La embarcación de 75 metros de eslora se convertirá en el buque insignia de la ONG ambientalista en su lucha contra el cambio climático y la protección de los océanos
Las instalaciones del astillero Freire Shipyard, situadas en la avenida de Beiramar de Vigo, han sido escenario esta semana de un acto simbólico y trascendental: la puesta de quilla del nuevo velero de Greenpeace, una embarcación de última generación que promete marcar un antes y un después en la historia de la navegación sostenible.
Este velero de 75 metros de eslora y 2.000 metros cuadrados de superficie vélica aspira a convertirse en el nuevo estandarte flotante de la organización ecologista internacional. Será capaz de surcar “todos los océanos del mundo, desde aguas profundas hasta las más someras”, tal y como explicó en su día Manoel Santos, coordinador de Greenpeace en Galicia, durante la presentación del proyecto.
La construcción del buque, aún sin nombre oficial —que se decidirá mediante un proceso participativo en el seno de la organización—, responde a una necesidad clave: reforzar la flota de Greenpeace con una nave más rápida, autónoma y respetuosa con el medio ambiente. Un aliado crucial tanto para las campañas de denuncia como para las misiones de apoyo a la investigación científica en alta mar.
El velero incorporará un sistema de propulsión híbrida revolucionario, que combina pilas de hidrógeno con motores que funcionan con metanol, combustibles alternativos que permitirán minimizar de forma drástica las emisiones contaminantes. Además, contará con paneles solares de alta eficiencia y ha sido diseñado con vistas a una transición completa hacia el uso de energía 100 % renovable, tan pronto como las condiciones técnicas lo permitan.
“Queremos demostrar al mundo que es posible navegar largas distancias sin contaminar”, subraya el equipo local de Greenpeace, que ve en este nuevo velero no solo una herramienta de trabajo, sino también una declaración de intenciones sobre el futuro del transporte marítimo.
La embarcación no solo será un símbolo de sostenibilidad, sino que está pensada para la acción directa. Gracias a su velocidad y autonomía, permitirá a Greenpeace alcanzar más rápido y con mayor eficacia zonas de conflicto ambiental, ya sea para interponerse ante prácticas industriales nocivas o para visibilizar emergencias ecológicas en tiempo real.
Además, el buque servirá como plataforma científica flotante, en colaboración con universidades y centros de investigación, como ya ocurre con el Rainbow Warrior o el Arctic Sunrise, los actuales emblemas de la flota verde.
La elección del astillero gallego Freire para esta construcción no es casual. Reconocido internacionalmente por su capacidad técnica e innovación en barcos oceanográficos y de expedición, Freire Shipyard consolida con este proyecto su papel clave en el avance hacia una industria naval más sostenible.
El nuevo velero de Greenpeace, cuya botadura está prevista para los próximos años, refleja el compromiso de la organización con la justicia climática, la ciencia y la protección de los océanos, y convierte a Galicia en punto de partida de una aventura global por un planeta más limpio y justo.
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