Sector Pesquero

Pescadores de Cádiz ven que la alga asiática va a acabar con el sector

Los pescadores de la zona de Conil, Barbate y Algeciras denuncian que el alga asiática invasora que llegó en el 2015 no ha dejado de crecer. Está por todo el fondo marino y les impide que su faena sea rentable. Volver a puerto con toneladas de algas en las redes, sin apenas pescado, se ha convertido en un drama habitual para los pescadores que faenan en buena parte de Cádiz, un mar en el que se enfrentan a un nuevo «enemigo» llamado Rugoleptrix Okamurae que se extiende con virulencia.

«Esto es un desastre, es trabajar para nada. Es un problema que nadie sabe solucionar, dice Javier Arriola, patrón del pesquero «Alba Marina» de Conil de la Frontera, que tras faenar toda la noche vuelve a puerto con unas cuatro toneladas de este alga en sus redes. «Se nos podría haber hundido hasta el barco», lamenta.

Solo en la lonja de Conil han dejado de ganar millón y medio de euros al año. Poder subsistir es lo que quieren y, como barrer el fondo marino es inviable, piden una cuota para el atún. De esa forma, dicen, compensarían los devastadores efectos de la regulpteryx. «Está en un estado muy activo, puede que cuando empiecen a bajar las temperaturas se suavice», explica María Altamirano, presidenta de la Sociedad Española de Ficología y profesora de Botánica y Fisiología Vegetal de la Universidad de Málaga.

Un comportamiento «único» del Estrecho

Ella fue quien en 2016, cuando le enviaron unas muestras de las arribazones que comenzaron a llegar a Ceuta, la identificó como Rugulopterix Okamurae, un alga parda procedente de Japón, China y Corea y que, fuera del Pacífico, solo se ha detectado en un lago costero de Francia.

En ningún lugar ha tenido el comportamiento invasor que ha desarrollado en el Estrecho de Gibraltar y que, además de a la pesca, amenaza con ser un grave problema para el turismo de playa que sostiene buena parte de la economía de la zona. La hipótesis que se maneja es que viajó al Estrecho de Gibraltar en las aguas de lastre de algún mercante procedente de Asia y que se arrojaron sin control.

Desplazarse para sobrevivir

«Dios quiera que me equivoque, yo esto de las aguas de lastre no me lo creo. Para mí que es cosa de las temperaturas del agua. No están como hace veinte años, las aguas están de otra manera», dice Leoncio Fernández, pescador de La Línea de la Concepción y presidente de una asociación de pescadores «Bahía de Algeciras».  La presencia masiva del alga ha transformado el hábitat para especies que han tenido que desplazarse para sobrevivir.

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