Los pescadores artesanos de Lambayque, en Perú, se unen en una cadena humana contra la llegada de un buque de prospecciones sísmicas, fletado por la industria petrolera. El espacio, ya degradado por la extracción de anchoveta para harinas, ronda las aguas de la recién creada Reserva Nacional Tropical del Mar de Grau.
Pescadores artesanos y hombres del mar de Santa Rosa y San José se unieron en una cadena humana que recorrió las playas de Lambayeque, al norte del Perú, alertando de la llegada de un buque de prospección sísmica marina que trabaja en la búsqueda de yacimientos petrolíferos marinos en la costa cercana a Chiclayo, en Lambayeque y La Libertad (Trujillo).
Las prospecciones tienen lugar junto al área de 115.675 hectáreas marinas que el gobierno peruano declaró hace tres meses (el 20 de abril de 2024) como Reserva Nacional Mar Tropical de Grau, en aguas de la vecina Piura y Tumbes. El tamaño de la reserva solo responde a una pequeña parte del Mar de Grau, que abarca más de 3000 kilómetros de litoral y es considerado entre los 70 espacios marinos más biodiversos del planeta -según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN)- y alberga diferentes recursos hidrobiológicos, con más de mil especies de peces, además de moluscos, crustáceos y algas.
Las agrupaciones de pescadores de la zona han emitido un comunicado en el que que hacen notar que el norte del Perú, desde Tumbes hasta Ancash, provee del 60% de la pesca artesanal destinada para consumo humano del país. “es fuente de trabajo, dicen, para los pescadores artesanales y ancestrales que conservan prácticas que no son lesivas para el medio ambiente y ecosistemas, mata a alevines, desorientan y genera varazón de cetáceos y ahuyenta a cardúmenes, afectando el trabajo de pescadores artesanales y la provisión de recursos hidrobiológicos”.
Esta franja costera tradicionalmente afectada por la pesca indiscriminada de anchoveta, con destino a la producción de harinas de pescado para el consumo animal. El trabajo de los arrastreros, que incursionan en las cinco millas marinas reservadas para la pesca artesanal, ha puesto en peligro buena parte de los recursos marinos. La pesca de especies tradicionalmente abundantes en esta costa, como la del mero, se ha ido desplazando en los últimos años hacia Ecuador.
La creación de la reserva nacional se produjo con la salvaguarda de todos los contratos de explotación preexistentes, lo que en la realidad peruana supone la sobre explotación de sus caladeros.
El cocinero lambayecano Héctor Solís (Fiesta y La Picantería en Chiclayo y Lima) ha sido el primero en sumarse a la petición de los pescadores, que esperan el respaldo del resto de la clase culinaria limeña que obtiene buena parte de sus recursos marinos en estas aguas.
Fuente: 7 Caníbales
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