El presidente de la Federación de Cofradías de Gipuzkoa, Eugenio Elduayen, analiza con preocupación el presente y el futuro del sector pesquero de bajura. Reconoce que la llegada del coronavirus también ha impactado en la actividad pesquera, ya que el precio de algunas especies ha sufrido una fuerte reducción en las lonjas en consonancia con la caída de la de manda, tanto por parte del consumidor como sobre todo de los negocios de restauración, obligados a cerrar. El máximo responsable de las cofradías del territorio asegura que, pese al inminente parón de la actividad -la flota no saldrá a capturar anchoa hasta mediados de abril, una vez concluyan con la costera del verdel-, las pescaderías no se verán desabastecidas.
-¿Cuál es la situación actual del sector?
-La flota de cerco está parada desde el pasado fin de semana, tras una decisión conjunta de todas las flotas del Cantábrico. Ya habíamos consumido casi toda la cuota del verdel, no había rentabilidad en el mar y, todo ello unido a la alarma social generada por el coronavirus, provocó que optáramos por hacer una parada de tres semanas.
-¿Por qué tres semanas?
-En primer lugar, porque es cuando pensamos que va a aparecer la anchoa. Cuando llegue esa fecha, el 13 de abril, valoraremos cómo está la sociedad, cómo están las fábricas y si se puede volveremos al mar. No podemos salir a faenar para perder dinero.
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-Hay algunas excepciones como el sector del anzuelo, dentro de la bajura, que aún tiene cuota de verdel. Esos siguen faenando y también la flota de arrastre, que captura merluza, rape y otras especies.
-¿El hecho de no salir a faenar puede provocar falta de abastecimiento en las pescaderías?
-No, en ningún caso. Nosotros hemos vuelto cargados de verdel y la flota de arrastre sigue pescando merluza, rape… Además, hay que tener en cuenta que los mercados siempre tienen especies de otros mares.
-¿Esta parada técnica es habitual todos los años?
-No, generalmente solemos salir para ver si hay algo, pero ya te digo que la anchoa no suele aparecer en abundancia hasta mediados de abril. Eso es lo normal. Pero ahora, con el tema del coronavirus, con la caída drástica de la demanda al estar la sociedad parada, nos vemos obligados a detener nuestra actividad.
-¿Ha afectado el coronavirus a la cotización del verdel?
-Sí, en algunas lonjas ha caído entre un 15 y un 20%. El verdel de anzuelo, que antes de la crisis sanitaria se estaba pagando en lonja a 0,85 ó 0,90 euros el kilo, el viernes pasado fue vendido a unos 0,60 euros de media. La cuota de verdel asciende este año a 29.161 toneladas para diferentes flotas del Cantábrico, de las cuales 8.000 corresponden a las embarcaciones de Euskadi. Ya hemos capturado más del 90%.
-El Ministerio de Pesca envió el lunes una nota informativa sobre las medidas sanitarias y de seguridad a adoptar por los buques pesqueros. ¿Habían tomado alguna antes?
-Habíamos puesto en marcha desde la semana pasada el protocolo que nos envió el Gobierno Vasco a través de su departamento correspondiente. El recibido ahora viene a completar el anterior, aunque con una novedad: el equipo respiratorio de protección individual. Carecemos de ello en Euskadi. Lo demás, mascarillas, guantes, equipos desinfectantes…, ya lo tenemos.
«A mediados de abril valoraremos cómo está la sociedad, porque no podemos salir a faenar para perder dinero»
«La cotización del verdel ha sufrido una caída del 20% en algunas lonjas; ha pasado de cotizar a 0,90 euros el kilo a 0,60 euros»
-¿Hay algún afectado por coronavirus en la tripulación de la pesca vasca?
-Sí, hay un afectado de un barco de Getaria. Es un chico de Cantabria. Se infectó hace más de una semana. El barco está en cuarentena en puerto.
-¿Cómo ve el futuro?
-Con preocupación. Porque no sólo hablamos de salir a la mar cumpliendo con los protocolos, con seguridad. También tiene que haber salida comercial, porque si no pescar no vale para nada. Si no hay mercado, si no hay clientes, si la restauración no demanda el producto… Tenemos que tener seguridad para trabajar en la mar y en tierra, tanto para ir a la mar como para que lo que traigamos se vaya a vender.
-¿Y cómo está llevando el confinamiento?
-Por un lado, lo llevo bien porque en la mar estamos acostumbrados a pasar días con menos comodidades. Por otra parte, me embarga la preocupación sobre el tiempo que va a durar esto… Además, aún no sabemos las vidas humanas que se va a cobrar la enfermedad. Finalmente, habrá que ver cuáles son las consecuencias económicas.