Entienden los navegantes que, igual que con el llamado real decreto de megayates y la reforma de las titulaciones, a pesar de las numerosas reuniones y propuestas hechas por los usuarios, la dirección general de la Marina Mercante (DGMM) ha preferido trabajar en colaboración con un sector de la patronal de empresas del sector náutico, desaprovechando una oportunidad real de modernizar nuestra legislación y hacer de la bandera española un pabellón atractivo no sólo para españoles, sino también para ciudadanos de otros países que utilizan nuestros puertos y costas como base permanente para sus embarcaciones. Realmente, la administración marítima española no ha hecho más que actuar en su decimonónica línea habitual
En primer lugar, destaca el incumplimiento del acuerdo al que se llegó tras meses de negociaciones con las estaciones revisoras de balsas y la anterior DGMM, María Isabel Durántez Gil, que lo anunció en el Salón Náutico de Barcelona de 2011, según el cual las balsas salvavidas serían revisadas según especificaciones y recomendaciones del fabricante, sin plazo máximo. No sólo han tardado años en implementar un acuerdo que les vinculaba, sino que el actual equipo de la DGMM lo ha alterado, suponemos que cediendo a presiones de índole empresarial.
Por otra parte, consideramos que la pretensión de extender la aplicación de esta normativa a cualquier embarcación que esté en España y sea propiedad de una persona física o jurídica residente en España no sólo contraviene flagrantemente la legislación española, donde normas de rango superior establecen que las embarcaciones se regirán por la legislación de su pabellón, sino también los tratados internacionales suscritos por España en esta materia, e incluso el principio de igualdad establecido en el artículo 14 de la Constitución, ordenamientos todos ellos que ya se conculcaron mediante la disposición adicional quinta del Real Decreto de titulaciones para el manejo de embarcaciones de recreo, para no hablar de hacer trizas el principio de seguridad jurídica, aunque esto es un tónica común en la legislación española.
Asimismo, desde Anavre consideran que se ha perdido la oportunidad de avanzar en la modernización de la normativa (no interesa, todo lo que sale de lo decimonónico es pecado) al no incluir la posibilidad de sustituir las señales pirotécnicas de emergencia por equipos led y láser que ya han mostrado su efectividad y son admitidos por otros estados de la UE. liberando así a las tripulaciones de llevar a bordo auténticos artefactos explosivos, cuyo reciclaje es, además, extremadamente complicado.
El motivo de que muchos armadores españoles hayan cambiado el pabellón de sus embarcaciones no es el que sus legislaciones sean más laxas o permisivas tal y como afirma, torcideramente y con bastante mal gusto, la exposición de motivos del texto, en lo que consideran un insulto intolerable a los navegantes españoles, sino que dichas normativas son más flexibles y permiten al armador equipar su embarcación de acuerdo con sus criterios en la elección de material, estableciendo plazos de revisión lógicos que permiten evitar gastos innecesarios y así poder aumentar el nivel de inversión efectiva en seguridad y prevención a bordo, además de permitir el acceso a equipos de última generación que muchas veces no están disponibles en nuestro país o no se pueden instalar en embarcaciones de pabellón español porque no han pasado los procedimientos específicos de homologación de la DGMM; que parece considerar insuficiente en muchas ocasiones que dichos equipos cuenten ya con el marcado CE. Requisitos de homologación que no sólo encarecen los equipos, sino que en muchas ocasiones impiden su acceso al mercado español. Los navegantes se consideran un colectivo responsable, no una recua de patos necesitada de guía y supervisión constante.
Por último, recuerdan los navegantes a la DGMM que las vidas en juego en el mar son las suyas, y también que llevan años incumpliendo su compromiso de facilitar a Anavre el desglose de la casuística de accidentes e incidentes en la náutica recreativa para que todos puedan contribuir a su prevención.
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