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domingo, noviembre 24, 2024
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Canarias ve con incertidumbre las bajas cuotas de túnidos y precios

  • Las limitaciones de capturas para la flota de Canarias preocupan al sector pesquero de las islas. La situación preocupa una vez que 35 atuneros cañeros tienen asignadas 2.328 toneladas para este año. La flota artesanal, en la que se ha incluido a navíos que solo pueden pescar túnidos, le han otorgado 236.258 kilos: “Es una táctica que se hizo con buena intención, pero ha salido mal y hay muchas familias afectadas”, señala el presidente de IslaTuna

El año del inicio de la pandemia de coronavirus expuso a la pesca profesional canaria a subsistir vendiendo sus producto a precios bajos. En 2021, el escenario para una de las actividades consideradas esenciales no mejora y se presenta rodeado de incertidumbre. Las negociaciones para el reparto de tuna o patudo (Thunnus obesus) durante 2020 y 2021 consiguieron aumentar la cuota inicialmente asignada a la flota isleña, pero este año ha dejado sin apenas capturas a 18 barcos que tienen prohibido pescar otra especie. “El daño es incalculable”, afirma Vicente Rivero, uno de los afectados y presidente de Isla Atuna.

El Boletín Oficial del Estado (BOE) publicaba en mayo de 2020 la asignación de 8.055 toneladas de túnidos para las flotas españolas, otorgando 2.328 toneladas para 35 atuneros cañeros de las Islas, una cantidad ya de por sí considerada insuficiente en el subsector. De esa lista han quedado excluidos 18 barcos que tienen prohibido pescar otra especie diferente a los túnidos (atún rojo, atún blanco, listado o tuna). Este año se verán obligados a contentarse con los 236.258 kilos de la especie, destinados para 203 unidades de la flota polivalente, en la que han sido incluidos. Para revertir esta situación, Rivero asegura que demandarán a la administración regional y central en los tribunales: “Es la única solución que nos queda”.

Esta situación es fruto de las negociaciones alcanzadas durante 2019 para fijar las cuotas los dos años siguientes (2020-2021). En dicho encuentro se concluyó que el 85% del reparto se haría en función de la historicidad de las flotas, un 15% en base a la dependencia de los barcos de la especie, un 5% por criterio ambiental y un 1% de la cuota se destinaría a incrementar las posibilidades de pesca de los buques de pequeña escala del caladero canario. Además, no se diferenciaba entre la modalidad de pesca, sino que se dividían entre tipos de flota (seis en total, entre cerqueros, palangreros, atuneros y artesanales). Y para el cálculo de las medias capturadas anualmente, se abarcó el periodo de 2014 a 2018.

3.000 toneladas de media histórica

A dichas negociaciones acudieron representantes del Gobierno de Canarias, de la Federación Provincial de Cofradías de Las Palmas, la Federación Regional de Pescadores de Canarias, así como Islatuna y Canarias Tuna, que se mostraron favorables a dicho criterio. Si bien desde las Islas se reclamaban 3.000 toneladas de cuota, correspondientes a la media histórica aproximada de capturas de la flota local desde los años 70 hasta la actualidad.. A esta demanda se sumaba una reiterada petición: el reconocimiento de un trato diferencial a las flotas de Canarias al ser región ultraperiférica de la Unión Europea (RUP), así como el carácter artesanal de la pesca isleña, que no captura especies infantiles ni juveniles y, por ende, no perjudica al desarrollo de la tuna; principal motivo para que la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT) establezca un sistema de cuotas. Por su parte, IslaTuna pidió que el criterio de dependencia fuera el mayor ponderado. 

Así, se determinó que los barcos más dependientes de la especie en las Islas eran 35 atuneros cañeros (con un porcentaje del 60,9%). Se decidió excluir de este tipo de flota a 18 atuneros al ser menos dependientes durante el periodo analizado. 

Críticas a la asignación de dependientes

Rivero, que tiene un barco de 11 metros llamado Margarita, explica que fue excluido porque no alcanzó “una media de 10 toneladas, lo que significa que no soy dependiente” de esa captura, pero añade que no depende de otra especie que no sea el atún. Lo que se perseguía con la disgregación era aumentar la cuota, pues no se reducía la dependencia de los atuneros al tiempo que se aumentaba el mismo balance para la flota polivalente. Y se obtuvieron en torno a 600 toneladas más para los atuneros; sin embargo, aunque también se pretendía incrementar en unas 400 toneladas el reparto para la flota polivalente, la pandemia impidió cursar negociaciones que posibilitaran esta opción. “Es una táctica que se hizo con buena intención, pero ha salido mal. Y hay muchas familias afectadas”, señala Rivero.

Lo cierto es que la cantidad total obtenida para las flotas atuneras y polivalentes de Canarias ascendía a un total de 2.565 toneladas, y en 2020 se acordó capturar esa cantidad con la modalidad de pesca olímpica y de modo conjunto. “Y en un momento determinado de 2020 se rompe ese acuerdo dentro del subsector. Por eso tenemos ese problema”; explica Carmelo Dorta, director general de Pesca del Gobierno de Canarias. En este sentido, asegura que se intentarán “paliar” los perjuicios que recaerán sobre los afectados, “que se quedan con una cuota tan ridícula y minúscula”. Y su mente ya está puesta en 2022, cuando se reanuden las negociaciones para fijar una nueva cuota, cuando luchará por aglutinar en un solo censo a la flota atunera y artesanal, además de aumentar el reparto para la flota isleña.

Para Rivero, el futuro de la pesca es “incierto” si se continúa manteniendo la misma estrategia. La pesca que practica la flota atunera y artesanal en Canarias “no daña la supervivencia de las túnidos» y, por ello, reclama que se reconozca esta especificidad de la actividad en las Islas: “Si se nos asigna una cuota, se nos castiga, a nosotros deben premiarnos por nuestra forma de pescar”. Este “deseo”, es compartido por la Dirección General de Pesca del Ejecutivo regional, que entiende que la sobrepesca de la tuna no es responsabilidad de la flota del Archipiélago, pero matiza que es el ICCAT es quien decide y existe “mucha gente en el mundo en la misma situación”, subraya Dorta. “Esa es una lucha a medio plazo, mientras tantos tenemos que buscar una solución para pasar años malos”, concluye.

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