La compañía gaditana reorganiza su producción de atún y pulpo para ganar eficiencia y responder al tirón de los filetes de yellowfin y los productos listos para consumir
La gaditana Petaca Chico, uno de los grandes nombres del atún y el pulpo en España, ha dado un nuevo paso en su estrategia de crecimiento con una doble apuesta: más inversión industrial en sus plantas del sur y el lanzamiento de una gama ampliada de productos de atún yellowfin, desde filetes congelados hasta referencias listas para consumir. Según ha trascendido en medios internacionales del sector, la reorganización interna tiene como objetivo ganar eficiencia y capacidad para atender una demanda al alza de steaks de yellowfin y productos ready-to-eat, especialmente en el canal retail y la restauración organizada.
Fundada en 1993 en Conil de la Frontera por la familia Muñoz Brenes, Petaca Chico se ha consolidado en estas tres décadas como un referente en el atún rojo salvaje de almadraba, al tiempo que ha diversificado su negocio hacia el pulpo, otros túnidos y pescado fresco y congelado. La compañía opera hoy tres plantas de producción, con unos 20.000 metros cuadrados y cámaras de frío a -25 ºC y -60 ºC repartidas entre Conil y la capital gaditana, y exporta a más de 25 países, principalmente a través de grandes superficies y cadenas de distribución.
En los últimos años, el grupo ha encadenado varios movimientos de calado en el ámbito industrial. En 2021, amplió su presencia en el recinto fiscal de la Zona Franca de Cádiz, donde cuadruplicó superficie con la incorporación de una nueva planta de transformación de productos pesqueros, respaldada por una inversión inicial de 2,5 millones de euros que podría alcanzar los 4,6 millones a medio plazo. La operación permitió aumentar de forma significativa la capacidad de frío industrial, hasta unas 3.200 toneladas de almacenamiento congelado, consolidando el enclave gaditano como uno de los grandes nodos logísticos de la empresa.
A comienzos de 2025, Petaca Chico anunció también un refuerzo de la producción de pulpo cocido en su planta de la Zona Franca, alineado con el auge de las soluciones listas para consumir tanto en el mercado nacional como en el exterior. Ese foco en el valor añadido y en los productos de conveniencia se extiende ahora al negocio del atún yellowfin, que gana peso en el porfolio junto al tradicional atún rojo de almadraba y a los cefalópodos.
De acuerdo con la información avanzada por la prensa especializada, la compañía ha acometido recientemente una modernización y redistribución de sus líneas de procesado en el sur de España, con el fin de separar más claramente los flujos de producto por especie y por formato: bluefin de almadraba, yellowfin oceánico y pulpo. Esta reorganización productiva permite optimizar rendimientos, reducir tiempos de manipulado y ganar flexibilidad a la hora de lanzar nuevas referencias.
En el caso del atún yellowfin –un producto clave para el mercado internacional, especialmente en filetes y lomos congelados–, Petaca Chico está poniendo el acento en cortes adaptados a las necesidades de la gran distribución y de la restauración moderna: steaks porcionados, lomos listos para filetear en mostrador y formatos envasados en atmósfera protegida, pensados para ampliar la vida útil y facilitar la gestión del lineal. A ello se suma una oferta en expansión de productos listos para consumir o de fácil preparación, que encaja con la demanda de proteínas marinas saludables en formatos cómodos y rápidos de cocinar.
La empresa llega a esta nueva fase de inversión con una base sólida en materia de aprovisionamiento. Petaca Chico opera varias almadrabas en Barbate (Cádiz), en el Algarve portugués y en la costa marroquí de Tahadart, lo que le permite controlar de principio a fin la cadena del atún rojo salvaje, desde la captura hasta la ultracongelación a -60 ºC y la comercialización de distintas piezas y elaborados. En paralelo, ha desarrollado cadenas de suministro específicas para el atún yellowfin y el pulpo, con acuerdos en Marruecos y Mauritania y una presencia creciente en puertos y zonas francas del Estrecho.
El refuerzo industrial y el giro hacia productos de mayor valor añadido no es casual. Según datos públicos, alrededor de un 30 % de la facturación de la compañía procede ya de la exportación de pulpo y atún yellowfin, mientras que el atún rojo de almadraba aporta en torno al 10 %. En un contexto de fuerte competencia en los mercados internacionales de túnidos, la capacidad de ofrecer cortes homogéneos, trazables y en formatos adaptados a los grandes compradores se convierte en un factor diferenciador.
Fuentes del sector señalan, además, que la reorientación hacia steaks y productos listos para consumir responde a tendencias de consumo que van más allá de España. El crecimiento de la acuicultura, la consolidación de la distribución moderna y el auge de las dietas ricas en proteína de origen marino han disparado la demanda de formatos cómodos, estables y de fácil preparación, frente al pescado entero o las piezas menos elaboradas. En este escenario, empresas con músculo industrial y experiencia exportadora, como Petaca Chico, buscan posicionarse como socios de referencia para retailers y cadenas de restauración en Europa y otros mercados.
La apuesta por el yellowfin no significa, sin embargo, renunciar al ADN de la casa. La firma mantiene su estrategia de diferenciación en torno al atún rojo de almadraba –con líneas de fresco en temporada y ultracongelado el resto del año– y a una cartera que incluye salazones, conservas y productos gastronómicos ligados a la marca Almadraba. Más bien, el movimiento pretende equilibrar el peso de sus distintas divisiones, reforzando la base de volumen con yellowfin y pulpo, y reservando el atún rojo como producto bandera en términos de imagen y posicionamiento gastronómico.
En la vertiente laboral y territorial, las inversiones en plantas y almacenamiento frío en Cádiz y Conil se traducen en más actividad y empleo especializado en una provincia donde el sector pesquero y transformador sigue siendo un pilar económico. La ampliación de instalaciones en la Zona Franca, por ejemplo, ha supuesto un aumento de capacidad productiva y logística que, según las autoridades del recinto, refuerza tanto la internacionalización de Petaca Chico como la atracción de nuevas inversiones al área.
De cara al futuro, la hoja de ruta de la compañía apunta a seguir creciendo sobre tres ejes: control de la materia prima, innovación en formatos y diversificación de mercados. La reorganización de plantas y la nueva ofensiva con productos de atún yellowfin encajan en ese guion: hacer más eficiente lo que ya existe, aprovechar instalaciones recientes para aumentar la capacidad de elaboración y consolidar una oferta capaz de competir en precio, calidad y valor añadido frente a otros grandes proveedores globales de túnidos y cefalópodos.
En un momento en que el mercado del atún vive pendiente de las decisiones de las organizaciones regionales de ordenación pesquera y de la evolución de los costes energéticos y logísticos, movimientos como el de Petaca Chico confirman que una parte de la industria española ha optado por adelantarse: invertir en plantas, reorganizar procesos y subir peldaños en la cadena de valor para que el nombre de Cádiz y de la almadraba siga asociado, también en el yellowfin, a productos de alta gama y a una industria capaz de competir de tú a tú en los grandes mercados internacionales.
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