Las cotizaciones a la Seguridad Social de los trabajadores del mar han sufrido
incrementos tan elevados que resulta ser «como un régimen general», señalan desde la Federación de Nacional de Pesca Artesanal, FENAPA.
Hasta hace muy poco tiempo, se cotizaba por un trabajador en la pesca profesional
marítima unas cuotas que permitía a los armadores llevar a cabo contrataciones con
mucha más facilidad, pues al tratarse de un régimen especial las cuotas resultantes
tenían unos coeficientes reductores.
Actualmente cualquier marinero de base, debe cotizar por encima de los 400 euros, lo que
implica qué en un barco de bajura, que como mínimo lleva tres tripulantes, las cargas
sociales y ello, sin incluir el salario a la parte, se han duplicado en menos de tres años.
«Decir que un autónomo de la mar, es de régimen especial, ya no se sabe en qué
consiste esa especialidad, pues se cotiza en las mismas condiciones que en un Régimen
General, la única diferencia es que te puedes jubilar con 60 años, siempre que se
tengan como mínimo 35 años cotizados», señalan desde FENAPA..
Ante esta situación juzgan los representantes de los pescadores «resulta más atractivo no trabajar, pues las pensiones no contributivas se acercan mucho a una pensión media de un trabajador de la mar en la pesca de bajura».
En este sentido FENAPA mantienen que «no resulta rentable ni para el armador ni para los trabajadores con los aumentos a las cotizaciones tan elevados que se han producido en los últimos tiempos».
De hecho, los pescadores artesanales mantienen que » creaíamos qué con la reforma de la ley de pesca se iban a alcanzar beneficios sustanciales. Nada de lo esperado, pues el hecho de que se hayan incluido al colectivo de rederas, mariscadoras, neskatillas, venia siendo una reivindicación de años, que finalmente y gracias a la incansable lucha de las mujeres gallegas, se ha conseguido. Pero, resulta muy curioso que a fecha de hoy no se haya conseguido que enfermedades tan comunes en las mariscadoras y rederas, que son
consecuencia directa de su actividad en el mundo de la pesca, y en el contacto
permanente con el agua; no sean consideradas enfermedades laborales, sino enfermedades comunes a todos los ciudadanos» .
Mariscadoras
Por otro lado, desde Fenapa, «ni que decir tiene, que una trabajadora de la mar que está de forma constante en contacto con el agua, pues marisquean a pie, sufran enfermedades como la artrosis, artritis, reuma, entre otras que son directamente proporcionales a las actividades que desarrollan».
Por otro lado, exponen que » hasta qué punto ha de explicarse que el ISM, no comprenda que hay mayor incidencia de estas enfermedades. Suelen ser más recurrentes en las personas que trabajan en un medio como es el agua y en contacto directo con el agua durante 35 largos años para poder acceder a una pensión de jubilación que tampoco supera ni el salario mínimo interprofesional.»
En este sentido, los pescadores artesanales están preocupados por la rentabilidad que «no sólo redunda en los salarios que durante la época de actividad, se puedan obrar. La rentabilidad también tiene mucho que ver con la pensión que vamos a tener cuando llegue el momento de la jubilación y su poder adquisitivo».
Rentabilidad final
Finalmente, este sector alega que «queda aún un recorrido y de muchas negociaciones para que los trabajadores y trabajadoras de la pesca profesional marítima tengan esos derechos, que antaño si disfrutaban y que actualmente sus costes sociales se asemejan a cualquier otra actividad profesional con menos riesgos para la vida y para la salud de éstos
trabajadores de la mar y en la mar».
En conclusión, los pescadores exigen que «los convenios colectivos han de ponerse encima de la mesa y pedir el reconocimiento de patologías y enfermedades propias de su actividad y que a fecha de hoy están siendo consideradas enfermedades comunes y no vinculadas a éstos trabajador. Es muy fácil legislar y decidir desde los despachos sin conocer la realidad de éstos trabajadores de la mar».
