La nueva actividad que el neoliberalismo intenta desarrollar en aguas internacionales de los océanos, como es la remoción de fondos marinos completos para extraer minerales que ya existen en tierra firme, destruirá los océanos de todos y todas, sin que nadie se haga responsable. Para llevar a cabo las faenas, el sistema (www.isa.org.jm) creará un elemento legal no democrático, el código de minería submarina, que permitirá la destrucción del hábitat en aguas internacionales en forma “legalizada”. Una respuesta ecológica sistémica de este tipo de industria, implica que adaptaciones, reducciones de flujo de CO2, NOX y SOX no tienen otra función que desacelerar la concentración de estos gases en la atmósfera actual.
Sandor Mulsow
Una de las funciones reguladoras de clima y parte fundamental de todos los ciclos biogeoquímicos del planeta radica en los océanos. Esta función es la de sumidero de gases disueltos en el agua de mar, como lo es el CO2. El principal sumidero natural de CO2 atmosférico son los océanos, específicamente en la zona fótica (fotosíntesis) donde es incorporado en la producción de materia viva (orgánica=biomasa) utilizando la energía (fotones) que viene del sol cada día. En condiciones prístinas, esta mediación bioquímica permite al planeta mantener el equilibrio entre el CO2 producido en la atmósfera, generado por volcanismo y respiración de los entes que respiran oxigeno, secuestrando este “CO2 atmosférico” transformado en material orgánico, como carbonato en los sedimentos de los océanos profundos y como subproducto el oxigeno que respiramos. Mas del 60% de este metabolito -oxigeno- lo producen los océanos y no los bosques.
Sin embargo el CO2 no solo participa en la transformación en la fotosíntesis sino que también es el principal compuesto químico en la regulación de mantener el pH neutro en los océanos. El sistema tanpón. Recientemente, (Sulpis et al., 201), ha denunciado que los fondos oceánicos de los océanos Pacífico, Atlántico e Indico han entrado a responder al Antropoceno. Este nuevo fenómeno-respuesta- es la disolución de los carbonatos almacenados en sus sedimentos, ubicados a más de 4000 metros de profundidad, en respuesta a la acidificación de las aguas profundas causada por la excesiva entrada de CO2 desde la atmósfera. Esta respuesta ha sido detectada científicamente desde el año 2016 reflejada en cambios de pH, temperatura y concentraciones de oxigeno disuelto (Levin et al., en prensa).
Este nuevo comportamiento implica que los océanos ya no son el sumidero de CO2 cómo se creía. No esta secuestrando carbono en los sedimentos, por el contrario lo esta utilizando para poder contrarrestar los cambios de pH inducido por nosotros en la litosfera. Como resultado de este proceso, también están cambiando estructuras oceánicas -químico físicas- internas de en la columna de agua de todos los océanos. (Sulpis et al., 2019) reportan que las profundidades de saturación y compensación de los carbonatos (estructuras químico-físicas) han sido elevadas 100’s m en la columna de agua comparado a mediciones pre-industriales en los mismos océanos, en particular en el océano Atlántico. Este hecho ha sido causado por el hombre y tiene consecuencias ecológicas importantes (en la columna de agua y sedimentos de los fondos), la extinción de especies (diversidad) que generan sus estructuras vitales a partir de carbonato de calcio, es decir no pueden generar sus esqueletos!
Tal vez este sea el síntoma de retro-alimentación más serio del planeta en respuesta a un modelo neoliberal capitalista extractivo.
En la nueva depredadora actividad que el neoliberalismo intenta desarrollar en aguas internacionales de los océanos, la remoción de fondos marinos completos para extraer minerales que ya existen en tierra firme, el ejecutor -30 contratista (www.isa.org.jm)- no asumirá la responsabilidad de destruir los océanos de todos y todas. Para esto, el sistema (www.isa.org.jm) creará un elemento legal no democrático, el código de minería submarina, que permitirá la destrucción del hábitat en aguas internacionales en forma “legalizada”. Interesante paralelo es lo que ocurrió aquí en Chile, en 1980 se impone una constitución “otorgada” que garantiza el saqueo de los recursos naturales de bien común, como el agua, cobre, litio y la vida humana. El resultado una explosión social pidiendo justicia y dignidad humana, para evitar el colapso/ahogamiento de los ciudadanos chilenos, paralelamente como los fondos oceánicos y sus habitantes de no ser extinguidos, comenzando con la disolución (protesta) de sus carbonatos almacenados en los sedimentos.
Una respuesta ecológica sistémica de este tipo, implica que adaptaciones, reducciones de flujo de CO2, NOX y SOX no tienen otra función que desacelerar la concentración de estos gases en la atmósfera actual y nada más. Las masas de aguas profundas llevan incorporada una huella neoliberal expresada en los altos niveles de CO2 acumulados desde la industrialización y violentamente aumentados desde los 70’s. Es decir podríamos sentir el efecto paliativo si se toman decisiones hoy, en noviembre 2019, en los océanos medio siglo mas tarde, en los 2060. Muy tarde, con el modelo económico reinante e impuesto para el beneficio de unos pocos.
No existe el llamado desacoplamiento productivo y ambiental con el modelo económico actual. La respuesta de los fondos oceánicos es la prueba irrefutable de que no es posible continuar con este paradigma de crecimiento sostenido en un hábitat finito. Necesitamos promover un modelo alternativo de economía, así como Chile necesita una constitución democrática, no otorgada ni pactada.
Científicamente, un modelo económico neoliberal basado en promover el consumo irresponsablemente solo para hacer ricos unos cuantos, no es compatible en un hábitat de características finitas y geofísicamente en extinción. Tampoco es factible un planeta B. Las respuestas paliativas deben ser incorporadas ya, en nuestro planeta que ya debería ser denominado patrimonio común de la humanidad en su totalidad. Debemos implementar estrategias de sobre-vivencia armónica entre todos/todas y el planeta. Un modelo basado en equidad intelectual, emocional y material. La avaricia de las transnacionales no tienen cabida en este planeta casi destruido. Tratados económicos transnacionales que distancian aun más la responsabilidad del estado y la sociedad, son escaramuzas correctivas de un modelo económico fracasado, por la tanto inaceptables hoy en día.
Programas de cooperación técnica para diversificar-replicar los medios de producción locales es lo que se requiere. Producir lo que se necesita, singularidades en productos es lo que debe transarse entre los pueblos. Costos ambientales deben ser valuados e integrados en cualquier tipo de cadena productiva que implique transporte a usuarios distantes. La globalización externaliza todos los costos al ambiente en forma irrespetuosa y científicamente insostenible.
Así como Chile y muchos países del planeta necesitan constituciones democráticas ya, no otorgados ni pactadas, el planeta debe ser elevado a patrimonio común de la humanidad y de todos sus habitantes para permitir proteger la vida todos y todas.