La flota de bajura de Gipuzkoa ha dado por agotada la cuota disponible de anchoa para el primer semestre de la campaña de la anchoa, afectada principalmente por las descargas masivas de ejemplares de tamaño pequeño que no atraen a las conserveras y que impiden que las faenas sean rentables al desplomar los precios. La flota guipuzcoana, que cuenta con 37 barcos y emplea a un total de 550 personas, ha descargado en menos de tres meses -la costera arrancó el pasado 3 de marzo- 5.900 toneladas de anchoa, para una cuota total disponible para toda la flota del Cantábrico -compuesta además de por las embarcaciones vascas por los buques cántabros, asturianos y gallegos- de 25.000 toneladas, de las cuales 20.615 corresponden al primer semestre.
La cotización media de la anchoa de esta campaña en las lonjas de Gipuzkoa se ha situado en 1,35 euros el kilo, aunque en la primera quincena de abril se llegó a derrumbar hasta los 30 céntimos. Con todo, desde la Federación de Cofradías de Gipuzkoa aseguran que el precio medio es bajo y que impide rentabilizar las faenas. Según la opinión manifestada por Miren Garmendia, secretaria de la entidad, elevar la cotización de la especie por encima de los 2 euros el kilo habría sido lo ideal para salvar la campaña.
En cuanto a la valoración sobre la rentabilidad de la costera, Garmendia declara que «podría ser mejorable», pero el problema es que el reparto establecido para este año por el Ministerio de Pesca -un 85% para el primer semestre y un 15% para el segundo- en lugar del existente hasta ahora -un 90% hasta el 30 de junio y un 10% hasta el 31 de diciembre- no satisface a las embarcaciones guipuzcoanas. El modelo de gestión actual otorga «poco margen de maniobra» porque obliga a la flota guipuzcoana a llegar a acuerdos entre diferentes. Y Gipuzkoa siempre ha denunciado que desde Madrid favorecen a los barcos gallegos, que se mueven por otros intereses -no les importa el tamaño de los ejemplares de anchoa-. Esta estrategia de capturar especies de tamaño pequeño provoca que el grueso de buques se vean inmersos en una competición en la que no importa la calidad de las descargas capturadas, sino la cantidad.