Todos los ratios económicos reflejan el carácter esencial de la pesca, según los datos difundidos por la FAO. La producción pesquera y acuícola mundial registra un récord histórico y el sector desempeñará una función cada vez más importante en el suministro de alimentos y nutrición en el futuro, según el mismo informe. La producción pesquera y acuícola total alcanzó un récord de 214 millones de toneladas en 2020, que comprendían 178 millones de toneladas de animales acuáticos y 36 millones de toneladas de algas, debido en gran medida al crecimiento de la acuicultura, especialmente en Asia.
La cantidad destinada a consumo humano (excluidas las algas) es de 20,2 kg per cápita, más del doble del promedio de 9,9 kg per cápita registrado en la década de 1960. Unos 58,5 millones de personas trabajaban en el sector primario. Con inclusión de los trabajadores del sector secundario y de subsistencia, y de los familiares a su cargo, se estima que unos 600 millones de medios de vida dependen, al menos parcialmente, de la pesca y la acuicultura. El comercio internacional de productos pesqueros y acuícolas generó en torno a 151 000 millones de USD en 2020, una cifra inferior al récord histórico de
165 000 millones de USD registrado en 2018, debido principalmente a la aparición de la COVID-19.
La acuicultura tiene un gran potencial para alimentar y nutrir a la creciente población mundial, pero el crecimiento debe ser sostenible. En 2020, la producción acuícola mundial alcanzó un récord de 122,6 millones de toneladas, con un valor total de 281 500 millones de USD. Los animales acuáticos representaron 87,5 millones de toneladas y las algas
constituyeron 35,1 millones de toneladas.
En 2020, impulsada por el incremento experimentado en Chile, China y Noruega, la producción acuícola mundial creció en todas las regiones excepto en África, debido a un descenso en sus dos países productores principales, Egipto y Nigeria. El resto de África registró un crecimiento del 14,5 % en comparación con 2019. Asia siguió dominando la acuicultura mundial, produciendo un 91,6 % del total. El crecimiento acuícola se ha producido a menudo a costa del medio ambiente. El desarrollo acuícola sostenible sigue siendo esencial para atender la creciente demanda de alimentos acuáticos.
Aumento del consumo
El consumo mundial de alimentos acuáticos se ha incrementado significativamente en los últimos años y seguirá aumentando. El consumo mundial de alimentos acuáticos (excluidas
las algas) se ha incrementado a un ritmo medio anual del 3,0 % desde 1961, en comparación con un ritmo de crecimiento de la población del 1,6 %. El consumo, per cápita, de alimentos acuáticos se incrementó de una media de 9,9 kg en la década de 1960 a un récord histórico de 20,5 kg en 2019, mientras que se redujo ligeramente a 20,2 kg en 2020. Se prevé que el aumento de los ingresos y la urbanización, las mejoras en las
prácticas posteriores a la captura y los cambios en las tendencias alimentarias producirán un incremento del 15 % del consumo de alimentos acuícolas, a fin de suministrar de media 21,4 kg per cápita en 2030.
Como dato negativo, los recursos pesqueros siguen descendiendo debido a la pesca excesiva, la contaminación, la ordenación deficiente y otros factores, pero
el número de desembarques de poblaciones biológicamente sostenibles está aumentando.
La proporción de poblaciones de peces que se encuentran en niveles biológicamente sostenibles disminuyó hasta el 64,6 % en 2019, es decir, un 1,2 % menos que en 2017. Sin embargo, el 82,5 % de los desembarques de 2019 procedían de poblaciones
biológicamente sostenibles, una mejora del 3,8 % en comparación con 2017.
Se ha comprobado que la ordenación pesquera eficaz recupera satisfactoriamente las poblaciones e incrementa las capturas dentro de los límites de los ecosistemas. La mejora de la ordenación pesquera mundial sigue siendo esencial para restaurar los ecosistemas y velar por que el estado de estos sea saludable y productivo, así como para proteger el suministro de alimentos acuáticos a largo plazo.
Situación de las flotas pesqueras
La recuperación de las poblaciones afectadas por la pesca excesiva podría incrementar la producción de la pesca en 16,5 millones de toneladas y aumentar la contribución de la pesca marina a la seguridad alimentaria, la nutrición, el crecimiento económico y el
bienestar de las comunidades costeras.
Continúa la reducción del tamaño de la flota pesquera mundial, pero es necesario realizar
mayores esfuerzos por minimizar el exceso de capacidad y garantizar la sostenibilidad en las operaciones de pesca.
El número total de embarcaciones de pesca en 2020 se estimó en 4,1 millones, es decir, una reducción del 10 % en comparación con 2015, lo cual refleja los esfuerzos de los países, en particular China y los países europeos, por reducir el tamaño de la flota mundial.
Asia sigue teniendo la mayor flota pesquera, que supone en torno a dos tercios del total mundial. Sin embargo, por sí solas, las reducciones del tamaño de la flota no garantizan necesariamente la obtención de resultados más sostenibles, pues los cambios en la eficiencia de la pesca pueden anular las ganancias de sostenibilidad de las reducciones de la flota
Se prevé que la producción de alimentos acuáticos seguirá aumentando un 13 % para 2030. Resulta esencial que este crecimiento vaya acompañado de la salvaguardia de los ecosistemas, la reducción de la contaminación, la protección de la biodiversidad y la garantía de la igualdad social.
Las perspectivas de la FAO sobre la pesca y la acuicultura en 2030 apuntan a un incremento de la producción, el consumo y el comercio, aunque a ritmos de crecimiento
más lentos. Se espera que la producción total de animales acuáticos alcance los 202 millones de toneladas en 2030, gracias principalmente a un crecimiento sostenido de la
acuicultura, que se prevé que se sitúe en 100 millones de toneladas por primera vez en 2027 y 106 millones de toneladas en 2030. Se prevé que la pesca de captura mundial se recupere, registrando un incremento del 6 % en comparación con 2020 hasta alcanzar los 96 millones de toneladas en 2030, como resultado de la mejora de la ordenación de los recursos, los recursos infraexplotados y la reducción de los descartes, el desperdicio y
las pérdidas.
Los sistemas alimentarios acuáticos respaldan millones de vidas y medios de subsistencia.
Sin embargo, muchos pequeños productores, en especial las mujeres, son vulnerables y cuentan con condiciones de trabajo precarias. El fomento de su resiliencia resultará esencial para la sostenibilidad y el desarrollo equitativo.
De los 58,5 millones de personas que trabajaban en el sector primario de la pesca y la acuicultura en 2020, el 21 % eran mujeres, llegando en torno al 50 % de las personas empleadas en toda la cadena de valor de los alimentos acuáticos (en particular, en
las actividades previas y posteriores a la captura).
Aunque desempeñan funciones esenciales en la pesca y la acuicultura, las mujeres constituyen un porcentaje desproporcionadamente amplio de personas que trabajan en segmentos informales, con los salarios más bajos, menos estables y menos cualificados de la mano de obra, y a menudo afrontan limitaciones basadas en el género que les impiden explorar plenamente sus funciones en el sector y beneficiarse de ellas.
Los sistemas alimentarios acuáticos son una poderosa solución.
La transformación azul puede abordar el doble desafío de la seguridad alimentaria
y la sostenibilidad ambiental. La FAO está comprometida con la transformación
azul, una estrategia visionaria cuyo objetivo consiste en potenciar la función de los sistemas alimentarios acuáticos en la alimentación de la creciente población
mundial proporcionando para ello los marcos jurídicos, normativos y técnicos necesarios para mantener el crecimiento y la innovación.
La transformación azul propone una serie de medidas diseñadas para apoyar la resiliencia en los sistemas alimentarios acuáticos y garantizar que la pesca y la acuicultura crezcan de manera sostenible, sin dejar a nadie atrás, especialmente aquellas comunidades que dependen del sector. Las políticas y prácticas respetuosas con el clima y el medio ambiente, así como las innovaciones tecnológicas, son pilares fundamentales para la transformación azul.
Todo ello hace que la transformación azul requiere un compromiso por parte de los sectores público y privado si se quiere lograr la Agenda 2030 de las Naciones Unidas, especialmente debido a que la pandemia de la COVID-19 ha revertido las tendencias que anteriormente eran favorables.
La transformación azul requiere un compromiso por parte de los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil para ampliar al máximo las oportunidades que ofrece la pesca y la acuicultura. La transformación azul busca promover la expansión e intensificación
sostenibles de la acuicultura, la ordenación eficaz de todas las pesquerías, y la mejora de las cadenas de valor de los alimentos acuáticos. Se precisan asociaciones proactivas entre los sectores público y privado para mejorar la producción, reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos y potenciar el acceso equitativo a los mercados lucrativos. Además, es necesario incluir los alimentos acuáticos en las estrategias nacionales enmateria de seguridad alimentaria y nutrición, junto con iniciativas para mejorar la sensibilización de los consumidores sobre sus beneficios, para aumentar la
disponibilidad y mejorar el acceso.
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