El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha vuelto a arremeter contra la energía eólica marina, esta vez dirigiéndose directamente al Reino Unido. A través de su red social Truth Social, el mandatario republicano “recomendó encarecidamente” a Londres que ponga fin a la instalación de aerogeneradores en el mar del Norte y, en su lugar, refuerce la perforación petrolera como vía para abaratar los costes de la energía.
“Deberían dejar de instalar esas eólicas costosas y desagradables y centrarse en métodos modernos de perforación en el mar del Norte, donde grandes reservas de petróleo esperan ser explotadas”, afirmó Trump el 23 de mayo, justo después de celebrar un nuevo acuerdo comercial entre ambos países.
No es la primera vez que Trump lanza este tipo de declaraciones. Ya en enero de este año, había solicitado al Reino Unido que se “deshiciera” de los parques eólicos marinos, sin recibir respuesta oficial desde Londres. Esta nueva recomendación llega, sin embargo, en un contexto distinto: poco después de la firma de un acuerdo comercial “histórico” entre Reino Unido y Estados Unidos, que elimina la mayor parte de los aranceles estadounidenses a los automóviles británicos y amplía el acceso de productos agrícolas norteamericanos al mercado británico.
Trump también puso el foco en la ciudad escocesa de Aberdeen, histórico epicentro de la industria offshore del mar del Norte, donde su familia posee un complejo de golf. Según él, todavía “queda petróleo para un siglo de perforación”, pero las actuales políticas fiscales británicas lo “desincentivan”.
“Si el Reino Unido reformara su sistema fiscal, los costes energéticos bajarían rápidamente y de forma drástica”, argumentó el mandatario, crítico declarado de las políticas verdes y firme defensor del retorno al petróleo y al gas natural como fuentes primarias de energía.
Estas declaraciones contrastan con los avances del Reino Unido en energías renovables, especialmente en la expansión eólica marina. El país alberga Hornsea 2, el parque eólico marino más grande del mundo con una capacidad de 1,3 GW, situado frente a las costas del Yorkshire, en pleno mar del Norte. Proyectos como este forman parte central del plan británico para alcanzar la neutralidad climática en 2050.
Hasta el momento, el gobierno británico no ha emitido ningún comentario sobre las recientes palabras de Trump. Sin embargo, expertos del sector energético han interpretado las recomendaciones como una presión política en el marco de las negociaciones comerciales, más que como una propuesta técnica viable.
Mientras tanto, el Reino Unido sigue apostando por diversificar su matriz energética, combinando renovables con fuentes tradicionales. Las palabras de Trump, aunque polémicas, reavivan el debate sobre la soberanía energética, la fiscalidad de los recursos fósiles y el rumbo que deben tomar las economías desarrolladas frente al cambio climático.
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