La reciente decisión del Reino Unido de mantener el cierre de la pesquería de lanzón (tobisfiskeri) en sus aguas del mar del Norte ha generado una profunda inquietud en el sector pesquero danés y entre las autoridades europeas. El anuncio, realizado por el gobierno británico el 25 de junio de 2025, confirma que, pese a reconocer errores en el procedimiento inicial, la medida seguirá vigente tras una nueva revisión interna. Según Londres, la decisión se basa en la necesidad de proteger el ecosistema marino y garantizar un buen estado ambiental.
Sin embargo, las autoridades pesqueras danesas han expresado su desacuerdo con el enfoque adoptado por el Reino Unido. Consideran que este se basa en informes nacionales en lugar de en la evaluación científica independiente del Consejo Internacional para la Exploración del Mar (ICES), que es el organismo de referencia en Europa para la gestión sostenible de los recursos marinos. Este desacoplamiento, señalan, “socava la confianza en la mejor asesoría científica disponible”, que es piedra angular de los acuerdos internacionales en materia pesquera.
La preocupación principal radica en las consecuencias socioeconómicas que esta medida podría tener, especialmente en Dinamarca, cuya industria pesquera y de procesamiento depende en gran medida de la pesca del lanzón. Para los actores del sector, la prohibición británica no se justifica con base en las recomendaciones científicas actuales y supone un golpe desproporcionado para las flotas afectadas.
Asimismo, recalcan la importancia de mantener el rol de ICES como fuente objetiva de asesoramiento científico y piden que el acceso a esta pesquería se garantice en base a criterios técnicos y en el marco de los acuerdos bilaterales existentes, como el Acuerdo de Comercio y Cooperación (TCA) entre la Unión Europea y el Reino Unido.
Cabe recordar que, el pasado 19 de mayo, ambas partes acordaron prolongar el acceso mutuo a sus aguas territoriales por 12 años más. Si bien esta extensión se valora como un paso positivo hacia la estabilidad y previsibilidad del sector, se considera contradictorio que, pese a este entendimiento, el Reino Unido mantenga un veto unilateral que afecta directamente a las flotas comunitarias.
Ante esta situación, se insta a las autoridades danesas y europeas a redoblar esfuerzos diplomáticos y técnicos para reabrir el acceso al lanzón en aguas británicas. La petición se basa en la necesidad de que las decisiones futuras sobre esta y otras pesquerías comunes se adopten con transparencia, respeto mutuo y, sobre todo, fundamentadas en datos científicos fiables y compartidos.
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