Se vuelve a permitir el fondeo de yates extranjeros en el Mediterráneo junto a la parada en la costa mediterránea francesa de los buques con pabellón de un Estado no perteneciente al espacio Schengen. Esto supone un alivio para los profesionales de la náutica, ya duramente afectados por la crisis de los covidores.
La Prefectura Marítima del Mediterráneo publicó la orden relativa a esta decisión el 17 de mayo, algo más de seis meses después de haber establecido esta prohibición el 2 de noviembre, con el fin de «prevenir el riesgo de propagación (nota del editor: del virus) por mar». Sólo permitía que los buques extranjeros llegaran a un puerto de origen o a un astillero a condición de presentar un contrato de reparación.
«Acogemos esta decisión con los brazos abiertos, esta prohibición estaba bloqueando la apertura de la temporada que comienza este fin de semana con el Gran Premio de Mónaco», se alegra Jacques Conzales, presidente del Groupement des équipages professionnels du yachting (Gepy), que trabajó entre bastidores para que se levantara la prohibición.
Esta decisión es tanto más importante cuanto que dos tercios de los yates que navegan por el Mediterráneo francés enarbolan pabellón de un Estado no perteneciente a Schengen, afirma el presidente de Gepy: «Sin el levantamiento de esta orden, no podríamos hacer navegación comercial». También se podrá reanudar la actividad chárter.
