Madrid ha prohibido la pesca de sardina para la pesca de cerco generando un gran problema a Galicua por le fuerte consumo de esta especie en fiestas y en verano. Por ello, se tendrán que contentar para su organización con el xeito, importada de Portugal o mismo de Marruecos, o se emplee la descongelada, o habrá que echar mano Andalucía, donde la pesquería continúa abierta.
A pesar de todos los esfuerzos de autorregulación, al cerco se le acabó la sardina. Se agotó el cupo, entiéndase, porque en el mar la especie abunda, según repiten hasta la extenuación los profesionales. Cofradías y asociaciones de cerco recibieron ayer la resolución de la Secretaría General de Pesca que determina el cierre de la pesquería de la sardina en aguas ibéricas, tanto en la zona VIIIc -de Fisterra al golfo de Vizcaya- como en la IXa -de Fisterra al golfo de Cádiz- para los buques del censo del Cantábrico y Noroeste.
Para los cerqueros, que en Galicia son 150, pero también para los que capturan sardina con los aparejos considerados altamente selectivos como el racú (19 gallegos) y piobardeira (5 en esta comunidad). La última sardina de estas embarcaciones que se podrá poner a la venta es la capturada con anterioridad a la pasada medianoche (00.00 horas del 11 de julio). Por eso hoy -y es posible que mañana- aún podrá haber producto del cerco en los mercados.
No obstante, el conjunto de la flota se encuentra pescado bonito con lo que no le afecta de manera especial este cierre, después de haber contado con buenas capturas de anchoa y ser la sardina una especie de menor interés, aunque importante cuando no se pesca bonito o anchoa.
La resolución se dicta a tenor de los datos de consumo que tiene la Secretaría General de Pesca. Y se hace con carácter firme, nada de cierre cautelar en tanto se hace recuento de capturas, con lo que las 1.429 toneladas de las que disponía este segmento de flota de mayo a finales de junio debe estar apurado al máximo. «Sabíamos que estabamos no límite, porque nós tamén levamos pola nosa conta os datos de consumo, pero sempre che queda a ilusión de poder estirar a cota ata finais de temporada», señala Andrés García, portavoz de la Asociación de Armadores del Cerco de Galicia (Acerga). Pero eso casi era misión imposible: «Non hai nin 10.000 quilos para cada barco».
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