en el futuro pero, actualmente, los datos son propiedad exclusiva del armador. Nosotros elaboramos un informe con el rigor científico que precisa ese tratamiento de datos y así se lo pasamos al armador, que es el que decide qué quiere hacer con él.
¿Esto acabará con el observador científico?
La monitorización electrónica es complementaria a la observación física, que tiene que seguir existiendo y pueden convivir perfectamente. La ventaja de la electrónica es que puede aumentar el volumen de datos que los científicos pueden tener a su disposición. Son elementos complementarios. A mayores, también hay que decir que el manejo de los datos de los dispositivos lo hacen biólogos, licenciados en Ciencias del Mar o profesionales que han sido o son observadores científicos. En nuestro caso, y lo que diferencia también a Data Fish de otras empresas, es que todos somos biólogos o licenciados en Ciencias del Mar. No somos una empresa de contratación, somos profesionales vinculados al mundo del mar que aportamos nuestro conocimiento a la observación.
¿Cuántas cámaras se necesitan para poder obtener todos esos datos de los que hablamos?
Depende mucho de la configuración del barco, puede variar. De hecho, nosotros, antes de hacer la instalación, siempre visitamos el barco y hablamos con la tripulación y el patrón para saber cómo trabajan. Necesitas tomar datos de la largada para calcular el esfuerzo pesquero que se está haciendo y, a la hora de la virada, necesitamos ver el área donde se está haciendo para detectar posibles interacciones. Y también el área de procesado, porque ahí es donde vamos a medir los ejemplares y tomar todos los datos que necesitamos. Todo eso se hace sin ningún tipo de obstáculo para la tripulación, que trabaja normalmente. Mientras que si hubiera un observador científico a bordo, tendría que estar midiendo ejemplares e interrumpiendo de alguna forma la actividad. Con los dispositivos electrónicos eso no pasa. Nosotros procesamos esas imágenes al final y obtenemos el mismo resultado.
¿El palangre es el segmento de flota más abierto a la observación electrónica?
Sin duda. Tanto el palangre de superficie, que ahora mismo está haciendo la
recopilación de datos para reportar a las organizaciones regionales de pesca, como el de fondo, que lo hace por otro motivo: para demostrar sus buenas prácticas pesqueras. Y eso lo demuestra mediante la monitorización electrónica. Es una forma de defender la pesca sostenible, a través de la observación. El palangre es, sin duda, donde más dispositivos hay instalados a día de hoy y donde prestan un mejor servicio.
¿Hay algún país que debamos tomar como ejemplo en este tema?
Por desgracia, hay muchos. En España hemos empezado muy tarde. Avanzamos pero
aún estamos lejos de pioneros como fueron en 2001 Canadá y Estados Unidos o, en
2003, Nueva Zelanda. Tienen mucho más tiempo de trabajo detrás y más flota
monitorizada. Incluso en Europa, las primeras iniciativas no fueron en España, sino en Inglaterra, Suecia, Dinamarca… Hemos ido un poco a remolque pero, ahora mismo, estamos trabajando mucho. El primer piloto que se hizo en España fue en el cerco tropical en 2012.
Entiendo que al armador le preocupa bastante el tema del precio, ¿es asequible para la flota española?
El coste es casi lo más atractivo de este servicio. Piensa que llevar un observador físico a bordo supone para el armador un coste muy elevado. Y aquí tienes el gasto inicial de los equipos, que lo amortizas a muy corto plazo, prácticamente en un año. Con la ventaja de que no sólo tienes los datos de obligado cumplimiento, sino que puedes tener acceso a un montón más que tu organización puede utilizar.
¿Dónde están trabajando, además de Galicia?
Ahora mismo, en la monitorización de la flota de arrastre dentro del proyecto piloto que lanzó la Secretaría General de Pesca, que se está aplicando en buques en toda la cornisa cantábrica. Y hemos realizado también observación física para la moratoria de Iccat en el último año en atuneros de Euskadi. Hemos aportado once observadores y, de hecho, Data Fish ha ganado la licitación del Centro Tecnológico Azti para los próximos dos años en observación física y electrónica.