El director científico de AZTI, Xabier Irigoien, es uno de los autores de un nuevo artículo publicado en Nature sobre el ecosistema mesopelágicos de los océanos, la zona comprendida entre los 200 y 1000 metros de profundidad. Este ecosistema tiene un papel importante en tres sentidos:
Porque ayuda a la eliminación de dióxido de carbono de la atmósfera y permite almacenarlo durante siglos o más.
Porque es una interfaz entre la vida marina de superficie y de los ecosistemas del abismo: un gran número de peces y zooplancton se mueven cientos de metros hacia la superficie cada noche para alimentarse, antes de retirarse de nuevo al amanecer.
Porque, según investigaciones recientes, la biomasa de peces en esta zona podría ser de 10.000 millones de toneladas, cifra 10 veces mayor que la de todos los demás peces juntos.
En el artículo publicado en Nature se esbozan los pasos necesarios para asegurar que se conozca lo suficiente sobre este complejo ecosistema mundial, de forma que se tenga en cuenta en las decisiones que se tomen sobre los impactos del cambio climático y la posible explotación futura.
En el mismo, también se hace un llamamiento a la comunidad internacional de investigación marina para que, durante el próximo Decenio de las Naciones Unidas para el Océano (2021- 2030), centre su atención en la zona de penumbra. En el marco los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, debemos aprovechar la oportunidad de establecer una política mundial que proteja este vasto ecosistema para las generaciones presentes y futuras.