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Pescadores franceses inquietos por robos de barcos atribuidos a pasadores de migrantes

Contrabandistas de humanos, que querían cruzar el canal de la Mancha con migrantes tentados por Inglaterra, causaron destrozos en su barco dos veces en una semana. Laurent Merlin está preocupado, al igual que sus colegas pescadores basados en este puerto del norte de Francia.Su red de enmalle, de una quincena de metros de largo, fue dañada durante la noche, por primera vez el 27 de diciembre y una segunda el 2 de enero.

«A las 07h00 un colega de otro barco me llamó para decirme que el portón de la pasarela estaba abierto», dijo a la AFP este pescador, mientras descargaba sus cajones llenos de platijas y bacalao fresco. «Me sorprendió ver el portón dañado, la bisagra rota, mi contador del motor arrancado, mis cables cortados», añadió.

Consecuencia: un día de pesca perdido –y el lucro cesante que ello conlleva–, el tiempo de arreglar todo esto.

Su desventura no es un caso aislado: desde mediados de noviembre, dos barcos fueron robados y una docena fueron dañados por los pasadores de migrantes, que intentan hacer cruzar a sus «clientes», sobre todo iraníes, a Reino Unido. Estos últimos, por lo general cuentan con más medios económicos que otros inmigrantes ilegales, que intentan cruzar por el tunel bajo la Mancha escondidos en camiones de carga.

Según la policía, la travesía en un barco pesquero robado cuesta entre 10.000 y 15.000 euros por pasajero. En tanto el precio de un cruce en camión suele oscilar entre los 4.000 y 8.000 euros.

«Al principio, era una inquietud (…) y ahora, ésta ha aumentado a gran velocidad. Hay miedo pero también cólera», insiste Stéphane Pinto, vicepresidente del Comité regional de pescadores y representante de los rederos del departamento de Hauts-de-France (norte).

Según el ministerio del Interior, en 2018, un total de 504 migrantes, sobre todo iraníes, intentaron cruzar el canal de la Mancha en embarcaciones y 276 de ellos lograron «alcanzar aguas y costas británicas», algunos utilizando cámaras de neumáticos de camión.

«Según indicaciones de los migrantes, ellos mismos tripulan los barcos, para lo cual los traficantes les brindan los medios y les dicen que vayan en dirección a la antena roja de (el puerto británico de) Dover», destaca Vincent Kasprzyk, jefe de la Brigada móvil de búsqueda de la Policía de Fronteras (PAF), cerca de Calais.

Precauciones

En este contexto, algunos pescadores han tomado sus precauciones, como quitar las llaves y las baterías para evitar que los contrabandistas de humanos enciendan los motores de sus barcos. «Es nuestra herramienta de trabajo. Cuando llegas por la mañana, no estás seguro de poder salir mar afuera», dice Jean-Yves Noël, uno de los 32 patrones de pesca del puerto pesquero más grande de Francia.

¿Sus demandas? Más vigilancia, a lo que las autoridades se han comprometido y tienen la intención de continuar en el marco de los recientes anuncios de refuerzos del ministro del Interior, Christophe Castaner.

«Pondremos en marcha una serie de medidas para tratar de que el robo de embarcaciones sea lo más difícil posible y (los pasadores) fracasen en sus intentos», afirma el subprefecto Jean-Philippe Venin, sin dar un plazo al respecto.

Entre estas medidas destacan la iluminación y videovigilancia del muelle. La instalación de alarmas en los barcos también podría ser subvencionada.

El Estado también está buscando la financiación para que un vigilante recorra con un perro el muelle durante la noche.

En cuanto a los barcos, los días de descanso podrían quedar en las esclusas cerradas del puerto, debidamente encadenados, lo que algunos pescadores ya están haciendo. Esto significaría un presupuesto de unos 400.000 euros, parte del cual los británicos podrían tomar a su cargo.

«Hay una urgencia, y debemos tratarla con urgencia», señala Jean-Francois Rapin, consejero regional, afirmando que estudia una posible ayuda financiera para compensar a quienes sus barcos han sido dañados.

Esto tranquiliza a los pescadores. Ante una mayor seguridad en el puerto, los pasadores podrían irse de allí o utilizar otros métodos. Algo que las autoridades no excluyen, a pesar de que se trata del punto más cercano a la costa inglesa (33 km).

A 50 km de allí, en el puerto de Gravelines, un iraní intentó recientemente robar barcos. Fue condenado a seis meses de prisión en suspenso.

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