La ONG denuncia las presiones políticas sobre el plan científico del atún rojo, el 17º fracaso de la política de “aletas adheridas” y la falta de ambición para reducir la mortalidad de los tiburones pelágicos
La última reunión de la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT), celebrada en Sevilla, ha dejado un sabor agridulce para WWF. La organización ecologista reconoce algunos avances en transparencia, biodiversidad y gestión de túnidos tropicales, pero lanza una advertencia contundente:
la gestión sostenible del atún rojo del Atlántico está en riesgo por las presiones políticas, mientras la conservación de los tiburones vuelve a quedarse prácticamente estancada.
En 2022, ICCAT aprobó un Procedimiento de Gestión (PM) para el atún rojo del Atlántico que WWF calificó como un “hito histórico”: un marco basado en la ciencia, pensado para fijar cuotas de forma objetiva y garantizar la sostenibilidad a largo plazo de los stocks.
Ese sistema entra ahora en su primer ciclo de aplicación para el periodo 2026-2028, y es precisamente en este momento cuando, según WWF, empiezan a notarse las tensiones.
Raúl García, coordinador de Pesquerías de WWF España y presente en Sevilla, recuerda que el PM fue fruto de “un proceso amplio y costoso” que debía blindar las decisiones frente a presiones coyunturales. Sin embargo, WWF observa “con profunda preocupación” las dificultades de las Partes para respetar escrupulosamente lo acordado, especialmente en el stock occidental del Atlántico.
Para la ONG, cualquier intento de desviarse del marco pactado —subiendo cuotas por encima de lo recomendado o reinterpretando los resultados del procedimiento— abre un precedente peligroso: si se rompe el consenso técnico en el atún rojo, se debilita la base de gobernanza para otros stocks gestionados en ICCAT bajo esquemas similares.
WWF hace un llamamiento explícito a los gobiernos a respetar las cuotas derivadas del procedimiento de gestión y a no sacrificar la credibilidad del sistema por decisiones de corto plazo.
La organización pone también el foco en la dimensión nacional. La subida del TAC del stock oriental supone que España dispondrá de un incremento del 17 %, hasta rozar las 8.000 toneladas de cuota de atún rojo.
WWF considera que el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) tiene ahora “una oportunidad única” para repartir este aumento de manera más justa, favoreciendo especialmente a las flotas artesanales y costeras, al tiempo que se mantiene un control estricto de la pesquería y se aprovecha el tirón del atún rojo para aliviar la presión sobre otras especies en declive.
Si en el atún rojo el problema es el riesgo de desandar el camino avanzado, en tiburones el diagnóstico de WWF es aún más duro: “avances alarmantemente débiles”.
La ONG denuncia que, un año más, no se han tomado medidas contundentes para reducir la mortalidad del marrajo dientuso. En el Atlántico Sur se ha aprobado una reducción del 23 % en las capturas, pero los propios cálculos apuntan a que esta rebaja solo otorga un 64 % de probabilidad de recuperación de la población de aquí a 2038. Y, aun así, no se han adoptado iniciativas más ambiciosas para disminuir la mortalidad total de tiburones pelágicos.
El caso del marrajo dientuso es especialmente grave, subraya WWF, porque las capturas se concentran en ejemplares juveniles, con una elevada mortalidad durante y después de la captura. Pese a ello, ICCAT sigue sin acordar un paquete fuerte y coherente que garantice su recuperación.
A este panorama se suma un dato simbólico:
por decimoséptimo año consecutivo, la organización no ha logrado aprobar la política de “aletas adheridas de forma natural”, que pretende que todos los tiburones se desembarquen con las aletas unidas al cuerpo para erradicar el finning, mejorar la toma de datos por especie y reforzar la conservación.
La propuesta se ha presentado año tras año, buscando textos de compromiso, ajustes y fórmulas intermedias, pero el consenso vuelve a romperse en la mesa de negociación.
No todo es inmovilismo. WWF reconoce como positivo que ICCAT haya reforzado la protección de determinadas especies vulnerables:
Estas medidas se suman a los compromisos ya adquiridos en años recientes para proteger mantas y tiburón ballena, y suponen un paso adelante en la salvaguarda de especies emblemáticas de alto valor ecológico.
En el capítulo de túnidos tropicales, WWF saluda la adopción de un Procedimiento de Gestión para el listado (skipjack) del Atlántico occidental, con la fijación de un TAC de 30.844 toneladas para el periodo 2026-2028.
Este nuevo marco se inscribe dentro del proceso de Evaluación de Estrategias de Gestión (MSE) que ICCAT está desarrollando para todos los túnidos tropicales. El enfoque MSE permite que científicos y gestores definan objetivos claros y ajusten las capturas en función del estado de los stocks, reduciendo el margen para decisiones puramente políticas.
Para WWF, este tipo de herramientas:
Es, en suma, la dirección que la organización reclama también para otras especies clave, incluido el atún rojo.
La reunión de Sevilla dejó asimismo un capítulo relevante en materia de biodiversidad. WWF celebra la aprobación de una Resolución para preparar a ICCAT y a sus Partes Contratantes ante la entrada en vigor, el 17 de enero de 2026, del Acuerdo de la ONU sobre la biodiversidad marina más allá de la jurisdicción nacional (BBNJ).
Este acuerdo global sobre las aguas internacionales obligará a las organizaciones regionales de pesca, como ICCAT, a coordinarse mejor con otros foros y a integrar en su trabajo nuevos estándares de conservación, áreas marinas protegidas en alta mar y mecanismos de evaluación ambiental.
WWF ve en esta resolución un paso necesario para asegurar que la gestión de las pesquerías de túnidos no vaya desligada de la protección del conjunto de los ecosistemas marinos.
Donde WWF no aprecia avances suficientes es en el refuerzo y extensión de la prohibición de redes de enmalle a la deriva.
La organización recuerda que estas artes, ya prohibidas formalmente en el Mediterráneo, siguen matando cada año decenas de miles de especies vulnerables, entre ellas:
Además, las redes de deriva contribuyen de forma significativa al problema de los “artes de pesca fantasma”, que continúan capturando fauna durante años tras ser abandonados.
WWF lamenta que en Sevilla no se haya conseguido extender y reforzar esta prohibición al Atlántico y pide a las Partes Contratantes que alcancen un acuerdo en 2026.
En el terreno del control y la transparencia, WWF sí aprecia progresos importantes, especialmente en la lucha contra la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR).
Entre las medidas celebradas por la ONG destacan:
Estas modificaciones refuerzan la coherencia de ICCAT con las mejores prácticas internacionales y la alinean con otras organizaciones regionales de gestión de túnidos. Para WWF, se trata de un paso fundamental para cerrar la puerta a la pesca ilegal y garantizar que el mercado se abastezca de capturas legales y trazables.
La Comisión ha elegido a Zakia Driouich (Marruecos) como nueva presidenta de ICCAT. WWF agradece expresamente el trabajo del presidente saliente, Ernesto Penas Lado, y felicita a la nueva responsable, a la que desea “los mayores éxitos” en una etapa que se prevé compleja.
Porque, más allá de los nombres, el mensaje de WWF tras Sevilla es claro:
“Si ICCAT quiere seguir siendo un referente en la gestión sostenible de las pesquerías de túnidos, no puede permitirse retrocesos ni medias tintas”, concluye la organización. “La ciencia ya ha marcado el camino. Ahora toca que la política esté a la altura.”
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