La fundación internacional plantea tres prioridades para la reunión de noviembre en Tenerife: cerrar las estrategias de capturas, multiplicar el monitoreo electrónico y la cobertura de observadores, y reforzar la protección de tiburones y la mitigación de capturas accesorias.
La International Seafood Sustainability Foundation (ISSF) llega a la reunión anual de la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT), del 17 al 24 de noviembre de 2025, con un mensaje claro: se ha avanzado mucho, pero ahora toca aplicarlo de forma completa. En un informe firmado por Victor Restrepo y Holly Koehler, la organización reclama a las Partes de ICCAT que “consoliden el impulso” logrado en los últimos años mediante tres prioridades complementarias:
Según ISSF, si estas tres piezas se aprueban y se ponen en marcha con calendario, ICCAT podrá culminar su transición a una gestión plenamente monitoreada, basada en evidencia y más predecible.
El informe recuerda que ICCAT es, hoy, una de las OROP de túnidos más adelantadas en la adopción de procedimientos de gestión (MPs): ya los usa para albacora del norte, atún rojo del Atlántico y pez espada del Atlántico norte. Falta, dice ISSF, dar el siguiente paso y adoptar en 2025 la MP ya desarrollada para el rabil listado (skipjack) del Atlántico occidental, que “está técnicamente lista”.
Además, ISSF pide acelerar las estrategias multiespecíficas para patudo (bigeye), rabil (yellowfin) y skipjack oriental, así como para la albacora del Atlántico sur. Aquí hay un motivo de urgencia adicional: varias pesquerías certificadas por el MSC que capturan este último stock tienen plazos 2028-2029 para contar con MPs; si ICCAT actúa ahora, ayudará a esas flotas a cerrar condiciones y a demostrar liderazgo en decisiones precautorias y automáticas, sin tener que negociar cada año.
ISSF define la recogida independiente de datos como “la piedra angular” de la sostenibilidad del atún. Recuerda que ICCAT ya dio un paso importante en 2023 al fijar estándares mínimos para programas de monitoreo electrónico en cerqueros y palangreros. Pero denuncia que, hoy, la organización solo exige un 10% de cobertura de observadores en los palangreros que capturan túnidos tropicales, “demasiado poco” para estimar con fiabilidad capturas objetivo y capturas accesorias.
La propuesta es doble:
El papel del monitoreo electrónico es clave para que esa meta sea realista: cámaras y sensores permiten registrar toda la actividad pesquera, complementan el trabajo de los observadores y pueden computar para cumplir las obligaciones actuales. Si ICCAT reconoce formalmente ese cómputo, argumenta ISSF, mejorará la calidad de los datos y dará un incentivo a las flotas para instalar EM.
El documento enlaza directamente el EM con la conservación de especies vulnerables: sin datos suficientes no se pueden estimar capturas accesorias ni hacer cumplir las medidas de mitigación y de prohibición de retención.
ISSF sitúa 2025 como un año “particularmente urgente” para los marrajos dientusos (shortfin mako) del Atlántico norte y sur, que siguen sobreexplotados según el informe de 2025 del SCRS. La receta es nítida:
La fundación también pide a ICCAT modernizar su norma de aleteo (finning) y alinearla con la mejor práctica global: “aleta naturalmente adherida, sin excepciones”. Esta regla, señala, facilita la inspección, mejora los datos y reduce el espacio para el aleteo ilegal.
En paralelo, insiste en actualizar la medida de capturas accesorias de aves marinas, hoy desfasada respecto a la ciencia y no alineada con el ACAP. Las técnicas exigidas deben reflejar la mejor ciencia disponible.
Para ISSF, ICCAT ha demostrado en los últimos años que puede cambiar: ha aprobado nuevas MPs, ha reforzado la gestión de atunes tropicales y ha abierto la puerta al monitoreo electrónico. Pero mantener esos logros y extenderlos al resto de especies objetivo y no objetivo exige:
La fundación se ofrece a acompañar ese camino con investigación conjunta, iniciativas de transparencia de buques y guías de mejores prácticas. El mensaje de fondo es que la tecnología ya existe y el marco científico ya está, de modo que la reunión de ICCAT 2025 debería servir —en palabras del informe— para pasar “de los avances a la implantación completa”: estrategias de captura para todos los stocks clave, observación realmente representativa y un blindaje efectivo de tiburones, aves y tortugas. Solo así, concluye, las pesquerías de atún del Atlántico podrán demostrar sostenibilidad de verdad frente a los mercados que la exigen
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